Encerrado. Esa era la palabra. Desde que el Soldado 76 había arribado a Edén no habían ocurrido más que problemas, o más bien percances.

Por un momento, había pensando en que pronto podría encontrar a su denominado grupo, pues desde que se había desmantelado, muchos escaparon, incluso de la tierra. No había dejado de pensar en ellos desde ese entonces, pues, eran sus amigos, una parte de él los llamaba familia, a pesar de que aquella máscara no reconocía más allá que sólo enemigos.

Se había infiltrado en Edén, y había tomado un cargo tras hablar con una comandante, se presentó sin máscara en aquel entonces, como su verdadero ser, Jack Morrison, y al instante, se le otorgó mil y un derechos que no podía rechazar, lo habían nombrado capitán de la armada de Edén, aunque no era aquello lo que buscaba, él buscaba algo mucho más atesorable: Overwatch.

Tras ser ascendido casi al instante, había comenzado una búsqueda en solitario, que claramente no había tenido éxito. Le habían hablado de miembros de Overwatch en el planeta, nombres como Ángela, o Lena aún rondaban en sus oídos, como si aquellos recuerdos enterrados en su tumba simbólica aún continuasen ahí, danzando en su mente, memorias que intentaba olvidar en busca de no hacerse falsas esperanzas, de acuerdo a como se escuchaban las últimas noticias, todos estaban muertos, o peor: actuando como mercenarios.

Era bastante desesperanzador, pero había que continuar.

En uno de los días, se infiltró en una misión de rescate, había escuchado las llamadas de auxilio en el interior de una de las bases de operaciones, y no tardó en unirse al escuadrón, se infiltró en el transbordador y permaneció observando las estrellas y admirando el espacio. Era extraño y sentía frío, como si viajar no se le diese muy bien, aunque, no era el vértigo lo que lo hacía pensar, era más bien, el por qué de los llamados de auxilio, pues en el espacio, todo puede pasar.

Llevaba un traje espacial bastante similar a la vestimenta que ocupaba en Tierra. Azul, blanco y rojo, acompañado con una coraza de protección de alta tecnología, de vez en cuando, podía sentir los escudos de radiación que expulsaba el metal, pero no les daba importancia, pues apenas lo sentía através de su superdesarrollada piel.

Caminó a través del transbordador y observó a un lado a un híbrido, o algo así. Posiblemente uno de aquellos denominados Drackoyanos por su apariencia de lagartija, lo reconoció a media distancia como uno de los capitanes de la armada. Alzó una de sus cejas y comenzó a analizar al resto, mucho más que mujeres, soldados. No dijo nada en voz alta, solo susurró, pues sabía exactamente que él no debería estar ahí, pero lo estaba. —Es ahora, cuando todos somos soldados.— Si bien era lo que siempre repetía, cargaba de sentimientos aquellas palabras.

Luego de eso, esperó, apoyando su espalda en una de las paredes al interior del transbordador. A algo más de seis metros se encontraba el grupo de rescate.

Pensó en las posibilidades y en lo que los esperaría, pero eso no lo hizo sentir distinto, ni tampoco infundió en él temor. Mil veces se había enfrentado a lo desconocido, y ésta vez no sería la excepción. Distinto a las expectativas de muchos, sintió valor, finalmente estaría al fin en acción después de tanto tiempo. Por un momento pensó en que si habían más planetas habitados, Overwatch podría estar disperso en la galaxia, a la espera de su más grande líder.

Tras acallar sus pensamientos, se acercó al hombre reptil y tras parpadear dos veces a través de su visor, buscó hacer su presentación para recibir información de la misión. —Soy el soldado setenta y seis, y os acompañaré en ésta misión. El último capitán de la armada de Edén. Necesito información de hacia adónde nos dirigimos, escuché las llamadas de auxilio en una de las bases de operaciones.— Habló a través de su máscara, su voz era grave, digna de un comandante.

Posteriormente, dirigió su mirada a las otras dos rescatistas y solo bajó la mirada en señal de saludo, si hubiese sido hace unos años, se habría llevado las manos a la frente como destapando su visera, pero aquella máscara no lo dejaría, al menos, hasta en un buen tiempo.

Para Nina las misiones de busqueda y rescate ya era bastante frecuentes, demasiado a decir verdad, sin duda los comandantes de Eden sabían como utilizar sus habilidades especificas aun si no eran para el espionaje o el asesinato, aunque por extraño que sonara en esta ocacion ella no tenia instrucciones "extra" como en otras ocasiones, solo rescatar a quien quede vivo y recabar información sobre lo sucedido nada del otro mundo y era información que todo el escuadrón de rescate sabia, lo cual le daba motivos para relajarse y simplemente hacer una labor noble, aunque le causara risa.

La joven rubia iba sentada al fondo de la nave de transporte con los pies estirados sobre una caja, llevando puesta su traje de infiltracion clasico, un traje colo totalmente negro, a simple vista no pareciendo la gran cosa, pero tecnológicamente era muy avanzado, y debido llevar su traje anterior dado que el ARS se encontraba en reparaciones, en al ultima batalla habia recibido un serio golpe que afecto varios sistemas.

Nina permaneció en silencio durante todo el viaje, ella podía concentrarse mejor para una misión si meditaba un poco antes de meterse en problemas, lo cual era casi un hecho de que podía llegar a suceder; al momento de abrir sus ojos se topo con Puff dando algunas indicaciones sobre ser el oficial al mando de la misión, después otro sujeto que se identifico como "soldado 76" que raro nombre ¿acaso era un agente especial? Sin importarle mucho la joven se levanto de su lugar tomando sus armas, una pistola 9mm, sus DITEs y un "enorme" cuchillo de asalto, asi como un estuche adherido a su cinturón, cuyo contenido era incierto, par finalmente colocarse su casco el cual comenzó a desplegar información de la misión y del funcionamiento del traje el cual todo estaba en verde.

-Consejo sano para todos.... no hagan nada estúpido.... como hacer que los maten...-

Por experiencia ella sabia que esa clase de misiones tenían un pequeño inconveniente, difícilmente se encontraban supervivientes, ya que las instalaciones no reportaban despresurisacion o daños muy contundentes, pero ella esperaba que en esa ocacion, fuera distinto y solo fuera sacar a quien encontraran y largarse.

La mercenaria siempre buscaba encuentros interesantes a la hora de aceptar o rechazar contratos, habían llamado a su puerta un par de sujetos que se identificaron como mensajeros de una compañía de exploración minera. Ofrecieron un trato a la mercenaria que en principio era tonto, solamente buscar personas en un planeta alejado y frio, en condiciones normales lo habría rechazado pero la paga que le ofrecieron era monumentalmente alta y habían pagado la mitad por adelantado. Con tanto dinero en sus manos ella simplemente acepto. Eso fue ya hace un par de días, ahora se encontraba en una nave. Se había puesto a leer el informe proporcionado, parecía extraño, mas que por los datos por lo extrañamente muy colaborativos que fueron los de esa compañía a darle tanta información sobre los planos y acceso al arsenal, sin dudas era algo muy importante para ellos y estaban desesperados, de lo contrario no habrían invertido tanto en esa operación.

Se encontraba sentada algo alejada del grupo, estudiando en mayor detalle los planos suministrados. Sobre su apariencia, tenia un traje espacial de color negro, un diseño especial en el casco le permitía tener su cabello fuera del mismo aun cuando este estuviese cerrado. No portaba armas, no las necesitaba, pero si tenia un conjunto de herramientas, si algo fallaba, debía asegurarse de poder reparar o armar algo lo bastante confiable como para que pudiesen salir del planeta. Pese a las apariencias ella era una gran mecánica. Todas las herramientas se desplegaban desde los brazos, incluso una gran sierra útil para rebanar metal y abrirse pasó. Como toda buena herramienta, podía ser usada como arma si se sabia como, en este caso podía ser una buena arma de corta distancia.

Traje espacial:

En principio eran tres personas, pero había escuchado alguien ingresar por una de las escotillas. Por unos momentos pensó que era un enemigo, la nave comenzó a temblar a causa de ello, pero se percato de que era otro añadido al grupo, una imagen con sus datos disponibles aparecía en los PAD que les entregaron con los informes. Eran por lo poco un grupo bastante variopinto, sobre todo cuando comenzaron las presentaciones. En primera el lagartijo gigante auto proclamándose líder del escuadrón, en segunda el recién llegado también sacando su rango a relucir. La mercenaria no pudo evitar darse con la palma en la cabeza, desde su punto de vista eran solo un par de imbéciles – ya cállense boy scouts, podrán ver quien orina mas lejos cuando termine la misión – la única persona medianamente razonable a ojos de la mercenaria era otra de las integrantes del grupo.

La nave había terminado de acoplarse y comenzaban a dar avisos de que se abriría la escotilla. Yun cerro su casco, mostrando una careta similar a la de un caballero medieval, un diseño que en apariencia era algo tosco, pero que tenia todo lo necesario. Información de los sensores y los sistemas de comunicación – vamos, cuanto antes terminemos antes tendremos la paga – sale primero ingresando en la siguiente nave. Algo le decía que esa misión era mas de lo que aparentaba, siempre había algún tipo de cabo suelto cuando contrataban gente con tanta prisa.

Aunque quizás el grupo era escaso en disciplina, el soldado no quiso demostrar su descontento, pues, a pesar de las diferencias armónicas que había en el escuadrón, las ansias de una misión completada se repartían a lo largo del transbordador.

Escuchó al Drackoyano y no articuló ninguna palabra, revisó el dispositivo y contempló ante sus ojos enmascarados la llegada de información, efectivamente, todo era como se lo esperaba. La misión no estaba tan lejos de acuerdo a la posición del transbordador pues, eso era lo que presentía además de que era lo que podía observar en la visión infrarroja de su HUD tras palpar con sus dedos un botón en su máscara. Por otro lado, había ignorado completamente las palabras de las otras dos mujeres, pues, con una estaba en lo cierto, y con la otra no tanto debido a un tema disciplinario.

No pasaron más de cinco minutos cuando el coloso metálico apareció frente a sus ojos a través de la ventana de acoplamiento. La luz de las estrellas se había esfumado después de que el gigante metálico las ahogara en su sombra. Era gigante, mucho más grande que muchas naves que había visto en su vida, es por eso que dudaba acerca de si es que se podría encontrar sobrevivientes en una misión como esa, pues la posibilidad de tener un acierto antes era bajo el cincuenta por ciento, ahora rozaba el mínimo.

No podía observar ninguna luz en el sector de las escotillas de la extractora, por lo que pudo adivinar en un instante que lo habían saboteado desde dentro, y que posiblemente, todo aquel que estuviese encerrado dentro de aquella monstruosa recolectora habría muerto tras el ataque.  Soltó un grave suspiro después de que se preparó para salir. Acopló a su máscara un casco a la par con él, y posteriormente, cerró su traje presurizado que se adhirió instantáneamente a su cuerpo, para luego sujetar su rifle Hélix y cerró sus ojos ante el allanamiento de lo desconocido, de acuerdo al líder de aquella misión, era hora de actuar, y bien lo sabía.

En el transcurso del ingreso no se limitó más que a seguir órdenes, puesto a que su cargo en la misión no era precisamente el de un líder.

Se posicionó junto a la rubia entre el drackoyano y la musculosa y posteriormente observó alrededor. Todo se había movido por un instante, la nave se había acoplado dejando escapar un pequeño y bastante poco tranquilizador "crack" para finalmente escuchar las puertas abrirse. Al instante, todo sentimiento se desvaneció, la tensión acabó tras escuchar la voz del reptil humanoide, estaba dando órdenes de posición al transbordador que en caso de algún posible accidente les podría salvar la vida, por lo que estaba de más agradecer por ello.

Dio unos pasos tras el drackoyano y al instante sintió la tensión que se difuminaba a través del escuadrón, un ligero olor a hierro ingresó por el filtro de su máscara, un aroma perturbador que se crecía a medida que iban ingresando a la nave de extracción. Se mantuvo firme ante los movimientos de desacoplamiento del transbordador y comenzó a analizar su ubicación con la mirada, su máscara le proporcionaba de iluminación y visión nocturna, por lo que podía notar algunas cosas que estaba claro que los demás habían ignorado al ingresar. Una viscosidad latente rodeaba algunas zonas bajo la helada neblina que asolaba al escuadrón. Algo que sin duda daba de qué preocupar.

Su mirada se conectó con la del drackoyano y sus camaradas al momento de cambiar el modo del HUD, claramente, a través de sus visores no se podía ver semejante atrocidad, pues, incluso antes de que las luces de emergencia llegasen a su vista, un líquido carmesí rodeaba sus pies. Al alzar la vista, finalmente pudo observar el río de sangre frente al grupo. En el interior de la zona de embarque no había rastros de forma de vida inteligente más allá de la estela sangrienta que rodeaba el piso bajo sus pies. De ahí provenía el aroma a hierro, sangre fría, coagulada y podrida.

Observó a un lado y divisó grietas en las paredes acompañados de agujeros provocados por proyectiles menores, como los que debería a modo de defensa una nave de extracción, pero aún así, no habían servido de nada. —Un río rojo. Hay destrozos al interior de la nave más allá de esta helada neblina. Las paredes de la cámara de ingreso estaban rotas por forzamiento, y hay un par de agujeros de gran tamaño en los alrededores.— Comentó el soldado, para así fijar su vista en el líder de la misión. Sabía exactamente que era lo que pensaba, y lo que de seguro pensaba el resto. Lo que había provocado tal destrucción no era consciente, era algo primitivo y salvaje.

Fijó su mirada en el mapa que había tomado el drackoyano y lo analizó con el filtro de su máscara, al instante, su posición fue marcada en un pequeño cuadro del HUD. Un punto verde en la penumbra de lo desconocido, aquella posición posiblemente era el único lugar seguro de aquel frío ambiente.

Finalmente, tomó órdenes de nuevo. Su trabajo iba a ser efectivo, cuidarían la zona, y estarían preparados para emitir asalto en el caso de correr peligro. Caminó hasta la zona de seguridad acompañado del drackoyano observando de un lado a otro en busca de posibles amenazas pero no encontró nada más allá del reguero de sangre. —No hay preguntas que hacer, sólo acciones que ejercer, soldado.—Musitó dirigiendo su mirada de un lado a otro. Aquella lucha librada en aquella zona no era para nada equilibrada, había sido una masacre.

—Lo que sea que esté más allá, está al acecho de nuevas víctimas. Obtener visión en éste lugar será lo mejor por ahora. Aquella puerta permanecerá cerrada hasta que el generador se reactive.— Agregó para consiguiente callar. Se había dado el tiempo de analizar a los jóvenes, por lo que aparentemente él parecía ser el de mayor edad psicológica en el escuadrón, aunque, aquello, no importaba en lo absoluto.

Sabía como debía actuar, de acuerdo al plan y sin salir de él. Un error, los mataría a todos, e incluso arriesgaría la vida de quienes estuviesen dentro del transbordador.

Las luces parpadeaban ante sus ojos, e inquieto, se fijó en la vista de Puff en su HUD, no veía más que oscuridad y sangre.

La penumbra y el silencio eran mucho más inquietantes que la bestia que se escondía.

Nina debia admitir algo, que no importaba cuantas veces fueran, cada vez que veia uno de esos monstruos mineros nunca dejaban de impresionarla, bestias diseñadas para deborar asteroides y porque no, planetas, el proposito de estas naves realmente le hacian cuestionarse que siempre les pasaran cosas extrañas, despues de todo el universo sigue siendo algo lleno de misterios para la raza humana y para otras razas incluso, y la mineria siempre incluso en la tierra llegaba a desenterrar algo nuevo, incluso peligroso .

Cuando el transportador se acoplo y las compuertas se abrieron Nina estaba preparada para lo que fuera, el silencio se apodero de sus labios, su traje estaba en modo de escaneo por si las dudas, pero al entrar a la nave el ambiente era menos que agradable, silencio total, la energia habia sido cortada, tal vez como un procedimiento de emergencia para evitar que algo entrara o saliera, en el peor de los casos solo que alguien cometio un grave, grave error.

La rubia avanzaba con el grupo con su pistola en mano, observando su alrededor, notando que entre mas pasos daban para adentrarse a la nave, era mas evidente lo que habia pasado, signos de una lucha sin cuartel, sangre desparramada por el piso, paredes y techo, pero no habian cuerpos, incluso su casco pasando de escaneos entre buscando signos vitales, hasta simplemente cuerpos, todo daba en negativo, pero a pesar de la situacion tan tenebrosa, en los HUD del resto del equipo los signos vitales de Nina estaba en calma, respiracion, ritmo cardiaco, despues de todo su dia a dia era dejar un camino de cadaveres.

Cuando escucho los comentarios sobre la situacion, principalmente del Puff y de 76, de no ser por el casco le podrian ver a la rubia una sonrisa que casi iba de oreja a oreja, al tiempo que inexplicablemente el lente de su casco emitia un brillo rojo.

-Si las pesadillas fueran realidad, serian como una fiesta en la que todos se trajean de rojo escarlata, bailando un vals de muerte, el anfitrion no gusta de colados como nosotros, pero en lugar de hecharnos, nos invitara a quedarnos.... como aperitivo...-

Afirmo la joven sin detenerse, en un tono mas similar al de una niña que realizaba una jugarreta de mal gusto. Cuando Puff se detuvo, ella paso de largo adelantandose un poco, sabiendo cual era el plan a seguir o al menos lo que ella debia hacer tras ver el mapa en su propia pantalla, pasar desapercibida era lo que mejor sabia hacer; incluso ya para cuando Puff le dio la orden de adelantarse e ir al generador para reestablecer la energia, la rubia ya estaba frente a la escotilla en el suelo para acceder a la zona de carga, al ver hacia el vacio que la esperaba, estaba segura que alguna artimaña encontraria.

-"Pues el Ángel de la Muerte extendió sus alas al viento, y posó su aliento sobre la cara del enemigo al pasar, y los ojos de los durmientes se tornaron muertos y helados, y sus corazones antes latientes, ¡Ya por siempre parados!"-

Cito la joven mientras se lanzaba por el acceso, hasta terminar mas o menos 2 metros abajo en una zona excluva para personal de mantenimiento, en la cual parecia a simple vista no haber signos de lucha, mas sin embargo al lugar no parecio llegar en un principio nada, ya que en su caida Nina habia activado el camuflaje por aquello de que algo la recibiera de forma no muy agradable, tras asegurarse de que la zona estaba "segura" a simple vista, comunico por rapido a Yun.

-limpio-

Ingresa a la nave pero no encuentra lo que esperaba, todo en silencio y con poca iluminación. Los demás “compañeros” parecían querer sincronizar sistemas vitales, no tenia un motivo para negarse así que hizo lo propio y compartía sus constantes por el visor, al mismo tiempo que sus compañeros compartían las propias. Los retazos de iluminación mostraban algo bastante curioso, todo el lugar o al menos donde ellos caminaban estaba cubierto de sangre – tremenda fiesta se han montado aquí – las luces de su casco se encienden para ver mejor. Se dio cuenta con la nueva iluminación las marcas que había por todo el lugar, impactos de proyectiles, quemaduras por explosiones y marcas de perforación en el metal, estas ultimas le intrigaron y se aproximo a investigar mejor una de esas – lo que sea que produjera estos cortes en el metal no es muy sutil, y si es alguna criatura tiene bastante fuerza – como mecánica, la mercenaria sabia diferenciar las diferentes resistencias de los metales, el de esa nave era particularmente fuerte, incluso con un soplete de plasma tardarían diez minutos en cortar unos 10 cm, la marca que reviso tenia una rajadura de casi tres metros.

Camino hasta toparse con una gran puerta, seguramente un portón blindado de seguridad – cierre hermético, seguro que puedo abrirla – había encendido la sierra que tenia en el brazo, lista para abrir un agujero en la pared, cuando los soldaditos que venían en el grupo prefirieron reparar el generador – oh por favor, es mas rápido tirar ese portón abajo que dar la vuelta – nadie parecía importarle la rapidez, quizás si forzaba la puerta medio mundo podía oírlos, después de todo una cierra cinética no es el instrumento mas silencioso, pero al menos perderían menos tiempo. Termino por resignarse al ver que todo el mundo parecía querer tomar el camino largo, siguiendo a su compañera por uno de los caminos de mantenimiento.

Había una trampilla debajo del suelo cerca de una de las paredes. Yun dio un suspiro pues vio las dimensiones que tenia esa dichosa entrada. No iba a meterse a arriesgarse a quedar atorada en un ducto. Buscaba otra manera de bajar hasta que un poco mas hacia la izquierda había una escalera, esa parecía ser una entrada algo mas grande así que bajo por ahí. No había luz en ese ducto, estaba moviéndose literalmente por tanteo. Termino de descender nada mas para darse cuenta de que ese lugar seguía igual de oscuro. Según su compañera estaba todo despejado, si no fuese por las luces que tenia no se podría orientar bien en ese lugar – a ver que tenemos por aquí – investiga un poco la zona, era curioso como no había signos de lucha ahí abajo, pero goteaba algo de sangre de la parte de arriba – creo que ya lo encontré – se aproxima al generador de esa área, revisando si tenia fallos pero se encontró algo no muy agradable – metieron una plancha de metal directamente en la bobina, algún gracioso seguro pensó que seria buena idea sabotearlo – inspecciono mejor el aparato, los daños no eran tan grandes salvo en las aspas de la bobina – no tardare mucho, mantén un ojo abierto por si acaso

De su brazo izquierdo salió algo similar a un soplete, mientras que la sierra de su brazo derecho cambio a lo que parecían ser unas tenazas. Lo primero era quitar la pieza de metal del interior, para ello tuvo que cortar con el soplete el metal. Una vez logro removerlo, lo siguiente era sacar los trozos de chatarra que aun quedaban en el interior – al menos algo útil se puede sacar del sabotaje – al terminar de sacar todo, comenzó a cortar todo en trozos mas pequeños, dándoles algunas formas, eran algo toscas pero servirían para hacer funcionar la maquina de nuevo – veamos si esto funciona – cambio el soplete por un soldador, uniendo las piezas y soltando varias chispas en el proceso. Termino por soldarle una tapa con el ultimo trozo de metal que sobraba – crucemos los dedos – las tenazas comenzaron a soltar chispas, era un arco eléctrico.

Acerco la herramienta dándole un electrochoque al generador, este comenzó a moverse, iluminándose todas las luces de seguridad de la maquina. La luz no tardo en regresar, iluminando todo con la energía corriente – regresemos – se movió por la escalera, subiendo antes que su compañera.