Necesitaba despejar mi mente, relajarme, intentar divertirme un poco porque apenas había comenzado mi "jornada laboral" y ya estaba yo estresado hasta la médula pero no podía quejarme la verdad, el trabajo había sido estresante, las cosas se complicaron pero al final di con el objetivo y no me aparté de él hasta que cayó de rodillas al y su agarre sobre mi mano aflojó completamente. Hubo una pequeña persecución, desde luego pero solamente duró un par de minutos hasta que logré sacarme de encima a los uniformados. Recibí muy alegre la cuantiosa recompensa pero no me duraría mucho, mis gastos son muy altos, vamos, un asesino tiene que mantener su equipo impecable y la información al día.

Camino entre la multitud, un lobo disfrazado de cordero pero no seré el único que está camuflado entre ellos. La noche está bellísima y quedarme encerrado entre cuatro muros o dormir sería un completo desperdicio. Me apetece beberme algo fuerte, escuchar alguna banda local y tal vez bailar con alguien que se gane mi agrado, quién sabe. Diviso un club en el cual ya había pasado unas noches muy interesantes en el pasado. La cartelera enseña la fotografía de cuatro miembros de una banda que en momentos estarían componiendo sus famosas melodías para todos sus fans. Al entrar al lugar me despido del Noctis mercenario y de todos los rostros hoscos y perversos con los que me encontré el resto del día, esta noche quiero quitarme toda carga de encima y dejar que el alcohol fluya por mis venas y forme una sonrisa en mis labios.

Pago la entrada de inmediato y me encuentro con rostros y sonrisas de los más vario pintas que combinadas con las luces del lugar le da un aspecto a todo esto tan surrealista. Esquivando unas muy guapas bailarinas me acerco a la barra para ordenar una bebida que me llama mucho la atención y aún no he tenido la oportunidad de probar. La chica que me atiende suelta una risita y al entender que tengo problemas a la hora de pronunciar ese nombre tan complicado lo hace por mí y yo con una media sonrisa me pido una jarra del brebaje, no escatimaré en gastos, no esta noche. Con la jarra y un vaso en manos me busco una mesa algo apartada del resto, tarea bastante complicada pero un chico y una chica se largan dejando una mesa completamente sola. Me desprendería de mi cazadora para mayor comodidad pero siempre tengo un as bajo la manga...literalmente. Suavemente me sirvo la bebida mientras observo el escenario, en cualquier momento aparecerá la banda -Observemos un poco la fauna local- callo casi de inmediato y llevo el borde del vaso a mis labios.

Sí, esa noche había cerrado el bar y me había propuesto pasar una velada placentera, conmigo misma. La idea era sencilla, entraría en el Club al que siempre iba, allí las chicas ya me conocían y no dudaban en acercarse a saludarme... La dueña de aquel lugar, dejaba que bajasen de sus barras para poder hacerlo... Todo porque hace meses la había ayudado en unos asuntillos como Mercenaria. Aquello, realmente, no era vida, pero no me importaba en absoluto... Ya que podía simplemente hacer lo que quisiera en ese Club y no se me echaría, sencillamente, era VIP.

Según entre en el lugar, Smerald me observó con sus felinos ojos, estaba bailando para unos cuantos babosos, que esperaban que se quitase el ligero tanga que apenas cubría sus partes más intimas... No parecían tener bastante con ver sus generosos pechos moviéndose de un lado a otro. Ande dos pasos, cuando ella se escurrió por la barra y bajo a verme... Aquellos machos salidos, ni si quiera se atrevían a respirarla, algo que era lógico... La seguridad del local era sumamente agresiva, y es que lo eran, porque podían.

-Vaya... ¿Qué tenemos aquí? A mi querida chocolatito...- en su voz se notaba su acento completamente ruso, sonreí a la muchacha -Smerald, querida, hoy solo vengo a tomar algo y pasar una noche relaja...- me puso un dedo en los labios, podía ver la lujuria en su mirada -Relajada... Siempre me pones la misma excusa... ¿No te gusto? ¿Acaso no quieres beber en mis senos?-, aparte su mano con delicadeza y cortesía, seguidamente deje escapar una risilla traviesa -No, Smerald... Claro que me gustas... Pero no es adecuado-. La muchacha finalmente se dio por vencida, entendiendo que jamás caería en esas redes... Para terminar aquella conversación me dio un beso en la mejilla y se marchó a su sitio a seguir bailando.

Me acerqué a la barra y pedí un vodka negro con lima, algo que me encantaba tomar en la noche... Sabía bien y encima subía que daba gusto. La camarera me lo sirvió, con una sonrisa en el rostro y luego miré hacía arriba para ver a la jefa de aquel lugar observándome, saludándome desde lo más alto... Me incline un poco a modo de reverencia y busqué un lugar donde sentarme. Estaba lleno, al completo, eso quería decir que tendría que quedarme en la barra, pero yo, quería sentarme, acomodarme y disfrutar del ambiente... Quizás con un par de vodkas más, acabaría con Smerald en una cama, pero al menos no me enteraría demasiado. Caminé por el sitio, hasta que vi a un chico de pelaje blanco tomando a saber el qué... Me senté a su lado con una sonrisa -Parece que hoy esta lleno el local, espero que no le importe que le acompañe hoy una muchacha de tez morena- clavé mi mirada en la del muchacho, lo cierto es que tenía algunas señales en su cara, de posibles armas... Seguramente estaba delante de otro mercenario, cosa que no me importaba -Creo que... Smerald se pondrá demasiado celosa esta noche- y entonces deje correr una risilla de las mías.

La bebida no está nada mal, posee un sabor fuerte que con el paso de los segundos se torna suave y muy dulce, me deja un suave cosquilleo en la boca que muy pocas veces he experimentado antes en mi vida, un brebaje alienígena decente y es la primera vez que lo pruebo, no dudo en que podría acabar con una buena resaca con tan sólo beberme una jarra de estas. Dejo el vaso sobre la mesa un momento, momento justo en la que giro la cabeza para encontrar mi mirada con la de una chica de tez morena que se sienta sin más a mi lado. Me pongo tenso, desde luego pero mantengo una expresión neutra y me obligo a mí mismo a relajarme -Para nada, ya me estaba preguntando quién sería el alma caritativa que me acompañaría esta noche- le ofrezco una gran media sonrisa antes de recorrerla con la mirada sin disimulo alguno.

Ya me percaté de los curiosos implantes que posee en el lado izquierdo de su cabeza -¿Te refieres a una de las bailarinas estrella del local?- sí, su nombre y tan bella figura son famosos en este lugar -Si has preferido pasar tiempo conmigo antes que con ella entonces debo ser un sujeto muy afortunado- acompaño su risita con la mía. ¿Quién es realmente esta chica? Sus prendas son muy particulares, también lo son los implantes que se pueden apreciar a simple vista. No me puedo contener y mis ojos biónicos comienzan a brillar analizando a la chica. El nivel de amenaza sube a medida que se identifican en ella objetos de alto nivel tecnológico, sus prendas mismas aumentan de buena manera el nivel de amenaza. Tal y como lo sospechaba parece ser que estoy sentado junto a mi competencia -No todas las noches se me acerca una compañera mercenaria así sin más a pasar el rato- mis ojos dejan de brillar, ya sé suficiente sobre ella, de momento.

-Puede que ya lo sepas pero me llamo Noctis- no pregunto, si ella me quiere decir su nombre o apodo bienvenida sea. Me llevo a los labios la bebida y en unos pocos segundos le hago un fondo blanco a ese delicioso brebaje. Puede que sea algo tacaño pero si la chica se porta como corresponde y resulta ser interesante y hasta de utilidad estaría dispuesto a pagar la bebida por ambos esta noche -Tus implantes despiertan tanto mi curiosidad e interés, debes de ser una caja llena de sorpresas, ¿a que si?- la banda parece que ha subido al escenario y saluda a su fiel público antes de tomarse unos segundos para empezar a encender verdaderamente el ambiente. Por mi parte yo mantengo mis ojos fijos sobre los de la chica -No me gusta hablar de trabajo en mis noches libres pero ya que estamos, ¿en qué te especializas?

Interesante y hermoso, cosas que solían tener algunos "malos" de las películas en común, en este caso, podría decirse que la realidad superaba la ficción. Sonreí con cierta fanfarronería, realmente me fastidiaba no conocer al muchacho, a pesar de que era mercenario, y si frecuentaba aquel lugar, casi siempre conocía a los demás... Pero este se me había escapado. -¿Noctis? Vaya... Ciertamente es la primera vez que escucho tu nombre... Muy bonito, eso sí- llevé un poco de mi bebida a mis labios, saboreando el trago que acababa de darle y volví a mirarle a los ojos fijamente -Me llamo Ágnes, Ágnes Walls... Aconsejo que no se te olvide, ya que podrías necesitar de mis servicios alguna vez- le guiñé un ojo juguetona.

La banda se había subido a tocar, una vieja canción de un grupo llamado Starset llenaba el local en esa noche, sin dejar un solo recoveco sin aquel sonido tan embriagante. La canción ya la conocía, en cierta manera me daba lástima que grupos como ese, se hubiesen quedado en la Tierra... Curiosamente la canción se llamaba "Back to the earth", y su letra estaba haciendo que empezase a tararear como un estúpida. Drasticamente paré y volví al tema principal, la conversación con aquel mercenario, que sin dudar me había calado... Aunque yo también le tenía ya calado -Vaya sorpresa... Tus ojos pueden analizar más de lo que yo pensaba... Dime... ¿Puedes ver lo que hay debajo de mi ropa?- aquella pregunta se acompañaba de un tono bastante zalamero.

Me resultaba muy divertido coquetear con un mercenario tan inusual, -Digamos, que soy el tipo de mercenaria con la que te conviene llevarte bien, cielo- pegué otro sorbo a mi bebida -Negocios... Me infiltro, consigo lo que quieren y me llevo una suma enorme de dinero... Claro qué... El sigilo es algo muy importante en mis misiones y digamos que si meto la pata, me toca matar... Aunque a veces incluso arrebatar una vida, es la forma más fácil de conseguir lo que el cliente quiere... Sin embargo, tengo más estilo, me gusta ver la mirada de derrota de aquellos a los que les quitas su valioso "secreto"- me acaricie la barbilla en ese momento -Sin embargo, eso tampoco me incomoda... Yo siempre consigo lo que necesito, incluso mediante la manipulación de datos... Nadie queda libre de mi, todos los secretos de este lugar, me los sé- seguidamente señale mis implantes, dando a entender que aquello me ayudaba bastante y me daba cierto poder. Volví a clavar la mirada en el muchacho alzando una ceja -Ahora cuéntame, compañero... ¿Qué tipo de mercenario eres tú?- me acerqué a él dejando escasos centímetros entre nosotros -¿De los que se quedan para siempre con la chica o de los que huyen a la mañana siguiente?- sonreí y me volví a echar hacía atrás -Era broma, pero la primera pregunta si que me gustaría saberla-.

Con que ese es su nombre, Ágnes Walls. Si bien pueden ser un nombre y apellido falsos a mí me da la pinta de que no es así, revelándome su identidad como si nada, vaya primera confianza me está dando esta mujer. Intento hacer memoria de una tal Ágnes Walls, su nombre me es familiar pero estoy seguro que nunca antes he tenido su figura, esa sonrisita delante mío. Me es inevitable fruncir el ceño ante sus palabras, si bien he trabajado en conjunto con otros mercenarios ha sido de manera obligada, en muy contadas ocasiones pude disfrutar de trabajar en equipo. Ella es interesante pero pasar a trabajar juntos...

Su pregunta me hace soltar una pequeña risa -No, lamentablemente no añadí esa función pero me estoy arrepintiendo- río un poco más antes de pasar a juguetear con mi vaso vacío. No suelo tomar esta actitud con extraños, debería culpar la necesidad que tengo de divertirme por unas buenas horas o tal vez esta cosa que he estado bebiendo, no obstante no me importa en absoluto, una noche de excesos no me puede hacer ni un mal. Ya me toca ponerme más serio cuando ella accede a contarme en qué se especializa. La mujer que tengo sentada a mi lado ha resultado ser una espía, una hacker que amasa buenas sumas de dinero con algo demasiado valioso, la información, los secretos de sus víctimas. Me pregunto si esas miradas de derrota son las mismas que mis víctimas proyectan cuando me ven caminando pacientemente hacia ellos.

Bebo un par de tragos largos hasta dejar vacío mi vaso -Yo soy de los que no importa que tan bien protegidos o en qué rincón de la galaxia estén los objetivos, si hay que segar una vida yo soy el idóneo para llevar a cabo la tarea. Lo único que pido a cambio es una buena suma de dinero y algo de paciencia- algunos poseen tantos enemigos y están bañados en miedo que planear su asesinato es una tarea sumamente meticulosa y casi siempre hay complicaciones -Para mí sería más fácil si no se escondieran tras pesadas puertas con códigos y tantísimas cámaras de seguridad- suspiro algo frustrado, es una tarea agotadora pero aprendí lo suficiente desde que se llevaron a mi padre como para hacerle frente a esos imprevistos, a su debido tiempo, claro está.

-Te seré sincero, Ágnes, no me gusta trabajar en equipo pero tú sin embargo me llamas mucho la atención, me da curiosidad lo que puedes llegar a hacer- no me importa si me arrepiento luego de esto, solamente quiero satisfacer esta maldita curiosidad, ver de lo que ella es capaz -Me gustaría verte en acción- quiero ver sus trucos, la manera en la que se desenvuelve, no importa cuándo ni dónde.

Entrecerré los ojos, aquel muchacho estaba pidiéndome una especie de alianza. Bebí lo que quedaba de mi alcohólica bebida, la cual se me estaba subiendo un poco a la cabeza, porque tenía cero tolerancia al alcohol. Me acerque un poco al chico para mirarlo más de cerca con una sonrisa en los labios -Así que eres un mercenario de los que se dedican a matar, deduzco...- mi voz se notaba algo gangosa, pero sabía perfectamente que estaba ocurriendo, ya que no estaba aun borracha. Un asesino a sueldo era realmente lo más típico que podía haber dentro de la categoría de mercenarios, pero estaba claro que luego los había con ciertos poderes que les daban otro nivel.

Posé mi mano en su muslo, la cual no se veía bien en que zona estaba y miré como Smerald ya estaba echando fuego mientras bailoteaba. Sonreí y subí lentamente la mano, sin llegar a ningún sitio en especial y me pegue a su oreja -Ya veo que ni si quiera mi mano te hace ponerte un poco nervioso... Eso, o ocultas muy bien tus emociones...- dejé escapar una risita juguetona y me aparté para mirarle fijamente a sus dos ojos -Esta bien, veo que tus funciones son realmente serias, no eres como esos tipos que se las dan de duros y tienen un ojo "especial" que únicamente sirve para verte desnuda-, me separé finalmente de él dejando que corriese el aire -Es tentador que quieras trabajar... en "equipo"- hice las comillas con los dedos -Sin embargo, aunque tú quieras ver mis facultades en una misión, yo también quiero ver las tuyas... Y sinceramente... para que negarlo, si voy a acceder a tener una alianza contigo, tendremos que hablar de los porcentajes en las ganancias... Soy, bastante estricta y de gustos  refinados, por lo que suelo salir cara-.

Dicho aquello hice funcionar mi guante sacando una pequeña imagen del porcentaje que quería, siendo bastante justa -El 50% de las ganancias, tendrás que protegerme de lo que yo no sea capaz... Cogeremos pedidos de mayor calibre, somos dos, dan más dinero, y yo también se defenderme... Si te cogen, te dejaré atrás, nuestra alianza habrá terminado. Si me cogen, no espero que me ayudes a librarme, de hecho, yo solita saldré de ello... Simplemente espera mi vuelta... ¿Estas de acuerdo?-, si no estaba de acuerdo, simplemente no se formaría la alianza, ya que a mi realmente no me interesaba demasiado hacer un dúo dinámico del mal... Era feliz haciendo mis trabajos, tenía otra serie de armas... Y aunque no fuesen de mayor peligro y ganancias, tenía todo lo que una señorita joven pudiese querer.

En este mismo instante la mente me va a mil y no solamente es por el lugar escandaloso en el que me encuentro ni por el alcohol que fluye libremente por mi cuerpo, sino por la morena que tengo a mi lado, por sus ojazos morados, esa sonrisa tan pícara y esa mano que posa sobre mi muslo sin miedo alguno. Sonrío cuando acerca su boca a mi oído y pronuncia aquellas palabras. Ella es una amenaza, he tomado mis buenos segundos para analizarla pero no me importa en lo más mínimo. No sé qué pensamientos vuelan de manera salvaje por su mente pero ha llamado mi atención. Es un peligro suelto al igual que yo y aquí estamos, intentando disfrutar de la noche.

Se me queda una media sonrisa plasmada en el rostro cuando escucho sin perderme ni un detalle de sus palabras ni apartar mis ojos carmesí de los suyos morados. Tan exigente como inteligente ha resultado ser la señorita Ágnes Walls pero sentido no le falta. Ella es un baúl repleto de secretos y peligros, yo por mi parte soy esa maldición gélida que se cuela y deshace los pulmones de aquellos que se atreven a aventurarse para poner sus manos sobre el baúl. Jamás me ha gustado ser la niñera de alguien pero esta vez yo haré una excepción, ella no se anda con jueguecitos estúpidos y está tan metida en el negocio sucio como yo, es nuestro estilo de vida, el único que yo he conocido y poseo -Me has quitado las palabras de la boca, querida Ágnes pero una cosa, si me atrapan la alianza no se rompe, volveré a estar delante de ti antes de que comiences a extrañarme- en escazas ocasiones he caído bajo asquerosas trampas pero he mantenido la paciencia y he aprovechado las oportunidades que la ignorancia y falta de precaución me han sabido regalar.

-Tus condiciones son de mi agrado, más que justas y no te preocupes que absolutamente nadie te tocará un pelo. Si entonces te encargas de apagar las luces yo me encargaré de apagar sus gritos- observo la fauna local, las bailarinas, la banda que ha llegado para deleitarnos. Al final poso suavemente mi mano sobre la de Ágnes -Ya que tenemos un trato y poseo un contacto que necesita llevar a cabo un trabajo sumamente importante, ¿te gustaría ir conmigo a la barra, bailar o...simplemente marcharnos de este lugar y hacer lo que las estrellas nos dicten hasta el amanecer?- esto es tan extraño, YO me siento tan extraño. Jamás he necesitado de una pareja para llevar a cabo mis trabajos pero esta misma noche he cedido ante esta chica. Sé que puedo llegar a divertirme y disfrutar de las ganancias, todo puede llegar a ser más fácil...o no -¿Y bien...compañera?-

Suspiré, había aceptado formar un dúo con aquel muchacho que me sacaría un par de años. Entrecerré mis ojos intentando averiguar que tramaba Noctis con respecto a beber o bailar... Me rasqué la mejilla y me aproxime a él nuevamente para hablarle al oído... -¿Qué te parece si nos dejamos de beber, de bailar... y nos vamos a mi local? Allí no nos molestará nadie...- puse una mano en su torso con una sonrisa zalamera en mi rostro. Finalmente cuando giré el rostro ahí estaba Smerald, mirándonos a los dos; nuestras copas se habían acabado y aquella mujer estaba realmente celosa. -¿Qué tramas con este chico?- lo miró con desprecio -No irás a irte con él estando yo aquí ¿Verdad?-, tragué saliva, no quería que Smerald se enfadase demasiado, entonces me levanté y me acerqué a ella quedando muy pegada, mirando a Noctis de reojo... En mi mente cabía la idea de que este se excitase con lo que tenía pensado hacer.

-Smerald... Solo son negocios... Estate tranquila- sonreí a la muchacha dulcemente y entonces pose mi mano derecha en su cuerpo, acariciando su cintura y pegándola a mi. La muchacha pronto se sonrojó mirándome con una lujuria que estaba a punto de desenfrenarse. Su Jefa, permitía aquello por quien yo era, y no solo por eso, si no por el espectáculo que daba... Ya que muchos hombres terminaban pagando una gran suma de dinero por acostarse con alguna de sus chicas, tras ver algún que otro tocamiento o beso entre dos féminas. -Solo son negocios... Bueno... Esta bien, pensé que él y tú tendríais algo más, por como os mirabais y como le estabas sobando...- me eché a reír, finalmente agarrando su trasero con mis dos manos y palpándolo con suavidad -No te preocupes, de este lugar, solo me gustas tú...- finalmente subí una de mis manos para bajar aquella tela que llevaba en la cara y cubría su boca. Entrelace nuestros labios en un intenso beso, para alejarme y dejarla suspirar.

Sonreí, me separé nuevamente agarrando a Noctis del brazo y me dispuse a salir de ahí. Smerald volvió a su trabajo sin decir absolutamente nada, y yo me disponía, básicamente obligando a Noc, a salir de allí -Espero que eso te haya encendido lo suficiente para que ahora nos lo pasemos bien en el Local- y entonces me eché a reír. Seguramente en mi Local-Casa terminaríamos ambos borrachos y dormidos por los suelos... Pero no estaba mal chinchar a tu compañero de chanchullos... ¿No?