El viaje hacia la nave había sido tranquilo y sin complicaciones. El "Doctor" Kleinn Von Kleiner, científico de V.T., se había embarcado en una misión, junto a otros dos mercenarios para investigar lo acontecido con su carguero. No Había llegado ninguna transmisión de este y las luces estaban desconectabas. No tenían ni la remota idea de lo que pasaba, pero pronto lo averiguaría.

Cuando las naves se acoplaron, Kleinn se dedicó unos segundos a revisar todo su equipamiento, aseguró una pistola láser, se ajustó el traje, una armadura del tipo medio, y se viró para observar a sus compañeros. Por un lado, estaba Corvo, un mercenario un tanto particular que ya conocía de antemano, es más, él estaba allí por recomendación del propio doctor. Dicho mercenario ya llevaba un tiempo trabajando para él como su ayudante en su pequeña clínica de Eden. En cuanto a la otra mercenaria, casi nada sabía de ella, pero aparentaba tener un cuerpo muy fuerte y sano, eso le agradó.

Les dirigió una mirada a sus compañeros y se dirigió a ellos con una enorme sonrisa, aquella misión le emocionaba bastante y prometía material del bueno. - Amigos, esta misión está por comenzar. Espero que tengáis todo listo. - Se rascó un poco la cabeza mientras mantenía su enorme sonrisa. - El objetivo principal será llegar a la sala de comunicaciones, necesitamos primero conseguir toda la información posible sobre los acontecimientos ocurridos en esta nave par así saber que hacer después.-

Un edificio se desploma en un planeta algo alejado del sistema, un centro de entretenimiento y apuestas que buscaba tapar un contra bando de metales. Quien causo ese derrumbe fue Yun, no era difícil imaginar porque, la habían contratado para que se deshiciera de la edificación, disputas de territorio, comerciales o simplemente matar a alguien, esas cosas le daban igual a la mercenaria siempre y cuando le pagasen. Un estilo de vida que disfrutaba bastante, hasta que se topaba con gente que buscaba regatear o que simplemente no quería pagar,  los clientes actuales eran de esos que no querían pagar, más bien quisieron matarla para no dejar testigos. Lástima que la subestimaron, ellos aprendieron que no debían molestar a alguien que podía hacer temblar la tierra. Curiosamente no le hizo falta, su renovada fuerza física le permitió lidiar con ellos sin muchos problemas, todo gracias a esas cosas extrañas de la gente gato. Aunque le encantara que sus capacidades eran más altas, le costó bastante acostumbrarse a su nuevo campo de visión debido a la forma de sus ojos, teniendo que aprender a lidiar con su nueva dentadura y uñas que nunca podía dejarlas lo suficientemente bajas.

Se encontraba en una pequeña estación espacial alrededor de Dionisius revisando que contratos tomar, cuando recibe un mensaje de Corvo Attano. Ese medico de apariencia rara estaba pidiendo a la mercenaria ayuda en un contrato de recuperación. La empresa dueña de ese contrato no le inspiraba demasiada confianza a la mercenaria, ya había escuchado de los chanchullos raros que se montaba V.T. con sus experimentos e investigaciones, pero en cierto modo le debía una a Corvo, no podía decir tampoco que le disgustara su compañía así que acepto. Así fue como ella termino en ese transporte con un tipo con cara de loco y el médico de la tripulación a la que pertenecía - ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo corvo? ¿Quién es ese tipo tan raro? – Fijo su mirada en las cosas que esa empresa les dejo. Le llamo en particular la atención una extraña armadura, tenía pinta de ser muy resistente, se la puso sin muchos problemas – Me gusta esta cosa, creo que haré la mía propia luego – El funcionamiento de ese traje había despertado su interés como mecánica. No se venía a disfrutar de nuevos juguetes, sino a trabajar, así que Yun tomo el arma más grande que vio y se coloco la mochila metálica, después de colocar ahí cargas de termina, llevando varias herramientas y colocando otras en zonas algo más accesibles de ese traje, como compartimentos a los lados o en las muñecas.

Salieron de su transporte e ingresaron en la nave que debían investigar. La mercenaria tenía idea de a donde ir primero, ya había estado en misiones así antes pero el tipo con cara de loco tenía otra idea – Vamos pues, antes terminemos esto, antes nos pagan – Comenzó a caminar por los pasillos, directo a la sala de comunicaciones. No le inspiraba mucha confianza eso, ya había pasado por algo así antes – Revisen que tengan todo a mano, no saben cuándo podrán necesitar echar mano a las armas

Desde su incursión en el planeta salvaje Corvo había cambiado su modus operandi, se permitía más a menudo el lujo de relacionarse con gente fuera del ámbito de trabajo, las más de las veces acababa sin ningún resultado fructífero o con un par de gargantas desgarradas, el se humano y sus homólogos alienigenas estaban enfermos a causa de su resignación a la rutina, ellos mismos negaban sus propias vidas con la falsa esperanza de evitar un mal desconocido, pobres ilusos aquellos que creen que renunciando a su instinto de supervivencia por una falsa seguridad que daba un imposible ideal de orden. Puede que 9 de cada 10 seres "inteligentes" tuvieran un aprecio por el auto-sacrificio a cambio de nada, pero uno obtenía sus frutos, y Corvo aprovechó la cosecha de oportunidades antes de que esta se pudriera y se volviera contra él.

En este caso la oportunidad tomó forma de un supuesto doctor relacionado con V.T. sus ideales parecían ser más realistas a la de la mayoría de seres mundanos, puede que apestara a puñalada por la espalda, pero a la vez parecía que el doctor tenía interés en las habilidades del mercenario, así que si ambos seguían siendo de utilidad al otro no rodarían demasiadas cabezas.

Entre los beneficios de su nuevo aliado temporal estaba la posibilidad de poder acceder con más facilidad a los contratos con V.T, ya que antes tenía que recurrir a múltiples contactos y servicios para poder enterarse de las nuevas ofertas.

La misión a la cual había accedido tenía un gran potencial, material biológico, el favorito del médico de la peste, si se daba la oportunidad intentaría sacarse un beneficio mayor que un par de decenas de miles de créditos. Con un traje ligero, con la máscara de curvo encima, pues ya se había acostumbrado demasiado a esta, su armamento habitual y un rifle láser junto al equipo que le habían proporcionado y con un Nurglete como acompañante Corvo iba dispuesto a conseguir algo y luego si se daba la oportunidad cumplir el contrato.

Aparte del doctor su otra acompañante también le era conocida, Yun la crea terremotos, tenía experiencia como mercenaria, su cuerpo era una fuente de recursos y le gustaba suficientemente luchar como para sacrificar su propia integridad a cambio de dar un buen par de golpes.

-Nada demasiado digno de mención aparte de conocer otro aficionado a la medicina con casi la misma nula moralidad que un servidor, entre sus conocimientos de medicina y su relación con V.T nos podría ser útil en un futuro, así que mantenerlo con vida es bastante recomendable- Respondió a Yun con el mismo tono apagado de siempre.

Dado que ninguno de los dos acompañantes tomó la iniciativa Corvo hizo el esfuerzo a regañadientes y empezó a avanzar hacia donde el doctor deseaba ir, avanzaba lentamente, asegurándose de evitar cualquier tipo de trampa mientras revisaba por los alrededores en busca de algo de ínfima importancia o la siguiente cobertura donde resguardarse mientras su monstruosidad personal de mochila, el Nurglete, iba unos diez pasos por delante mordisqueando todo lo que parecía ser una trampa.

Kleinn, antes de abandonar la nave, se aseguró de llevar consigo varias herramientas y una carga de termita, nunca se sabía que podría pasar ahí dentro. Ya con todo listo, permitió que los mercenarios avanzasen frente a el y los siguió, todos en dirección a la sala de comunicaciones de la nave. Si querían saber que estaba pasando en aquella nave, ese era el lugar más indicado, y el lo sabía.

El camino a dicha sala concurrió sin ningún tipo de problemas. El doctor se entretenía mientras veía avanzar a la pequeña criatura de su ayudante. La verdad es que uno de los motivos por los que lo había contratado era por el curioso armamento que portaba ese tipo. Criaturas y otras armas biológicas. Eran cosas muy poco comunes y que atraían su atención. Se preguntaba si algún día este le permitiría estudiar con más detenimiento aquellas cosas.

Al final llegaron a su primer destino. El lugar estaba intacto y vacío, como si de repente todo tripulante del lugar se hubiese evaporado y desaparecido de golpe. Los monitores seguían encendidos al igual que la mayoría de dispositivos de la sala. Entre todos se dedicaron a rebuscar e investigar entre los archivos y registros de las terminales. No les costó mucho tiempo y al final dieron con el blanco. Al parecer lo que transportaba esa nave era algo vivo, y algo con el poder de cambiar y alterar a otros seres (quizás era algún virus o parásito que los transformaba y convertía en monstruos). El doctor revisaba todos los datos que encontraron y mientras lo hacía, no pudo evitar esbozar una enorme sonrisa de alegría.

- Perfecto, no podía esperar menos de mis colegas de V.T. - Soltó una pequeña carcajada. - No puedo esperar a ver la mercancía. - Se quedó un poco pensativo. - Vale, ya sabemos que hay aquí y sabemos donde está y como llegar. Así que tenemos dos opciones: primera, abrirnos paso base de termita hasta llegar a la zona de carga. -  Tomó una pausa. - O, y en mi opinión el mejor plan, llegar a la zona de mando y quitar el bloqueo de esta nave, después tú, corvo, te encargarás de soltar a tu pequeño amiguito por el otro extremo de la a nave, haciendo todo el ruido y movimiento posible para llamar la atención de lo que sea que ronde dentro de esta cosa. Mientras, nosotros aprovecharemos para tomar el contenedor con lo que queda de la carga, tratando de llamar lo menos posible la atención y poder marcharnos de  aquí, felices y enteros. ¿Qué os parece?. -Se encogió de hombros y miró a los mercenarios, dejandoles a ellos elegir una de sus propuesta, aunque el prefería, claramente, la segunda. Después de ello se pondrían en marcha.

Caminar por una nave desconocida cada vez más le estaba trayendo recuerdos bastante desagradables, manteniéndose muy nerviosa en cierto sentido mientras miraba a su alrededor. Llegar a la sala de comunicaciones fue el primer paso, sin enemigos alrededor o ningún tripulante de la nave era muy extraño, todo se develo en las computadores. Un transporte de agentes biológicos que algún inepto olvido resguardar, resultando en la infección completa de la nave y un intento de hundimiento por parte de su capitán. Todo eso lo había vivido antes de una manera muy similar, era importante trazar un plan de acción, por muy armados que pudiesen estar, las capacidades de los infectados eran totalmente desconocidas – Pongámonos en marcha entonces – El puente de mando era la opción más obvia, información que podrían encontrar adicional ahí y maneras para moverse más libre por toda la nave.

No se fiaba mucho de la efectividad de esas extrañas criaturas que trajo Corvo, siempre lo vio como alguien un poco excéntrico y lo termino por comprobar. Mientras más tiempo estuviese en esa nave, más le atacaban los recuerdos de esa misión. Nada mas mientras avanzaba y se topaba con una puerta ni se limitaba a abrirla, usaba sus poderes en los pies para lanzar un temblor a las compuertas y derribarlas de una patada. Su arma se mantenía siempre apuntando hacia el frente, vigilando cualquier movimiento para directamente abrir fuego sin preguntar, no iba a pasar por todas esas cosas una segunda vez.

Cuanto más tiempo pasaba sin que nada intentara perjudicar al grupo, más inminente era el momento donde la desgracia les condujera a oro periodo de sufrimiento, Corvo esperaba que sus acompañantes fueran más o menos conscientes de esto y que no se embriagaran de las mentiras de la efímera fortuna.

La información sobre los hechos sucedidos en la nave eran prometedores, a su manera, si un simple patógeno había acabado con una nave de trabajadores profesionales, significaría que más de uno y de dos organizaciones de dudosa moral estarían interesadas en este a cambio de no precisamente pocos créditos por este.

-Interesante- Comentó sin más, mientras con un gesto ordenó al Nurglete alejarse del grupo de mercenarios a una distancia considerable mientras hacía sonidos guturales, si seguían escuchando los ruidos el Nurglete seguía vivo, si eso era bueno o malo ya dependería de la situación.

-No sé vosotros, pero si uno de esos seres os infecta, considerad la opción de amputar el miembro infectado lo antes posible, cada minutos equivalen a 10 centímetros más a amputar .-Comentó como si opinara del resultado del último partido deportivo de la semana, mientras avanzaba lentamente hacia la nueva zona.

Observó el modus operandi de Yun para abrirse paso, no es que se preocupara demasiado por os daños que sufriera la nave, se preocupaba más por los que tenía de base y del ruido que estaba causando.

-Yun, sé que es mucho pedir, pero, por favor, antes de tirar abajo la puerta, intentálo de la forma clásica, entre que puede que por una brecha exterior y echar la puerta abajo no nos iría demasiado bien, además el ruido nos pone en bandeja de plata a lo que sea que está en esta nave, y, aunque entiendo tu predilección por la lucha, una posible infección podía ser muy perjudicial para todos a corto y largo tiempo- Dijo como si recitara un apartado de un contrato formal con un tono de voz quasi robótico.

La mercenaria había armado un alboroto tremendo, así que algo asustado se pudo en guardia, por si el espectáculo de su compañera atraía a visitas indeseadas. Pero respiró con alivio cuando al fin llegaron al puente de mando sin recibir ningún ataque ni ver nada. Fue casi como un milagro. Así que sin más dilación, mandó a los dos mercenarios a que le echasen una mano observando el lugar en busca de cualquier información. Él se dedicó a pasar de un panel a otro, examinando todo lo que iba encontrando a su paso. Planos de la nave, información del estado de esta y demás. Vio que había varias zonas dañadas o con restos de esas cosas.

Kleinn, que quizá no parecía la persona más cerda del mundo, ademas de que le carcomían las ganas de saber como eran esas cosas y de que eran capaces, no era tan estúpido. Sabía que uno siempre debe jugarse el pellejo, pero solo hasta cierto punto. Se dedicó a tomar nota de todos los datos recopilados de la nave y al fin estableció un plano, una mapa en el que seguirían una trayectoria. Había trazado un camino, que evitaba las zonas más dañadas o con más indicios de las criaturas. Si podían reducir la posibilidad de encontrarse con esas cosas, mejor serían las cosas.

- Chicos, tengo un plan. - Saco el mapa que había marcado. - He estado mirando por los monitores las zonas más afectadas y peligrosas y las he marcado. Luego he trazado una trayectoria con la que evitaremos esos lugares. Con esto, la posibilidad de encontramos con el peligro es menor... pero no nula. - se pudo a dar vueltas en circulo mientras le explicaba su plan a sus compañeros de misión. - Debemos seguir es trayectoria con sumo cuidado, tratando de llamar mucho la atención y alertas. No soy un experto en combate, pero quisiera que siguiésemos esta formación. - Tomó una pausa para ordenar sus ideas. - Tú. - señaló a la enorme mujer. - Tu irás delante, tienes el suficiente poder ofensivo para enfrentarte a lo que se nos cruce... pero procura no ir armando un jaleo como el de antes, no queremos que sepan donde estamos. - Se dirigió ahora a corvo. - Tú, ve a mis espaldas, te encargarás de la lucha en retaguardia. - Les dio por un momento la espalda. - Y en cuanto a mi, yo iré en el medio. - Tomó el mapa que había trazado,quitó el bloqueo de seguridad, organizó a su grupo y se puso en marcha. Trataba de avanzar con cuando, siguiendo la ruta que habían trazado en dirección al puente de carga. Mientras avanzaban Kleinn tenía activa la visión térmica, por si acaso.