Ispago yacía medio adormecido sobre el sofá de su habitación personal, estaba muerto de aburrimiento: dentro de pocos días haría un mes que el gobierno de Edén no le solicitaba para ninguna misión. Dado que Ispago no quería meterse en problemas con el gobierno de Edén ni con ninguna organización exterior, este se había quedado en su nave, leyendo libros que tenía pendientes, mientras observaba como su nave giraba alrededor de Edén.
Cuando su móvil sonó para informar que le había llegado un mensaje, Ispago casi sufre un infarto, en parte, por que estaba absorto en su libro, por otra por la emoción de poder salir de su nave y hacer justicia.
Leyó el mensaje en cuestión de segundos, no era muy largo, además la mayor parte eran formalidades de relleno, el mensaje explicaba que un agente de Edén solicitaba ayuda para acabar con una poderosa banda criminal, y que Ispago era el más apto para la misión, dado que como Ispago no forma oficialmente parte del ejército del planeta, era muy poco probable que los políticos comprados por la mafia supieran de él, ademas que en caso que las cosas interfirieran con otros gobiernos, Ispago podría actuar de forma rápida, sin necesidad de permisos gubernamentales.
Ispago mando preparar una nave con destino a una zona cercana al lugar donde estaba el agente en cuestión, cogió su equipo, preparó su chapa de identificación y se informó un poco sobre el agente con quien iba a colaborar.
Media hora después Ispago estaba a unos 15 metros de la zona del crimen, ando hasta allí teniendo que mostrar su identificación a cualquier agente, y esperarse unos 5 minutos a que estos le dejaran pasar.

Entró a la casa, el informe no podía haber definido mejor la escena, eso no era un asesinato, era una matanza digna de una trinchera de guerra. Ispago había visto escenas similares, pero las víctimas siempre habían sido criminales o altos cargos públicos, no familias inocentes.

Ispago observó un alienigena trasteando con su móvil, Ispago le reconoció de las fotos que había cotilleado hacía un momento, era Puff Blaze, un famoso soldado de Edén, conocido por su eficacia en misiones y su honor inquebrantable.

Para variar, Ispago estaba tenso, ya que siempre se ponía muy nervioso hablando con desconocidos. Se paró un instante para calmarse, se acerco a su nuevo aliado y le dijo con un tono amigable, aunque con unas pausas causadas por el nerviosismo:<<Hola, soy Ispago, teniente semi-oficial de Edén, al parecer me han enviado aquí para colaborar contigo, sra un placer ayudarte a exterminar a esa panda de mafiosos desalmados.>>

Ispago tragó saliva, había cosas que odiaba a muerte y luego estaba tener que ir en coche o en algo similar a algún sitio, Ispago se mareaba de una forma absurda, por poco tiempo que fuera tendía a acabar en un estado comatoso y con la sensación de que le habían cambiado toda su sangre por cemento líquido,por suerte ya estaba preparado. Mientras que con su mano izquierda sacaba un tubo amplio de uno de los múltiples bolsillos que tenía su camisa, con su mano derecha empezaba a trastear con su PDA, la cual siempre estaba conectada al super-ordenador de la nave de Ispago, para buscar todo los documentos relacionados con las palabras "slow mo", "mafia", "corrupto", y "Edén",  finalmente, con su cola gatuna buscó en su gabardina una botella de agua que siempre se aseguraba de tener llena.
Mientras se preparaba para tragarse la maldita pastilla dijo a su compañero: -No te preocupes, son solo pastillas contra el mareo-Se tragó una pastilla, ancha de color amarillento y con el logo de la farmacéutica que la fabricaba escrito en relieve, y con un sabor que, irónicamente,  casi daban ganas de vomitar, y a toda velocidad se bebió medio litro de agua- vale, perdón por la espera.
Entro en el speeder mientras mostraba 3 direcciones, cada una con imágenes de la zona donde se mostraban algunas personas buscadas por la ley o presuntos corruptos con una lista de "falsos crímenes" digna de una saga de películas antigua de cine negro.
-Bueno, tengo tres sitios que están relativamente cerca y seguro que encontramos algo, cada uno con alguna clara ventaja y desventaja- Ispago tocó la pantalla y mostró una calle de aspecto turbio, donde destacaba una estatua importada des de la Tierra-nuestra primera opción es la calle Ming, famosa por la estatua de la Tierra de un famosete del mismo nombre, conocida por sus mercadillos de droga y armas baratos, a favor tiene que seguro que encontramos algún puesto ilegal, pero seguramente solo nos encontraremos con don nadies, mandados y gente con deudas de la mafia, en resumen gente que no echarán en falta.-Hizo una mueca, esperaba que no se decantara por esa opción dado que estaba seguro que no habría ninguna lucha interesante, mostró el siguiente sitio, unos apartamentos de pisos grises que contrastaban con la inmensa fauna que invadía las vallas de acero cercanas- Luego tenemos este bloque de pisos en medio de un bosque de las afueras, hay múltiples imagines captadas por radar donde se ve a mafiosos paseando por ahí, sin hacer ninguna trastearía, acompañados por algún segundón y unos 50 soldados armados protegiendo le a él y a furgonetas que salen por ahí, lo bueno es que seguro que hay algo interesante dentro, lo malo es que no se sabe el qué ni a qué nos enfrentaremos-Pasó a la última dirección, su favorita, al verla sus ojos brillaron como si se hubiera encendido una cerilla en su interior- Finalmente, tenemos la siguiente mansión de estilo japones que esta en el centro de un pueblo desierto a menos de media hora de aquí, tiene el pack completo, se sabe que hay un político extranjero corrupto, la policía literalmente es la mafia y la mayor parte de las casa son o casas para los soldados, laboratorios de droga o almacenes de armas, así que aunque tengamos que enfrentarnos a un mini ejercito seguro que si conseguimos información y pruebas importantes a la mafia le dolerá esto. Así que ¿que decides, lo seguro pero poco beneficioso, lo misterioso, o lo arriesgado pero con premio gordo?-Dijo finalmente a su compañero, acompañando la última frase con movimientos dignos de una obra teatral, Ispago estaba seguro que la pastilla contra el mareo pronto sería retirada del mercado, era imposible que fuera "sana", no era ni la primera vez que Ispago estaba fuera de si, por suerte solo duraba unos instantes.

OFF:

Se encontraba en la habitación de un hotel situado a las afueras de la zona central. La zona más segura y con mayor vigilancia de todo Eden. No era por tema de pasta, sino por algo personal. Le habían concedido unas vacaciones que, debido a una lesión en la última misión secreta con sus compañeros de la compañía “SoulReaver”, no iba a poder regresar al Colonizador Terra F4 por un periodo algo más largo. Y eso no es que le entusiasmase demasiado. Si era lo que era actualmente, era por el simple hecho de poder escapar de allí. Sin embargo, obligándola a tomar sus vacaciones correspondientes, y ahora  recuperándose de una lesión leve en su hombro izquierdo, no le quedaba más que esperar a que el colonizador que era la mecánica con más experiencia volviera de una sola pieza. O al menos que volviera. Eso de una sola pieza… Ella podía reparar muchos de los sistemas eléctricos y mecánicos de aquella colosal nave.

Estos días anteriores no había dado ninguna señal de vida a sus compañeros en Eden como Puf. Había sido bajar de la nave de la última misión secreta de rescate, que resultó ser una trampa de gigantes y repugnantes insectos alienígenas, y desconectar de todo  todos. Se había tomado unos días para ver cómo iba la vida que había dejado atrás; su madre, su padre, su barrio…

No mentiría si decía que los ignorantes son felices por ser ignorantes.

-Mmm…. –un zumbante sonido resonó cerca de ella. Sobre la mesilla de noche concretamente. A la tercera tanda de incesantes zumbidos acertó de un manotazo a coger el que era su celular. Uno aún de pantalla y teclado físico. Con su profesión no podía darse el lujo de una pantalla táctil. Se le podía llamar “antigüedad” a esa tecnología, pero era la más manejable. La más resistente a la vez de básica en comparación con la de ahora. “Puf….a ver que quiere….” Pensó levantando la tapa y ver que le llamaba para un caso importante. Algo de gordo. No la llamaría para otra cosa. Estando ambos en Eden, era una de sus personas de confianza. Y estaban dentro del mismo equipo extraoficialmente para la gran mayoría de mortales. “Mafia… políticos corruptos…. Interceptar drogas slow-mo…” leyó en el mensaje por encima no muy despejada. Creyendo de verdad que se estaba enterando de algo.

Sin más ganas que las que el deber te puede otorgar, se levantó de su revuelta cama, se fue a dar una rápida ducha fría y se vistió. Estaba desnuda, por lo que era llegar a la ducha para una ducha rápida a lo militar, con agua fría para despejarse, vestirse y marchar allí donde le indicase el rastreador del dispositivo de su amigo, que solo se encendía ante aquel tipo de llamadas urgentes.

En la calle cogió la primera moto que encontró cerca. En aquel barrio una moto era poco común, mucho más una tan moderna e impecable como aquella para donde se encontraba, así que no importaría si “se la cogía prestado un ratito” y la abandonaba por donde fuera. Mejor iba a estar allí donde la dejase que en manos de los chatarreros y ladrones que venderían sin ningún pudor aquella preciosidad a cualquiera por su mitad de precio. Así pues, se recogió el cabello en una larga y alta coleta, y se montó, poniendo rumbo a aquel punto rojo sobre el mapa olográfico que le mostraba el vehículo, en la pantalla delantera, tras pasar mediante la bluetooth la información de aquel localizador con el que encontrar a Blue.

Speed:

-Vamos allá… -dijo no muy entusiasmada. Su realidad había cambiado desde la visita a su vida pasada. Se veía en su rostro los signos del cansancio y decepción por mucho que estuviera a otras cosas. Permanecía ese brillo apagado en su mirada, que era más fría y seria de lo normal.

Puso en marcha la moto, y, tras un hermoso rugido, potente y sotisficado, salió a la carretera, incorporándose en breves a la autopista por donde se encontraba su compañero. No era fácil encontrar el vehículo de su amigo. Primero porque no es que fuese poco llamativo su colega. -¡Ey! ¿Me llamabas? –le dijo poniéndose a la par de su speeder y saludar con un gesto militar con la mano y mostrar una sonrisa que lejos dejaba la realidad de su amargo pasado. –Te sigo. –Dijo tras saludar, dejando distancia entre uno y otro vehículo para seguirles. Mientras se iba ojeando alguna que otra foto (del escenario del crimen, victimas, armas, casos similares, posibles culpables….) o comentario resaltado de los informes. Era algo gordo, y dada la situación de las próximas elecciones, si el plan de Blue funcionaba y sacaba a la luz mucha de aquella “mierda”, iba a haber un gran revuelo. Se estaban metiendo en algo gordo, y dudaba que el Gobierno actual estuviera al tanto de aquel plan del reptil.

Off:

Ispago estiro sus brazos y piernas, los veinte minutos que habían durado el viaje le dejaron tiempo para calmarse, tanto que casi se adormeció. Por suerte, al parar y ver el armamento que traía Puff en el vehículo activó esa parte de su cerebro que responde ante cualquier estimulo relacionado con la guerra, Ispago dudaba si era cosa de personalidad o otro de los ases que su cuerpo tenía escondidos bajo la manga para ayudarle en sus eternas batallas, sea como sea necesitaba unos segundos para centrarse y hacerse su mini-plan mental.
Una vez ya estaba metal y físicamente listo, revisó sus armas y demás mecanismos que podían ser útiles, puso silenciadores a sus pistolas, subfusiles y a un fusil que se llevó de souvenir de una de sus últimos encargos, en general no era gran cosa, pero se podía personalizar casi todos los mecanismos de su sistema, ademas de municiones y demás.

-Yo me adelanto, os avisaré cuando los vigilantes estén "indispuestos", así os será más fácil actuar-Dijo Ispago mientras avanzaba hacia una pequeña arboleda donde empezaría sus preparativos, también aprovechó para mirar más detenidamente a su recién acompañante, desconocía cualquier cosa sobre ella, cosa que le hacía sospechar Mientras pensaba en sus acompañantes, corría a toda velocidad, su objetivo, una pequeña casa con una barrera que impedía el paso de vehículos, seguido de una torre simple de hormigón con unos guardias a la vista y finalmente un nido de ametralladora cubierto de placas metálicas, no le costaría mucho a Ispago Pensó Ispago.

Así era, para la casa simplemente espero unos minutos, había una ventana abierta, donde, gracias a los sentidos desenvolupados de Ispago, este supo que solo había 10 soldados, que ademas no estaban vigilando, estaban cotilleando un cargamento o algo similar. Ispago saltó la ventana, disparando en dirección a los soldados, matando a cuatro e incapacitando a dos mas, aprovechó la confusión para teletransportarse a la habitación donde estaban todos, dado que estaba a menos de 5 metros no le cansó demasiado, para disparar con sus subfusiles a cualquier cosa que se moviera, acabando con ese obstáculo. Por fortuna futura de Ispago sobrevivió un soldado, tenía la pierna destrozada, per le sería útil para la torre vigía.

Para la torre hizo un trato con su reciente prisionero, si él le ayudaba a entrar en la torre le dejaría vivir. Y así fue, el soldado dejo entrar en la torre, haciendo creer a los vigilantes que él le había capturado, aunque era el único superviviente. Ispago tenía unas cadenas de metal en sus manos, pero en realidad no estaba atado a él.
Tubo que soportar una pequeña paliza hasta que todos se reunieron, esta vez sacó sus garras para cubrir las paredes de la roja sangre de todos los soldados, menos su "ayudante", quien aceptó ser atado a cambio de que Ispago le tratara sus heridas para que sobreviviera.

El nido de ametralladora fue simple, dio un rodeo para estar fuera de alcance del arma, fue saltando de árbol a árbol hasta ponerse detrás de los dos guardias, saltó hacia ellos y les atravesó los pulmones y corazones a ambos. Su parte había terminado, de momento.

-Compañeros, tenéis el camino despejado- Dijo Ispago mientras escondía sus garras y se recuperaba, la paliza que soportó le había dejado los músculos del abdomen en un estado de punto muerto, una persona normal necesitaría un día para poder volver a moverse después de eso, Ispago en cambio solo estaría incomodo durante unos días-Me quedare en el nido, es fácil de manejar así que en caso de que vengan refuerzos, tendrán un poco de su propia medicina- Dijo Ispago mientras se preparaba para usar la gigantesca arma.

No sabía ha donde se dirigía su amigo, así que solo le quedaba seguirle durante todo el trayecto. El aire fresco del viento meciendo su cabello y acariciando su rostro le despejó mientras leía aquella información de forma pasajera al no necesitar profundizar en el caso. Confiaba en las acciones de Puf, así que siempre que la convocara asistiría allí donde la requiriera.


Llegados a una zona de tierra, lejos de la carretera principal y a un kilometro de una mansión solitaria en mitad del paisaje, tras la loma en la que se encontraban, se bajó de su vehiculo y, tras apenas dar un par de pasos, el gigante rojo la abordó con un abrazo de los que quitaban el aire. –Si no me matar antes de un abrazo acepto la propuesta. –Respondio tomando tierra sus pies e incluso bajándose un poco la camiseta con el nudo característico en esta que dejaba su vientre al aire. –Wow, sí que vienes bien preparado. Si llego a saberlo me hubiera traido algo más que la pistola y el sable, Red. –Sus ojos se paseaban por todo aquel arsenal, identificando cada una de aquellas armas. Era sorprendente el arsenal, y algunas armas no las había más que visto en informes. Por ejemplo aquellas dos hermosuras de cañones de hadrones de fabricación talariana que no podría ni llegar a disparar por su tamaño y peso. Y en caso de hacerlo, de seguro que acababa malamente en el suelo. –Si no te importa, te cogeré esto y este juguetito de aquí –se cogió un chaleco y una segunda arma por si se quedaba con munición. No tenía de repuesto, así que no le vendría mal un arma de plasma básica pero potente. Sabía cual era su papel en aquel tipo de misiones. –Está bien. Seguro que tendrán un generador de energía propio, así que será una mera distracción. Os daré el tiempo suficiente para que no os detecten las cámaras. –Decía mientras ponía a punto sus dos armas y se las colocaba encima. –Nos vemos en un rato, grandullón –se despidió de él con un gesto de mano mientras marchaba por otra dirección a la de aquel desconocido.


En una mansión como aquella, suponía que los generadores estarían en alguna esquina de la mansión. En los extremos o bien en algún lugar resguardado o arrinconado entre la mansión y algún alto de tierra o tal vez un muro. Así pues, a buen paso, rodeó sin ser vista el perímetro de la casa tras los muros, encontrando como era de esperar el generador adicional, pero lo que buscaba el principal. Ese no funcionaria hasta que éste fallase. Por eso, con el sigilo que le permitía su constitución y la falta de objetos que delatara su posición.

-Cable aquí, cable allá, tiri-tiri-tira….-susurraba canturreando tras llegar a uno de los paneles eléctricos que habría por toda la casa, quitar la tapa y tras echar un rápido vistazo, cortar un par de cables con un cuchillo que solía tener en su bota. Una pequeña navajilla. Era una mujer precavida. Además de tenía una infancia poco tranquila. Era de esperar aquello. –Y se hizo la oscuridad –dijo cortándose la electricidad de la casa, desconectándose así las cámaras y haciendo saltar una alarma que desplazó a un par de soldados de la casa. –Estaís a oscuras chicos. Teneis unos minutos antes de que se rearme por el generador. –avisó casi a la vez que ese tipo alvino. –Lastima de “casita” –susurró para ella por como iba a quedar con aquel asalto, tomando el arma de plasma que habia cogido del arsenal de Puf, y tomar la espada. Una espada con historia para ella y que no era corriente pese a su aspecto corriente.

-Ay Dios mio de mi alma y de mi ser... Estos tíos no pueden ser más inútiles!-Decia Ispago mientras se restregaba su mano contra su cara, no había visto unos seguratas tan inexpertos en su vida
Habían cometido todos los errores posibles, primero no habían cambiado la frecuencia así que Ispago pudo saber que los soldados no sabían ni que pasaba, solo habían dado una alarma general se podía oír la confusión de todo el mundo, y por donde llegaban los refuerzos, aparte de su inutilidad en combate, cabía destacar su error garrafal de defensa: ¡La torreta necesitaba estar conectada a la fuente principal de energía, que acababa de ser desconectada! Cosa que convertía el punto principal defensivo de los mafiosos en un montón de chatarra inútil.
Dos coches se dirigían a su posición, al parecer ni ellos sabían que el nido estaba fuera de funcionamiento, así que Ispago aprovechó y se preparó. Por si acaso preparo una mina cerca de la caja de municiones del nido, pero ese no era el plan de Ispago, si podía acercar los coches podría apañarselas y usar los motores como fuente de energía.
De nuevo se escondió en unos matorrales, saco su fusil, estableció el modo semi automático y esperó a que se acercasen. Una vez los coches estaban a menos de cinco metros Ispago disparo dos ráfagas de disparos a cada coche, gracias a su extraña habilidad todos los disparos dieron a su objetivo, hiriéndoles para que la segunda oleada de disparos rematara la faena.  
Con sus pocos conocimientos acercó los coches y luego trasteó con los motores de estos y los mecanismos de la torreta para que funcionaran. Se puso unos auriculares para que el ruido de la ametralladora no le dejase sordo, se puso una canción para motivarse y empezó la tormenta de balas

Musica que se puso Ispago para motivarse:

-Venid! Venid! Gozad de vuestra inutilidad!-Gritaba Ispago, emocionado en parte por la música y en parte por que cada sacudida de los cañones al lanzar la muerte de sus enemigos hacía que por sus venas solo corriera adrenalina pura.

No duro mucho su gozo, un soldado utilizó un lanza-granadas, que sin quererlo, destruyó uno de los coches, dejando de nuevo el nido sin ninguna utilidad. Ademas soldados se acercaban en moto a toda velocidad, .

Ispago actuó por instinto, no, mas bien su cuerpo lo hizo. Lanzó unos explosivos remotos cerca de la caja de municiones, escondiéndolos, dejó que los enemigos se acercasen, aunque tuvieron que sufrir bajas para conseguirlo >Y mas que sufrirán estos pobres desgraciados< Pensó Ispago al entender los actos que su cuerpo estaba haciendo por voluntad propia. Una vez el escuadrón estuviera cerca, las cargas detonarían junto al nido creando una arrasadora ola de destrucción.

Y así fue, olas de matones se amontonaron alrededor del nido para cubrirse tanto de Ispago como de Puff, quien estaba arrasando con algunos vehículos blindados que había dentro de la mansión. Las cargas detonaron, arrebatando la vida al instante a unos 30 hombres, mientras Ispago se teletransortaba al sitio seguro mas reciente, la torre de vigilancia.

Apareció exhausto, teletransportarse a tanta distancia le supuso casi toda su fuerza, ademas estaba medio ciego por culpa de una bala perdida que le dejó el ojo como una fruta pasada, ademas de tener algunos órganos casi al límite. Cogió su PDA y se comunicó con sus dos compañeros: -No os preocupéis, estoy vivo, mas o menos, estoy en la torre de vigilancia, dame unos instantes y estaré en la parte este de la mansión, donde creo que esta el generador auxiliar, dejadme algunos mas si podeís, que aún tengo guerra por dar. Después se tumbó junto al vigilante que había atado, necesitaba unos minutos para recuperarse, luego daría un rodeo para llegar allí mientras analizaba como estaba la situación por los alrededores.