Right now
I wish you were here with me
'Cause right now
Everything is new to me
You know I can't fight the feeling
And every night I feel it
Right now
I wish you were here with me


El día había llegado, tendría mi tan ansiada cita con Yukihira. Me levanté de la cama con algo de pesadez, la noche anterior me había acostado tarde probando un juego que adquirí en una tienda de segunda mano: Silent Hill 2. Me froté el ojo izquierdo y coloqué los pies en el gélido suelo. Un cosquilleo recorrió toda mi espalda. – Malditos juegos de terror… - susurré bostezando, caminando con los ojos cerrados. Era mi día libre, un sábado donde no tenía que ir al restaurante a trabajar. Ya me encargué de hablar con el director de la academia y con mi jefe del trabajo sobre mi cambio de cuerpo y al parecer se lo tomaron mejor de lo que pensé, de hecho, me miraban mejor, como si fuese ahora más pequeña e indefensa que antes. Fui directa a la ducha, esquivando el mando de la PlayStation 2 aun conectado a la consola. ¿A qué hora me acosté? No quería ni recordarlo, pero las ojeras que tenía eran dignas de mención.

Estaba nerviosa, aunque costase creerme. Llevaba sin ver al chico tres días desde la primera vez. Nuestro encuentro fue más que casual, cosas del destino dirían algunos, pero no me arrepentía de nada. Me había interesado bastante por conocerlo más y ese sería el día. ¿Dónde podríamos ir? ¿Al cine? ¿A un parque? ¿De tiendas? Moví la cabeza, secando mi pelo con el secador, pensativa. Me miraba fijamente a los ojos, sin despegar la mirada de las ojeras, eran como una maldición. Saqué de uno de los cajoncitos el anti-ojeras y tan solo me puse un poco. El maquillaje no me gustaba, pero a veces era realmente necesario. Tan solo con la ropa interior, lencería más bien, fui hacia el armario y saqué las prendas que me pondría ese día. Un top de lino, de corte fluido y una falda vaquera, cortita y bastante mona. Me miré en el espejo, dando un par de vueltas con una sonrisa en mis labios y un ligero rubor en las pálidas mejillas, me gustaba y sabía que le iba a gustar al pelirrojo. Tomé mi teléfono móvil, mirando la hora. Habíamos quedado en la plaza principal de nuestro distrito, era temprano y aun podíamos dar una pequeña vuelta antes de comer. Si todo iba según lo planeado, podría venir a mi piso cuando el Sol baje y le podría preparar una cena deliciosa. Estaba deseando poder cocinar para él, ahora mismo era como mi mayor aspiración y no quería defraudarlo.

Caminé tranquilamente hacia el encuentro, dando de vez en cuando pequeños saltitos de emoción. Yo no solía actuar así, era una chica más bien reservada la gran parte de las veces en espacios públicos, pero realmente estaba excitada por volver a verlo. Al llegar me quedé sentada en el bordillo de la fuente, con las manos posadas en mi regazo, observando todo el lugar. El día no era caluroso, pero tampoco frío, estaba en la temperatura ideal. Muchas personas habían decidido salir con sus parejas, hijos o amigos a dar un paseo en esas horas del día mientras que yo me limitaba a esperar a mi acompañante. Me coloqué un mechón detrás de la oreja, notando la mirada de un par de muchachos, jóvenes, más o menos de la misma edad que Yukihira. Estos se fueron acercando tranquilamente hasta mi posición. Antes de que dijesen nada pude divisar al pelirrojo llegando a la plaza. Salí casi corriendo, empujando de una forma bastante descortés a los dos, pasando entre ambos y colocándome enfrente de Yukihira –Buenas – exclamé con una ligera sonrisa en el rostro - ¿Qué te parece si nos movemos de aquí? Hay dos babosos ahí que se me estaban acercando – refunfuñé con el ceño ligeramente fruncido – Me gusta como vienes hoy vestido… - le miré de arriba abajo con una sonrisa ahora más juguetona – Bastante guapo, si señor ¿Dónde quieres ir? – comenté agarrándome a su brazo y juntándome a él, mirando de reojo a los otros dos y dejando claro que estaba ocupada, o al menos eso pensarían los acosadores.

Spoiler:

En cuanto abrí la puerta corredera del restaurante, cientos de miradas se posaron sobre mí cayendo un incómodo silencio en el proceso. El animado ambiente consumido por el ruido dejó de sonar asustándome durante unos instantes. Quedé paralizado dudoso de dar un paso a pisar el tatami del establecimiento o quedarme a donde estaba bloqueando la entrada. Hace unos segundos los escuchaba deleitando sus paladares con el arroz tres delicias de la casa. Al parecer, nada había cambiado y me alegré de verlos a todos tan contentos con tan solo verme - ¡Jojo! ¡Bendito sean mis ojos! ¿Yukihira? ¿Realmente eres tu? - uno de los clientes me identificó inmediatamente y el resto le siguió de inmediato entre gritos y aplausos - Dios pero si es él ¡A vuelto! - con una mano rascándome la nuca, avancé por el pasillo central que delimitaba la mitad de las mesas con todos observando mi paso con una grata sonrisa - Jaja ¡El mismo! - les seguí el rollo sin descuidar a la persona que estaba mas a fondo, dándome la espalda ocupado con el fuego. Algunos de los chicos eran ex-compañeros de la academia y también algunas chicas se levantaron para darme un par de toques en la espalda amigables - Yo también me alegro de verlos - mientras terminaba de intercambiar habla con los demás, aquel sujeto encargado de la cocina me lanzó un delantal envuelto sin ni si quiera girarse. Pude atraparlo al vuelo con una sola mano antes de que impactara contra mi cara. Rápidamente capté el mensaje y dibujé la misma curva arrogante que ahora decoraba su rostro - Ya tendrás tiempo para charlar en cuanto acabes con tu trabajo... - aquella voz era inconfundible - Souma, hijo mío. Bienvenido a casa - en ese breve instante, volteó hacia su espalda a mirarme y dejó un hueco libre a su lado incitándome con su otra mano a que me incorporara con él como en los viejos tiempos. No pude negarme y tras colocarme el delantal y la cinta en mi frente, me dispuse a cocinar con la abrumadora energía que me caracterizaba.

Tras dos horas de servicio, el lugar se fue vaciando - Espero que le guste - le dije al último chico que quedaba por recibir su comida para después, irse satisfecho a casa dando por finalizado el horario laboral. Ni siquiera un sábado servía de excusa para estos clientes y el restaurante. No recordaba la última vez que sudé tanto entre estas paredes pero fue bonito. Suspiré recogiendo la banda del pelo de regreso a mi muñeca y me dispuse a desaparecer por el pasillo hacia mi antigua habitación si es que estaba entera y no la había usado como almacén o algo así - Dijiste que volverías cuando te sintieras preparado de verdad - Yukihira Jouichirou, así se llama mi padre el cual estaba deshaciéndose de los platos sucios mientras yo seguía a mi aire removiento el interior del ropero - ¿Estas listo para recibir otra derrota? - aunque la distancia nos separaba era un par de metros, me supe controlar y simplemente chasqueé la lengua molesto sin sacar la cabeza del mueble - Tsk - eso mismo quiero pero tenía otros asuntos que hacer - Ya, bueno. Hoy es un caso especial. Necesito ropa nueva y como el dinero que me mandas no me llega ni para el desayuno, decidí dejarme caer por aquí - aquellas últimas palabras hicieron que el hombre fingiera sorpresa en su cara y decidió dejar aquel tema de lado para seguir con el interrogatorio - Ohh ¿Y se puede saber a qué se debe ese cambio de parecer? - en cuanto le fui a responder, regresé a la cocina completamente vestido: una sudadera blanca de manga larga, una camisa roja corta y unos pantalones vaqueros junto a unas deportivas clásicas - He quedado con Tess en la plaza - con la vista clavada a mis ojos, se acercó asustado y me revisó de arriba a bajo desde todos los ángulos posibles. Incluso me levantó los brazo y miró por debajo de la ropa sin la mas mínima delicadeza - Eh... - lo aparté empujándole la cara con la diestra manteniendo la lejanía sin sacar dicha mano hasta que se controlara - Es una chica - la cara del hombre cambió a una totalmente desconocida ¿Qué rayos le pasaba? - S-Souma... Nunca pensé que llegaría este día - de pronto, sentí como sus manos aprisionaba mis hombros para chocar nuestras miradas de forma obligatoria. Me estaba dando miedo - ¿S-Si? - inconscientemente, comencé a sudar en frío con cierta presión torturando todo mi cuerpo y mas la que ya emanaba de por si el viejo - Te enseñaré un secreto que te ayudará a mejorar tu habilidad culinaria - con la garganta reseca, tragué saliva pero previendo que sería alguna de sus muchas bromas, escapé de su agarre y me hice con una bolsa de plástico que dejé preparado especialmente para esta ocasión en la barra - Lo siento, voy a llegar tarde. Otro día me lo cuentas - y dicho esto, salí corriendo hacia la calle en dirección al punto de encuentro.  Jouichirou dejó escapar un suspiro y sonrió a llevarse un tentáculo de calamar quemado a la boca.

Escucha Souma...
"El secreto para convertirse en un buen chef es conocer a una mujer a la que quieras darle toda la comida que tu prepares"

El camino fue corto. Ya era la hora y el sitio estaba repleto de parejas la mar de empalagosas con sus respectivos acompañantes. Dejé de lado cualquier distracción para concentrarme en buscar a Tess entre la multitud ¿La podría reconocer entre tantísima gente? A lo mejor había llegado el primero pero me puse a pensar y ella no era la clase que chica que llegaría tarde. Estoy seguro. Había pasado ¿Dos? ¿Tres días desde la última vez que hablamos? ¿O fue mas? No terminé por situarme y entre que me hacía a la idea, la pude ver acercándose hacia mí recibiéndome con una de sus sonrisas. Le correspondí de igual manera curvando mis labios de felicidad - ¡Tess! Estás guapísima ¡Radiante! - solo después de mirarla un poco rápido con la mano libre agarrándome el mentón interesante, la saludé alzando la palma - Siento haberte hecho esperar. Estaba ayudando en Yukihira y se me fue el santo al cielo - dejé que se aferrara a mi brazo sin descuidar que no se tambaleara demasiado la bolsa que llevaba en la otra. Solo después me fijé la dirección en la que puntaba los ojos de Tess ¿Le habían hecho algo mientras estaba sola? Empecé a imaginarme cosas turbias. Mi mirada cambió a una de pupilas opaca a medida que se agrietaba de ira con el cuello girado hacia un par de chicos que nos observaba ¿Qué querían de ella? Para evitar cualquier tipo de escándalo, volví a ver a la morena para mantener la simpática expresión en mi rostro - ¿Qué? ¡Ah! Vale, vayamos al parque entonces - dije dirigiendo la marcha sintiendo mis pulsaciones relajándose pero no porque estuviera nervioso. Si no mas bien por la rabia que estaba a punto de explotar mis arterias. Entonces, asenté la cabeza y respiré profundamente en mi interior. Ojalá no nos estuvieran persiguiendo - Y dime, ¿has hecho algo interesante estos días? Te extrañé mucho - era cierto y espero que se lo haya pasado mejor que yo. El trabajo nunca cesaba ni si quiera en verano.

El camino hacia el parque estaba resultando la mar de placentero reviviendo viejas charlas con total naturalidad. El trabajo que tenía como cocinero en uno de los restaurantes de la estación espacial de Kosmov me consumió todo ápice de atención y aunque pasaron dos días desde nuestro último encuentro, recordaba los momentos en el río como si se hubieran llevado a cabo ayer mismo. Uno de los relojes que estaba plantado en la fuente me ayudó a situarme en el calendario y observar a Tess con una cara distinta; comprendiendo mejor lo que estaba diciéndome - Hablando de restaurantes, me gustaría proponerte una cosa aunque mejor te la cuento una vez lleguemos al parque y estemos mas... tranquilos - no quería parecer presuntuoso tal que le fuera a proponer algo que jamás sería capaz de rechazar. El motivo por el que la frase se vio cortada en cierta manera, era que la mitad de mi cerebro estaba supervisando la zona. La imagen de aquellos chicos molestándola no se me iba de la cabeza pero bueno... la situación parecía tranquila. Las clases aún no habían acabado y puede que la petición es un poco precipitada, es mas, hablé de esto con él ¿Tanto le sorprendía que tengo una amiga a la que le apasiona la cocina tanto como a mí? He tenido a otros compañeros igual de cercanos aunque nos reuníamos en grupo numeroso ¿Cuál era su problema? Además, como si estuviera desempleada - No sabía que eres la clase de chica a la que le gusta los videojuegos. Podríamos jugar algún día juntos aunque de seguro me darás una paliza. Tan solo soy bueno cocinando y haciendo malabares con vasos de plástico - al menos fue sincero con ella y consigo mismo, y continuaron con aquellos ánimos durante todo el recorrido entre risas y carcajadas.

En cuanto divisamos el lugar de descanso, ella fue la que tomó la delantera siguiéndole yo a pocos metros. Era la que estaba mas entusiasmada de los dos, eso sin ninguna duda, y era adorable y relajante al mismo tiempo. Parecía totalmente despreocupada de los individuos de hace unos minutos. Mejor, así disfrutaría mejor el día y tenía que ir pensando en hacer lo mismo. No quería que por mi culpa, le estropeara el recuerdo. Tomamos asiento a los pies de un frondoso árbol cubiertos por su sombra y nos miramos mutuamente - Perfecto - le respondí acomodando la bolsa que estuve cargando durante el trayecto a mi lado con la precaución de no botar nada al suelo - Una cita... - era la primera vez que decía aquellas palabras y me sonaban algo chino por explicarme de alguna manera que no entendía - Supongo que tienes razón - Encuentro, salida, quedada, ... todo significaba lo mismo así que no había que gesticular ninguna cara extraña hasta el momento. Reunirse entre amigos era un acto la mar de normal ¿En Saturno hacían las mismas cosas que nosotros para divertirse? Empezaba a manifestar mis primeras dudas - ¿Te parece si tomamos un pequeño tentempié? - en cuanto dije aquello, saqué de la bolsa una fiambrera rectangular y marrón, con un total de séis bolas de arroz de diversos rellenos - Los preparé por si ocurría como la otra vez y nos entraba hambre - con la tapadera en la mano, me deshice de ella metiéndola en la bolsa y esperé a que actuara Tess. Los había hecho con la misma velocidad a la que estaba costumbrado atender a los clientes de Yukihira y temía que el interior no estuviera centrado del todo y repartido de forma equitativa para cada bola. Al menos, la tira de alga que partía desde su base hasta la mitad de cada uno, lucía en la posición correcta - Vamos, adelante - insistí con la mirada puesta en sus ojos - Te va a salir hasta rentable quedar conmigo tan a menudo jajaja.