Al parecer todo iba resultando. Los soldados habían acatado mis “órdenes” de reorganizarse para defender la base. Los civiles se iban de a poco, los soldados mal heridos, estaban siendo atendidos y los restantes, peleábamos. Nashira y Stella estaban bastante lejos de nuestra posición, y parecían tener problemas. El muro de escombros que había improvisado resistía de una manera que no me la esperaba, un punto a favor. Aproveché una abertura enemiga para ir hacia ellas, pero se apareció uno de repente, golpeando los escombros. Varios de estos me golpearon, mandándome a volar contra una gran pared. Me sobé la cabeza, gruñí de mala gana y me levanté con mi cola afilada. El “semi familiar” se me tiró encima, extrañamente estaba desarmado, así que era cuestión de ver quien se las apañaba mejor en temas corporales. Esquivé sus golpes, hasta que uno de ellos golpeó la pared de mi costado, haciendo que tiemble y de a poco, empezó a romperse. Esto era malo, muy malo. Moví mi cola rápidamente, le corté la mano y luego atravesé su cráneo. Moví la cola para retirarla pero no podía, ¿Qué era lo que lo estaba tratando? Clavé la vista más abajo e identifiqué su mano sana. La pared ya estaba derrumbándose contra nosotros - Ja... – relajé el cuerpo, y lo último que vi fue dos grandes bloques de cemento terminar de matar al enemigo, mientras otro golpeaba mi cuerpo y luego, un tremendo ruido. Me quedé inconsciente.
Silencio. Todo estaba negro. ¿Había muerto? Traté de moverme, pero todo me pesaba, como si tuviese miles de miles de kilos encima, o estuviese bajo miles de kilómetros bajo agua. La cabeza me dolía como nunca, ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? Me sentía extraña además. Mi cola parecía estar atorada en algo… Musgoso, o… Como algo medio húmedo, no lo sé, era extraño. Traté de moverme una vez más, y pude con uno de mis brazos, bueno, la mitad de este. Lo estiré y acerqué lo más que pude para poder tocar mi rostro, pero algo lo impedía. Debía tratar de acordarme que pasó… Me concentré unos cuantos segundos hasta que mi memoria hizo un rápido reencuentro de flashbacks, y caí en cuenta de lo que había sucedido. Estaba en misión. Nashira…. Stella… Esperaba que estuviesen bien. La maldita pared cayéndose encima mío... Respiré tranquila unos cuantos minutos, tratando de re armarme, y luego golpeé la roca, partiéndola en algunos pedazos. Empecé a retirar las de mi rostro, clavando las uñas en las rocas para que no se me cayesen, y repetí el proceso con el resto del cuerpo. Miré a mi alrededor, solo había escombros y sangre, partes de cuerpo enemigos… ¿Qué había pasado con los demás? El silencio me estaba poniendo de los nervios, tenía que saber qué es lo que había y estaba pasando. Me levanté, me mareé un poco y use rápidamente un pedazo de pared como apoyo mientras sujetaba mi cabeza del lado derecho. Estaba caliente…. ¿Caliente? Miré mi mano y… Bien, estaba sangrando – Genial… - comenté un poco enojada y me troné el cuello – No es momento para debilitarse, debes volver a la misión, terminar y volver a casa con Eve… – me eché ánimos y moví los escombros con cuidado para librarme por completo. Me escurrí por una pequeña abertura de uno de los costados y terminé por dejarme caer del lado de afuera. ¿Y ahora porque no sentía el suelo? Me senté y miré de qué se trataba. Otro enemigo, muerto claramente, pero no terminaba allí. Para donde mirase, había cadáveres. ¿Acaso me había alejado de mi punto?
Pisé tierra, moví un poco los músculos y huesos. Sentía un ardor en la cabeza que me estaba poniendo de malas, pero todavía no había terminado con mi trabajo. Debía encontrarme con mis compañeras. Me acerqué al cadáver enemigo, aprovechando las heridas abiertas que habían tenido, y estiré mi lengua para lamer el mismo. Iba a reconocer todas sus capacidades, gracias lengua por ser tan útil en estos momentos. Miré un poco a mis alrededores, dándome cuenta que sí, me había alejado bastante de lo que eran los muros improvisados, pero al menos parecía estar todo más tranquilo. Me subí a un semi pilar de escombros y busqué vida con mi rango visual. No muy a lo lejos las pude ver, y sin saber porque, una sonrisa se presentó en mi rostro. Me bajé de un salto y me puse en cuatro para luego empezar a correr a toda velocidad. Esquivé, salte y empujé cadáveres a medida que pasaba por el campo, hasta que este se volvió “puro” y plano. A los pocos metros de estar con ellas, fui bajando la velocidad hasta poder ponerme en dos patas y caminar. Me paré justo al costado del cristal del mecha, notando mí sangre cubrir la mitad de mi frente derecha y todo el camino hacia abajo hasta llegar a mi hombro. Parecía pintada con una brocha… Suspiré levemente y mis cicatrices se modificaron a un color celeste claro, por alguna razón estaba empezando a bajar la temperatura – Puedo mantener la temperatura en cero grados o en 10, si necesitan “calor”… - comenté saludando a Nashira con un gesto casi militar y miré el horizonte – Es bueno saber que están vivas… - sonreí y moví un poco la cola – Y tengo información del enemigo que puede serles útil… Pero en estos momentos, tenemos que prepararnos para lo peor… Cuanta más calma hay, peor será la tormenta… - me giré un poco para ver a Stella y moví mi cola en forma de saludo mientras sonreía. Algo en mi pecho se ablandó, como si hubiera sido liberado. Luego debía preguntarle a Eve que era ese sentimiento, aunque primero, teníamos que volver – Y… ¿Qué fue lo que pasó? Estuve inconsciente…. No sé cuánto tiempo exactamente, pero por lo que veo… Mucho… Lo siento – agaché un poco la cabeza esperando recibir algún tipo de castigo.
PD: La sangre de Sliph es gris claro, que hace diferencia de su piel para que sepan si está lastimada o no xD.