- ¿Mmhh? - musitó en tono de duda mientras miraba a su alrededor, fijándose en aquellos detalles a los que se había acostumbrado con el pasar de los años y percatándose por fin de que era otro día donde estaba en ese lugar vacío pero acogedor, su propio apartamento, sin nada qué hacer pues no había recibido llamado alguno de la estación , lo que significaba que su presencia no era necesaria por ahora. ¿Y qué haría mientras tanto? Aún lo meditaba. Lo que sí, es que no se permitiría a sí misma desperdiciar el día completo en aquel lugar. En realidad no le molestaba, pero sentía ese deseo de ir a algún otro sitio que pudiese entretenerla.

Atravezó lentamente la habitación, pensando, para luego girarse e ir por donde había iniciado el movimiento. Repitió esto mismo un par de veces, pensando en distintos lugares que le resultaban agradables pero que por distintas circustancias le era imposible el decidirse por uno. Fue entonces cuando se detuvo en seco, levantando la vista y golpeando con su puño derecho sobre la palma de su mano izquierda. Tenía el lugar perfecto en su mente: un bar. ¿Por qué un bar? En realidad no sabía aún, pero ese tipo de sitios tenían un aire que le llamaban la atención además que normalmente ocurren cosas interesantes y así la gente no se aburre. Además había alcohol, qué mejor.

No se iba a tardar demasiado en vestimentas, pues usualmente en los bares se va con ropa casual y eso era exactamente lo que ella acostumbraba a vestir, lo que también era un punto a favor. Se ajustó sus pantalones negros y les colocó los tirantes que siempre utiliza, acomodándoselos por encima de su camisa blanca sin mangas. Abotonó su camisa, dejando los dos primeros botones libres y también el último, cosa que le parecía de lo más cómoda. Se tomó el cabello y, con un accesorio de color negro, se lo "amarró" dejando caer una única y carga coleta por su espalda, no sin antes haber tenido la precaución de dejar cabello suficiente por sobre su rostro para darle su estilo característico.

Tomó las llaves, su billetera y terminó de acomodarse el zapato que le faltaba mientras salía de su apartamento. No se demoró demasiado en bajar las escaleras, pues no vivía en un piso muy alto. Al llegar hasta la calle, respiró profundamente y miró a sus alrededores para orientarse un poco, recordando el camino exacto que la conduciría finalmente al bar al que quería ir. Habían varios bares en la zona, pero era uno el que visitaba cada cierto tiempo y era justamente al que iría. Caminó entonces, pues no era demasiada la distancia que existía.

- Perfecto... - dijo en un volumen bajo, satisfecha, al encontrarse fuera de su destino. Entró entonces sin dudarlo siquiera, para luego cerrar los ojos e inhalar el aroma que desprendía el lugar mientras sonreía. - ¡Já, sigue igual que siempre! - soltó una leve carcajada tras hablar. Se limitó a caminar en línea recta tras percatarse que había mucho cliente aquel día, pues prácticamente todas las mesas estaban ocupadas, así que sería la barra su objetivo. Se sentó a un asiento de distancia de una chica de cabellos rojos, centrando su vista en lo que se estaba sirviendo ella.

Hizo una seña con su mano derecha al mesero, a lo que éste, tras reconocerla como una visita habitual, se acercó para preguntarle qué era lo que se le ofrecía en aquella ocasión. - Tomaré lo mismo que ella. - dijo mientras dirigía su mirada a la mujer, sonriéndole. No fueron mucho los minutos que tuvo que esperar hasta que su vaso estuviese listo, el cual tomó enseguida y le dio un pequeño sorbo para recordar aquel sabor que hace días no consumía. - ¿Todo bien? - le preguntó a la chica que estaba a no mucha distancia de ella, con la intención de comenzar una conversación y pasar un buen rato, lo que era su principal objetivo además de beber.

Estuvo unos minutos más tranquila, sin hacer mucho más que evaluar el ambiente, la música de fondo de hecho era mucho más agradable de lo que esperaba, uno de sus grupos favoritos sonaba en los parlantes. La gente parecía decente, aunque había un grupo de adolescentes, de unos 18 años recién cumplidos tal vez, que hacía más ruido que todo el local junto. Aun así, el ambiente le gustó, era agradable y le incitaba a querer quedarse.

Cuando vio a la chica entrar la verdad no le prestó atención, en parte porque parecía igual a todos los demás a simple vista, y por eso mismo le sorprendió oírla pedir el mismo trago que ella, generalmente eso hacían los hombre cuando querían flirtear en primera instancia o buscaban llamar su atención, de todas formas se hizo la tonta unos minutos más, con todo el ruido de ambiente y la distancia que tenían era lógico que un humano corriente no hubiese podido escuchar a la mujer albina hablar, y ella no tenía intenciones de revelar su verdadera raza por algo tan banal como un Tequila, de hecho, su raza era algo secreto para todos menos su tripulación más fiel y sus superiores. El camarero le llevó su trago y con deguste dejó que el líquido amargo se deslizara por su garganta ardiendo de una manera horrible pero que de alguna extraña forma no le resultaba ni incómoda ni molesta, tampoco es que fuese una alcohólica ni mucho menos, pero cuando vivía con su padre eso era una especie de tradición, lo había empezado a hacer cuando tenía 16 y cada vez que su padre la castigaba terminaba con un vaso de licor en su mano; Había empezado joven y su padre casi siempre la castigaba, así que su resistencia al licor era bastante buena.

Al diablo, no engañaba a nadie, le gustaba el alcohol.
La diferencia de otras personas es que ver a la Capitana O'Connery borracha era casi imposible. Había pasado antes (en ocasiones que prefería olvidar la verdad) pero para noquearla hacía falta una buena provisión de ron y whisky, y nada de comida en su estómago.

Suspiró al tomar su segundo trago, la sensación no dejaba de ser agradable y relajante, justo al tiempo que la chica le hablaba, así que volteó la mirada hacia ella, más interesada en quien le iniciaba la conversación. – Hola. – La saludó con una sonrisa de vuelta, cortesía ante todo, de su vaso aún quedaba la mitad, así que se puso a revolverlo levemente con un lento movimiento circular. – Claro, todo bien. Quería relajarme un rato, y no tenía mucho que hacer, así que termine acá, me habían recomendado este bar, así que decidí probar suerte y ver cómo me iba ¿Y tú? ¿Qué haces por acá? Si puedo saber… – La conversaciones livianas eran algo que solía hacer, por su puesto, ella evitaba hacer demasiadas preguntas personales, porque a ella las preguntas personales le ponía incomoda, pero ahora que veía mejor a esa mujer, su rostro le sonaba levemente conocido ¿Tal de trabajaba en Kosmov? La verdad, no lo sabía, pero con suerte, tal vez tuvieran más en común que un Tequila y podría hacer una nueva “conocida cercana”, tal vez incluso una amiga, sólo tenía que ver como avanzaban las cosas. – Buena elección de trago, por cierto. – Comentó con una risa divertida, tomando otro sorbo mientras esperaba su respuesta.

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