Le habían recomendado salir, disfrutar de un descanso. Y eso iba a hacer. Rakhana se había convertido en su ángel de la guarda, y eso le hacía sonreír estúpidamente. muchos habían partido a otras partes, a otras galaxias, a otras aventuras: Kara, Shepard, Mari... Kaori... Echaría mucho de menos a su ingeniera y amante favorita, pero sabía que ella era un pájaro, un espíritu libre, de ningún modo podía retenerla. Solo hubiera deseado haberse podido despedir. Con un suspiro, intentó apartar esos sentimientos mientras aterrizaba su nave de transporte personal. Pasó de los puertos principales, y decidió hacerlo en el campo. Detectó el transpondedor de Toru y sus coordenadas. Sonrió al saber que el pequeño draken nunca cambiaría sus costumbres.

OST :

Al bajar por la rampa, se le vio vestido con ropa casual para el campo: Pantalones de explorador cortos y un chaleco medio abierto por la mitad. Su pañuelo en esta ocasión era amarillo, destacando por el contraste de color y del ambiente tan verde y caqui. Vio a lo lejos a Toru dentro de las aguas termales, y lo saludó con la mano, y la voz alzada para que le viera. Sin embargo, no fue el único al que llamó la atención. Había un animal dispuesto a la venganza.

El ser similar a un jabalí, aún con los cortes frescos que Toru le había propinado, cargó contra el drackoyano, enfurecido por sus heridas. Sin embargo, no supo de su error, hasta que notó cómo todos los huesos de su columna, desde el cráneo hasta el coxis, eran reventados por haberse topado con el puño de Blaze. Tal fue el impacto, que incluso hizo temblar levemente la tierra. El animal cayó muerto en el acto, y el drackoyano lo agarró del colmillo para llevarlo adentro de la nave. ¡Dame un segundo, ahora vuelvo! Dijo para entrar en la nave con el enorme bicho, y volver sin él. Lo había metido en una cámara refrigeradora, y se ocuparía de él después. Mientras, se acercaba a la poza de aguas termales, mientras se quitaba el chaleco, lo que mostró, fue un vestigio del horrible destino que le tocó.

Su brazo derecho poseía una feísima cicatriz a medio curar de una enorme quemadura, y la zona que le llegaba al cuello tenía restos de cortes, posiblemente de la metralla. Realmente, los drackoyanos eran una raza muy dura no, lo siguiente. Sin embargo, su sonrisa era la misma, y se veía la misma luz en sus ojos. Seguía siendo Puff Blaze, a pesar de sus nuevas cicatrices. Se quitó los pantalones, y se metió despacio en la poza, con un gesto de alivio. Aahhhh, que gusto, que relax... Ven aquí, pequeñín. Le dio un tremendo abrazo al draken, levantándolo y acariciando con su hocico el lateral de la suave cabeza peluda de su pequeño amigo. Que gusto da volver amigo mío. De verdad, es un gustazo. Le soltó suavemente, para volver a su pose relajada, hundiéndose hasta el pecho en la poza. Dime ¿Cómo te han ido las cosas, ya has subido de categoría como tripulante? Vamos, no me tengas en ascuas, llevo meses sin saber nada de nadie, necesito ponerme al día.

Se dejó mimar por el pequeño draken mientras éste le acariciaba y le besaba por el hocico. Con una sonrisa, dejó que Toru se sentase de una forma íntima, casi provocativa. Así era Toru, un provocador. Pero las preguntas que le hizo, le borraron la sonrisa levemente, para dejar una mueca melancólica, dolida. Solo pudo decir una palabra en un primer momento. Zentran... Se miró el brazo, y de nuevo en su rostro se reflejaron sus recuerdos de dolor.

La batalla, aquel mech de élite... El comandante de los Zentran, su jefe... La explosión, el fuego, el frío, el vacío... El silencio. Eso le hizo sacudir la cabeza, y se miró el brazo. Le debía una explicación a su amigo por lo menos. Suspiró hondo, mientras le bajaba de su regazo, para meterse en el agua hasta la cintura, y apoyarse en una pared. A pesar de mirar al cielo, es como si mirase a aquel que le hizo sufrir. Durante el primer ataque Zentran, su comandante me atacó. Me pilló desprevenido, nunca había visto un tirador así. Su precisión solo podía ser comparada a su crueldad... Los Zentran, conquistan, exterminan y esclavizan. No tienen compasión. Y el jefe de la fuerza invasora, reventó mi mech de asalto, dejándome en el vacío para que muriera... Sus palabras parecían más emponzoñadas aún. Y me tiré cuatro malditos meses... ¡Cuatro meses en coma! Medio muerto, y con estas horribles cicatrices de recuerdo, y casi pierdo el ojo y el brazo... Pero lo pagará, vaya que si.

Aquella era una faceta oscura en el drackoyano, su instinto y su deseo de venganza le dejaba a veces con la sangre hirviendo. A pesar de eso, se le veía que podía contenerlo, que tenía su furia y su ira bajo control. Eso era admirable teniendo en cuenta, que pertenecía a una de las razas más agresivas del universo. Comenzó a respirar hondo, para que, con un gruñido, y poco a poco, su ira se fuera difuminando. Finalmente cerró los ojos, para meterse en el agua hasta el cuello, y apoyarse en las rocas.

Como puedes comprobar Toru, la vida del servicio de la flota de Edén, no es un juego de niños. Puede que no te guste la cocina, pero si eres necesario allí, allí estarás, hasta que demuestres que eres necesario en otro lado. Así uno aprende a ser un oficial, hasta que conoce todas y cada una de las funciones de una tripulación. Como decía mi padre: Antes de mandar, hay a que acatar.

Le mostró una gran sonrisa, en señal de que no estaba enfadado, si no que le estaba inculcando. A diferencia de otros, Toru no ingresó en la Academia, por lo que le faltaban muchos conocimientos en cuanto al funcionamiento de una flota. Pero eso no le hacía menos válido, aunque sí necesitaba algún consejo que otro. ¿Y cómo es que no has encontrado algún ligue aún? Pero si eres adorable. Quizás es tu forma de ser tan "agresiva", a los humanos y otras razas no les gusta la invasión del espacio personal. Yo lo descubrí de niño. Y eso le izo sonreír de medio lado, recordando su infancia con Kaori... En aquellos momentos, la echaba mucho en falta.

El coloso empujaba con ganas, haciendo gozar a las dos voluptuosas aliens, que estaban jugando con Toru. Entre sus jadeos, se veía una medio sonrisa. En cuanto termine con vosotras señoritas... Un.. Poco... Más... Las embestía con más saña, a lo cual ellas por un segundo dejaron a Toru, centradas en el inminente orgasmo que iban a tener. Puff, me corro, me.. ¡Corro! Y ambas gritaron de puro placer, quedando exhaustas, complacidas, besándose entre ellas. Era el turno de los jóvenes.

Con su cola, atrajo a Adele y Toru hacia su vera, cerca de sus dos palpitantes penes, cubiertos de flujo. Puff le guiñó un ojo al pequeño draken, mientras palpaba ambos traseros. Muy bien chicos... A jugar. Venid aquí Los dirigía con liderazgo, pero con suavidad, sabía que ambos en estas cosas eran delicados. Buscó entrelazar la lengua de los tres, eran tan pequeños y delicados para el coloso que eran una monada. Lo primero, era calentarlos a base de bien, y con sus manos, frotaba los sexos de los dos chicos, mientras que con su lengua se paseaba por el cuerpo de Toru y de Adele alternativamente. Curiosamente, los ojos de la chica no paraban de mirar a Toru, y el drackoyano se fijó al instante. Te gusta, ¿Verdad? Admito que es una monada... Adelante... Puso a Toru a horcajadas encima suyo, rozando uno de sus penes con el pequeño y suculento ano del joven, mientras que delicadamente, con la cola, atrajo a Adele, siendo con ella más suave y dedicado. Ah... Si... Quiero... Esto... Y mientras Toru era penetrado, la chica se metió el miembro en la boca. Succionaba, lamía, tocaba y experimentaba, también masturbaba el miembro libre de Blaze, rojo, palpitante, curvado y con excitantes estrías. Alzó la vista un momento, tocando el vientre del draken para notar cómo el miembro se movía por su interior. Te hee, parece que se siente bien... Quiero la tuya Toru, me gustas. Mientras el draken subía y bajaba debido al leve empuje de Puff, las lenguas de la chica y del draken se cruzaron. El drackoyano ayudó a la chica a ponerse encima de él, para abrirse de piernas, y meterse todo el pene de Toru. ¡Ah, es genial, tengo la cosa de Toru dentro de mí! Ahora parecía un vaivén a dos partes. Los jadeos de Puff eran guturales, en señal del placer que estaba recibiendo, mientras sostenía a los dos jóvenes, pero Toph y Sisha no se iban a quedar quietas.

Toph con sus cuatro brazos, se puso tras Adele, y mientras tocaba los pechos de la chiquilla, también tocaba a Toru, jugando con sus pezones, ocultos entre el suave pelaje. Sisha, por su parte, se había vuelto más atrevida, poniéndose encima de los hombros del coloso, para tener su entrepierna penetrada por una enorme lengua. Los cinco en una sola orgía, intensa y conectada, pero en el centro, dos jóvenes estaban siendo el núcleo de toda esa pasión.