Kleinn avanzaba como podía por los pasillos de la nave, tratando de ser lo más cauteloso posible. La pierna le seguí escociendo por las quemaduras y era bastante molesto, pero no le quedaba otra que seguir andando. La cosa que tenía que cargar era muy pesada, pero gracias a su fiel órgano sinbiotico le estaba sirviendo de nuevo. - Gracias, vieja fiable. -

Se seguía desplazando por la nave, atento a todo a su alrededor, pero entonces escuchó un fuerte golpe al otro lado del pasillo, y la puerta que había en esa salió volando, bastante deformada y se estampó contra la pared. De ese hueco sale una criatura, con placas oseas blancas, de forma humanoide y con pinta de no ser precisamente un "gatito".

El Doctor se sobresaltó, esa cosa casi le hace dar un brinco, pero logró serenarse. Esa cosa se veía muy amenazadora y bastante duro. Kleinn no era un soldado y si ya de por si lo tenía complicado ara luchar contra la criatura, menos aún en su estado. Optó por esconderse, y esperar hasta que el monstruo pasase de él para escabullirse. Retrocedió con cuidado, y se escabulló en la esquina anterior, alejándose del angulo de visión del monstruo. Acercó la cola, con la carga, a su cuerpo, preparó la pistola láser para disparar, por si acaso, pegándose a la pared. Trataba de respirar con calma y mantendría la respiración si el bicho se acercaba mucho a donde él estaba. Mientras esperaba que la monstruosidad se marchase, se dedicaba a desear no tener que enfrentarse a esa cosa, y preaparandose por si la confrontación se hacía inevitable.

En su emoción Yun no había contemplado la posibilidad de moverse de forma discreta, para no atraer la atención del enemigo. No le importaba realmente, pero la discreción tenia ventajas que ella no contemplo hasta que vio al monstruo. Un cuerpo insectoide de gran tamaño, apuntándole con uno de sus brazos. Se veía bastante robusto, podría ser mucho mas fuerte que ella incluso con el traje que poseía, su mente regreso no a la época en que tuvo esa misión en la colonia minera, sino a la que tuvo con Corvo no mucho tiempo atrás, contra un monstruo de roca de poder avasallador. Desde ese instante, con la emoción que tenia, olvido por completo todo tipo de circunstancia que no fuese el propio combate, ignorando el hecho de que su compañero no tenia un traje cubierto, cargo el temblor en su mano derecha y lanzo un puñetazo hacia adelante, la intención era producir con ello una onda sísmica lo bastante poderosa como para destruir todos los proyectiles en el aire.

El marco a seguir luego de su ataque no era muy distinto a lo que hizo inicialmente, pues de poder reventar aquellas espinas, se aproximaría de forma directa hasta el monstruo, nuevamente cargando el temblor en una de sus manos, para así lanzarle un puñetazo en el pecho. Esto produciría una onda expansiva que aumentaría bastante el daño, descargando el temblor directamente en su cuerpo, si era como ese monstruo de roca, seguramente internamente fuese mas sencillo de lastimar que externamente. Por otro lado, si su defensa no había sido efectiva y estas púas le lograsen impactar en el cuerpo, tendría que retirarlas con sus propias manos y posteriormente, disparar al monstruo con su arma de energía. Pensaba que así no causaría el mismo daño que atacándolo directamente, pero era una manera segura de atacar, sin perder demasiado tiempo.

Al amparo de las sombras, el doctor se ocultaba, esperando que la bestia le dejase la vía libre para escapar de esa condenada nave. Sentía como se le aceleraba el corazón a cada segundo. Por otro lado, la criatura no movía ni un músculo, si es que lo tenía, parecía no haber notado su presencia. Kleinn sabía que no podría estar mucho tiempo así, debía de pensar algo, y debía ser ya. Con una rápida ojeada se percató de la existencia de un almacén de limpieza tras su espalda.

- Eso es. - Pensó. Si conseguía llegar hasta ahí lograría esconderse mejor. Entonces sintió un enorme estruendo que recorría toda la nave, proveniente de donde debían estar corvo y la gran y curtida mercenaria. Nada más notar esto, las ideas de Kleinn se ordenaron en un instante, como por acción de un resorte. Aprovechando el estruendo, corrió hacia el armario; con suerte, todo el ruido de fondo ocultaría el sonido de sus pisadas.

Entró y cerró la puerta, pegándose a un lado de esta, atento a cualquier ruido, con el arma preparada en caso de confrontación. Así esperaría un buen rato, en caso de que se asegurase de que la criatura se marche, retomaría su camino de regreso a la nave de transporte, ya tendría tiempo de curas allí, lo primordial era llegar con la mercancía en las mejores condiciones posibles.

Al parecer su compañero podía desaparecer de algún modo, evitando que los ataques del monstruo le dieran. Eso dejaba vía libre para que pudiesen hacerle un golpe por ambos lados, e irlo debilitando, como paso con el monstruo de roca en el planeta selvático. Llena de emoción, ella libero su temblor para destruir las espinas del enemigo, para su sorpresa, no eran espinas, habían explotado en el aire, eso significaba que tenían algún tipo de combustión interna o algo asimilar. No pudo ver bien que paso a continuación pues ocurrieron una serie de detonaciones muy violentas, al punto que fue despedida hacia atrás, cayendo de espaldas al suelo mientras la luz, el fuego y el ruido no le dejaban apreciar lo que ocurría. Aturdida se levanta, mientras la visión de su pantalla se aclara, mueve repetidamente la mano de un lado al otro hasta que da de nuevo con su arma, apuntando rápidamente hacia el frente, cuando pudo ver bien todo, solamente vio a su compañero arrojado en el suelo. No quedaba ni un rastro del escarabajo o lo que rayos fuese, pero aunque poseía una ansiedad por combatir, esta extrañamente fue opacada por una cosa, la preocupación por su compañero – ¡Corvo! – Soltó su arma y fue rápidamente a verlo, de verdad lo encontraba hecho un asco, la pregunta de qué parte te duele, parecía cambiar a que parte no te duele – ¡Vamos, no me dejes aquí sola con estos adefesios! – Gritaba para intentar hacerlo recuperar la consciencia mientras, intentaba pensar que hacer.

Observa detenidamente el cuerpo del mercenario, estaba en un estado muy grave, había visto piezas de chatarra en mejor estado que Corvo. No era una gran médica, pero sabía que si un cuerpo estaba muy herido, moverlo bruscamente solo podría agravar la situación, eso era otra cosa que le desesperaba un poco, no poder ayudar a su compañero. Su nerviosismo venia de una época anterior a ser mercenaria, cuando era una simple pandillera, en esa época lo único que conocía eran sus compañeros, y tenía un fuerte lazo con ellos. Ver a Corvo le recordó esa época, y el recibir ese sentimiento de nuevo le hizo olvidar bastante rápido que el mismo le había abandonado antes. No tuvo mucho tiempo para pensar que hacer, había que devolverlo a la nave lo más rápido posible, tratarlo en ese trozo de metal sería muy peligroso. Se le ocurrió tomar la caja donde tenía las herramientas y vaciarla por completo en el suelo. Toma lo que quedaba del mercenario y lo pone en la caja, no era el mejor método pero era el más rápido del que disponía y comenzó a correr por el camino hacia la nave.

Su camino fue un poco distinto al usado con anterioridad, usaba otro más corto hacia la nave, gracias a que su casco mostraba el mapa de la zona. Pero se topo con otro de esos bichos, uno de color blanco, la reacción de Yun al verlo fue literalmente violencia pura. Cargo el temblor en su brazo, lanzando con un puñetazo una poderosa onda de choque, unas 10 veces más fuerte que la usada con el otro monstruo. Anteriormente un ataque como ese le habría destrozado por completo el brazo, pero gracias a que poseía una resistencia mucho más alta por los Yasei, solo sufría pequeños desgarros en los músculos. No se preocupaba por la integridad de la nave, ni por su propia salud, simplemente quería matar a esa cosa lo antes posible para regresar a la nave y salvar a su compañero.