Ya era tarde y el sol comenzaba a ocultarse,  no podía si quiera ubicar en el lugar donde se encontraba, otra vez torpemente había vuelto a perderse tras tomar el transporte equivocado. Se encontraba de pie frente a aquel enrome tablero donde indicaban los horarios y rutas de todos aquellos vehículos subterráneos, pero no entendía, no descifraba y aún el idioma que se utilizaba ahí para escribir se le complicaba un tanto. Se le veía en la mirada lo nervioso y sin despegarse con su dedo índice de la mano derecha seguía atenta las líneas del lugar donde ella creía estaba, lo cierto era que si no se hubiera quedado dormida dentro del tren otra cosa hubiese sido y estar{ia ahora mismo en casa comiendo algo delicioso.

Suspiró con pesadez, quizá si se acercaba a alguien para pedir instrucciones le sería más fácil, pero entonces fue que cuando buscó en las costuras de su vestido su pequeña libreta y pluma para poder escribir no estaban, seguro las había dejado olvidado en casa, ahora estaña perdida, hambrienta y sin poder hablar con las personas. Renegó, rabió y pateó un pequeño bote de basura que se encontraba ahí mientras en sus adentros se maldecía una y otra vez. Lo peor de todo es que la estación en donde se encontraba estaba sola, se sentó en un pequeño banquito y suspiró tratando de relajarse, no fue hasta que extendió una de sus manos para recargarse cuando sintió algo curioso.

Tomó aquella “cosa” y la observó atentamente, parecía una billetera, la abrió y en ella habían unas tantas identificaciones, seguramente se le había perdido a alguien, sintió un vacío en su estómago y al abrirla notó que tenía dinero, su semblante se volvió algo triste y levantó la mirada. “Sólo imagina…” Pensó. “Sólo imagina que este pobre hombre tenía el dinero de su semana aquí pero que alguien trató de robar su billetera y terminó tirada por aquí, o quizá él mismo la tiró sin darse cuenta y ahora no podrá identificarse… ¿Y si le pasa algo? ¿Cómo reconocerán su cuerpo? O peor.. Tiene hambre y no puede comprar comida por que yo tengo su dinero ahora y en este momento está triste y desesperado por no tener nada de alimento… ¡Quizá muere de hambre y termina tirado por ahí y su cuerpo será llevado para hacerle horribles experimentos o terminará como alimento en algún restaurante donde las personas hacen comida de humanos por que hay extraterrestres que se las comen! O quizá…”  Paró de pensar… Su estomago comenzó a gruñir, bajó su mirada y observó la billetera. “Quizá.. Sólo quizá pueda tomar un poco de dinero para poder comprar algo de comida y una libreta…”  Pensó angustiada, pues su poco dinero se había ido en aquel pasaje. “Después lo repondré y buscaré al chico…”  Agrego tomando la identificación de él, observó su fotografía atenta y después su nombre, venía su dirección, sería fácil dar con él.

N dejaba de ver aquella billetera y con una mueca de disgusto levantó su mirada en cuanto escuchó la voz de un masculino, su corte de cabello era… Interesante, al igual que el tono del mismo, lentamente se puso de pie y frunció el ceño, ¿Por qué llegaba con aquella agresividad? Llevó la billetera tras de sí y retrocedió un paso, quizá quería robársela o algo. Volteó alrededor y observó que ambos estaban solos… ¿Y si quería lastimarla? Y fue cuando sus palabras la hicieron reacciona, era verdad, él se parecía al chico de la foto. Llevó la billetera frente a ella y la abrió nuevamente observando la identificación del chico, en una de ellas pudo verlo, ¡Pertenecía al Kosmov! Sonrió observándole y movió un poco su billetera mientras con su otra mano meneaba la identificación del tripulante.


Tomó un poco de aire y sonrió algo apenada, no tenía su libretita a la mano para poder hablarle… Escribirle sería la palabra correcta. Se acercó y le entregó la billetera algo avergonzada y después su identificación. Apuntó el mapa del metro en la estación donde se encontraban y con su dedo trazó un pequeño camino hacia dónde debería ir, estaba algo lejos y no tenía dinero para el pasaje, estaba perdida. Pensó que quizá por ser compañeros piloto podría tener el atrevimiento de pedirle algo de dinero, pero algo torpe sabía que no tenía su identificación encima, la trataría de farsante y sin contar que para confesar que era del Kosmov debía darle cuentas de que era lo que hacía ahí. Su estomago comenzó a gruñir, tenía hambre… Un pequeño puchero se hizo presente y observó al chico raro… Hizo una suave mueca llevando su mano a la boca en simbología casi universal dándole a entender “Tengo hambre”Y junto con ello negó, quizá así podría comprenderla, no tenía nada encima para de igual manera comprar algo de comida, vaya día de mala suerte.