Habían entrado a formar parte de aquella "misión campestre" a última hora. Después de un par de meses en el espacio, yendo aquí y allá sin mucho que hacer realmente como tal, habían vuelto a Eden para recoger y transportar a un personaje cuya identidad no les había sido revelado. Y como habían llegado un par de días antes para poner el "Pandora" a punto, su "ilustre" capitán le había metido en aquella misión.

"Al menos no tengo que estar escuchándole..." pensó de camino a donde les iban a dejar, durante el transporte por la zona salvaje de Eden. Al mirar a uno y otro compañero con los que le habían asignado, se preguntaba qué clase de habilidades tendrían. Uno parecía un niño, y por su aspecto, uno totalmente inofensivo. El otro... tenía rasgo extraños. Como felinos. De aquellos dos, estaba claro que el superior en cargo debía de ser aquel ultimo sujeto. No le sonaba de la Academia, ni de años próximos superiores a él, así que si. Aquel era su superior en aquella misión.

Una vez en tierra, con su traje de marine y arma, observó el entorno. De pie. Sin moverse de sus compañeros. No era la primera vez que se adentraba en la zona salvaje del planeta, pues en la academia se hacían prácticas o simulaciones allí, pero sí que era la primera vez que estaba sin asegurarse un perímetro seguro previamente.

Estaba entre emocionado y nervioso. Era su primera misión en la que, hubiera o no acción, portaba algo más que un balde y un trapo. Si, se había pasado aquellos dos primeros meses de viaje espacial limpiando el "Pandora" por dentro a conciencia. "Estupido Damian...."

-¿Empezamos? -preguntó mirándoles de pasadas a uno y a otro tras aquel barrido visual a su alrededor. Él tan social y amistoso (ironía)

Aquel día aprendería algo más sobre este mundo, sobre el universo, y más importante, sobre mí mismo.
¡Excursión! … Espera, ¿excursión? ¿Y en el propio planeta de Eden? Cuando me lo comentaron algunos compañeros de clase, ladeé la cabeza extrañado. No había salido con nadie de clase por los alrededores que no fuese con Elohim, por tanto me sentía confundido. A pesar de ello, me llenó de emoción saber que se trataba de un área inexplorada pero de golpe, apenado, sabiendo que sería el mismo lugar de donde salí… hace tres años.

Algunas imágenes del pasado, los amargos recuerdos sobre mi inexistente experiencia sobre todo me venían a la cabeza y golpeaban contra mi ser. Quizás tendría que haber faltado ese día… no quería ir, pero debía hacerlo.
Los profesores repartieron algunas provisiones de comida a los alumnos, y a mí me tocó llevar dos bocadillos y una botella de agua, además de una tableta electrónica donde iría apuntando las cosas para clase.

Nada más salir junto a varios alumnos, me giré hacia algunos profesores y les comenté si era posible que nos diera algo de protección, pero soltaron que sería suficiente con las personas de la tripulación que nos acompañarán para defendernos. Me quedé con una cara de tonto, quizás porque me habrían encargado de llevar la comida de aquellos dos tipos a los que seguía por detrás y encima, la tarea de la academia, aunque lo veía normal pues simplemente era de un estudiante. Tomé aire y seguí mi camino.

Aquellos dos no se presentaron, uno tenía rasgos de felino que me llamaron más la atención que el otro tipo, el cual aparentaba ser más humano. Observé sus armas e hinché mis mofletes, pero nada más dijeron de avanzar, contesté con un “Adelante.”
A medida que avanzábamos al edificio, iba observando todo sobre éste, ventanales, altura de la construcción, su estado… Sí que había cambiado en tan poco tiempo. Volví a tragar saliva y, agachando la cabeza, anduve de nuevo tras ellos dos con la comida en mis brazos.

Una vez dentro del recinto, el felino empezó a operar con el otro tipo al mismo tiempo que daba información de su nombre. Yo en cambio, me mantuve quieto en un lateral guardando los dos bocadillos en los bolsillos de mi pantalón, y sujetando la botella más la tableta con ambas manos. Al decir mi rango de estudiante, me llamó la atención y miré enseguida al tipo dando un pequeño bote: “Me dicen Corey. Llámame Corey…” le comenté.
Luego de ello, recibí una orden seguido de un alarmante comentario que contesté con un “Ts..”. Junté mis manos imitando a una pistola y me puse a realizar el gesto de apuntar y disparar al aire, “¿Me infravaloras sin conocer mis cualidades como androide?” le comenté, acabando por apuntarle a él con el dedo y “disparando”. “Aunque… es normal. Sigo siendo un estudiante. Le sigo, soldado.” acabé diciendo mientras guiñaba el ojo.

-Por supuesto, señor. -Respondió con formalidad. Tan recto y arraigado a las reglas como siempre. Incluso a las de educación, aunque le faltase desarrollar ciertas facetas sociales. No era precisamente un amor de tipo. Ni mucho menos alguien abierto o inclinado a la amabilidad incondicional.

Obediente, se dirigió en primer lugar al interior de la base. Era sorprendente como la naturaleza se había abierto paso en el interior hasta el punto de fusionarse con la misma.
Con paso firme pero pausado, vigilando donde pisaba y su alrededor, alerta por si había alguna criatura del exterior allí resguardada, miró sobre el hombro para ver si le seguían. -Esto parece haber sido abandonado hace muchos años. -Comentó, escuchando poco después una robótica voz procedente de algún lugar de la base. Sus sentidos se pusieron alerta, tomando el arma de modo que estaba listo para disparar. Pero... ¿a donde? ¿a qué?

Un androide apareció frente a ellos, agazapándose mientras que las piezas de su cabeza dejaban a la vista algo más que lo que parecía un sensor. -¡Cuidado! -Gritó, tirándose a un lado y tras dos vueltas rodadas en el suelo, incorporarse sin soltar el arma.

Vio que sus compañeros se encontraban bien. Que no les había alcanzado de lleno, al menos, la explosión. "Menudo armatrasto" pensó. Era enorme. -¡Yo le distraeré! -les informó, empezando a dispararle con municion regular con el rifle.

Las balas apenas parecían hacerle nada, pero lo que tardaría en cambiar el tipo de municion, por rápido que fuera, la distancia con aquel androide, su rapidez y potencia sería suficiente para acabar con él. De este modo, cumpliría con la función de distracción que había propuesto, pudiendo volver a eludir algún ataque mientras seguía disparando, atrayendo a su persona la atención de la máquina.

Al parecer sus dos acompañantes no le iban a suponer un gran problema, el otro soldado parecía que simplemente se dedicaría a acatar sus ordenes simple y llanamente por qué Ispago era su superior, no negaba que prefería ganarse su respeto con algo más que un título, pero tampoco se quejaría de que le siguiesen por las buenas. El estudiante, que se presentó como Corey, parecía tener un toque infantil y inocente, >El pobre no sabrá lo que le espera en este mundo, me gustaría enseñarle en persona como será su futuro fuera de la academia, tampoco pienso hacer de canguro hasta armarle hasta los dientes< Dijo mientras mostraba una afable sonrisa como respuesta a los gestos del pequeño.

Al adentrarse poco a poco en los restos de lo que en su día fue una inmensa nave industrial sus pelos se erizaron poco a poco, pues en su mente se liaban múltiples formas de hacer que la estructura se desmoronada simplemente por toser demasiado fuerte.

Aún estando atento a cualquier peligro estructural o de vida animal salvaje o posibles maleantes, pasó por alto una posibilidad, que la red eléctrica funcionara junto a los mecanismos de vigilancia de esta, por suerte su cuerpo decidió tomar las riendas y encargarse por si mismo de evitar el ataque de la bestia de metal.

Sin pensarlo demasiado quitó el seguro de su francotirador, y revisó que la munición normal estuviera bien puesta en la recamara, mientras que se encaramaba a un saliente de hierro, para conseguir una buena posición de tiro.
En apenas unos instantes consiguió una posición más que aceptable en lo que parecía ser restos de maquinaria, la posición era lo suficientemente espaciosa como para apuntar con facilidad y la propia estructura, firme y sin demasiado desgaste por el paso del tiempo aseguraba integridad estructural.

Empezó a apuntar al robot de seguridad a través de la mirilla pero le era imposible conseguir un tiro seguro a su objetivo: la cabeza del robot. Si con un impacto directo no lo destruía, al menos se aseguraría de dejarlo ciego y sin su armamento principal, pero para eso necesitaba que el ser estuviera quieto un único segundo, además, cuanto más tiempo tardaba en atacar más probabilidades había que el enemigo atacara a sus compañeros o a él.

-Necesito que consigáis que el saco de turcas ese se esté quieto un segundo- Espetó a sus compañeros intentando no alzar demasiado la voz- Un segundo y le dejo ciego- Dijo volviendo a su postura de tiro.

Entraron sin mucha prisa, pero consiguiendo que me demorara un poco. Anduve unos cuantos pasos que se iban ralentizando por la mirada que le echaba al interior del lugar.
"Es... Es aquí."" pensaba mientras me adentraba a la vieja fábrica, toda reconcomida por plantas y matojos. El suelo estaba abultado, y presentaba mucha suciedad, óxido y sobre todo, placas de metal de las paredes que del deterioro cayeron. Las vigas no estaban para nada en condiciones y el lugar, en definitiva, daba todo el indicio de estar a punto de derrumbarse en cualquier momento. Tanto Ispago como Levi  cruzaron por la misma zona, pero al distraerme por querer acordarme del camino que tomé hace tres años, me desvié por otro lado a pesar de acabar en el mismo área que ellos.

Cuando di un paso, escuché una voz que puso en alerta máxima todo mi sistema. Reaccionando un instante antes que mi equipo, me incliné levemente aunque ya fuese demasiado tarde, pues del cielo llovió un robot que en el momento de impacto sobre el suelo, nos apuntó con lo que parecía ser su ojo para, acto seguido, dispararnos y hacernos volar por los aires. No me dio tiempo a decir nada, por lo que tiré hacia la misma dirección que Levi, por tal de ponerme a salvo. Comencé a Jadear mientras no dejaba de ver avisos de "¡Cuidado!" y "¡Atención!" surcando por todo mi visor. La distracción pasó a desvanecerse una vez Levi se pusiera a disparar con la excusa de distraerlo. Además de eso, Ispago comentó desde la altura que necesitaría que se mantuviese quieto por un instante, ¡es cierto! Su francotirador podría dañarlo bastante si le daba en algún lugar crítico.

Pero... Nadie dio una orden exacta. Me mantuve vigilante, viendo lo que hacia el robot. Tenía miedo, mucho miedo de lo que nos podría pasar más que nada a Levi y a mi por estar en tierra, pero necesitaban ayuda. Ambos estaban haciéndolo lo mejor que podían, y yo no quería quedarme con los brazos cruzados. No, tenía que meterme en aquella batalla de alguna manera a pesar de no poder hacer nada a largas distancias, porque sabiendo que pudiendo contar con mis habilidades tendríamos más oportunidad de volver con vida a nuestras casas.
Observé una tubería agarrada del techo, a una altura perfecta para que pudiese llegar de un salto. Era ahora o nunca, distraído con los disparos y la conmoción del combate, ese androide no se dará cuenta de mi presencia hasta que sea demasiado tarde. "Perdonadme por esto, ¡pero no nos queda más remedio!"
Salí del escondite corriendo con todas mis ganas hacia el robot y, tan pronto llegara a estar a una distancia mínima de la tubería, saltaría a esta para agarrarme y de un solo balanceo, usando toda la fuerza de la carrera y sin demora por quedarme un solo segundo colgado, aterricé justo sobre aquel bicho.

Tan pronto depositara mis pies sobre su espalda, para mantener el equilibrio solo me bastaría con agarrarme de aquellas especies de antenas que le sobresalían de los hombros. Bajé hacia el suelo y, con un pie en su espalda y otro en el suelo, intenté realizar la suficiente fuerza como para que se quedara quieto y recto. "¡AHORA, ISPAGO!" grité con todas mis ganas. El soldado apretó el gatillo y el disparo certero salió de su rifle queriendo acertarle justo en aquel hueco rojo de su cara. Había que decir que, por tal interacción, toda la comida de mis bolsillos inclusive el agua se habían desparramado por el suelo, además, mi gorra se cayó por algún lado a saber donde, pero no me importaba. Esa cosa se presentaba temible, pero nosotros éramos tres y no nos contendríamos por mucha potencia que poseyera el androide.

Todo parecía ir de ruedas hasta que de pronto todo se torció. Escuchó un ruidó de donde se encontraba el superior de la misión, vio como el disparo no acertaba en su objetivo sino en el mocoso y que este aflojaba el agarre de modo que el robot ganó ventaja. Lo que había sido una compenetración perfecta se había torcido en la más vergonzosa y torpe de las técnicas que nunca podrían haber previsto.

Siguió disparando su municion ordinaria contra aquella máquina. Con mayor motivo al ver como lanzaba al muchacho al suelo y se le acercaba con la clara intención de aplastarlo como a una mosca. Y aunque no le conociera, su misión y deber era llevar de vuelta con vida a aquel mocoso. "Nunca me han gustado estas máquinas..." pensó mientras disparaba a aquel gigante vigilante robótico. -¡Chaval, levanta! -le apremió habiendo avanzado unos pasos hacia su posición, ganando terreno al retroceder el robot.

La estancia se estaba desplomando, y si no se movían pronto, acabarían sepultados. No había muchas opciones: morir a manos de aquella máquina o morir aplastados. Ninguna le gustaba demasiado. Prefería seguir con vida aunque su futuro próximo solo le garantizase horas y horas de castigos limpiando la Pandora.

Una vez vio sobre su hombro como iba el panorama, dejó de disparar y echó a correr hacia aquella rampa que llevaba a otro nivel bajo el actual....Si le seguían o no, incluso si estaban allí, eso era cosa de ellos. Drusco solo pensó en ponerse a cubierto. No era un héroe, y tampoco le importaba no serlo. Tenía claro que lo que quería era vivir un día más para alcanzar sus metas y sueños. Nada más.