Bar Prison’s Drake. Un local bastante amplio en el centro de la ciudad, intencionalmente ubicado en una calle pequeña a media cuadra de la calle principal. La entrada consistía en una gran puerta doble con un cartel de madera encima en el que figuraba el nombre del local, rodeada estrechamente por dos viviendas que quitaban la posibilidad de pensar en un espacio grande de la imaginación de cualquier nuevo cliente tentativo. Lo cierto era que, una vez cruzada la puerta, descubrirían que las dos viviendas eran solo una fachada para ocultar el gran local que había detrás; un espacio muy amplio en el que se ubicaban 20 mesas de todo tipo (redondas, cuadradas, con sillas, con sillones, en altura junto a una baranda, etc.) y un largo mostrador de bar al frente con cerca de 30 taburetes. A su vez, se encontraban fotos en las paredes que conmemoraban a personas o sucesos importantes para ese bar, grandes carteleras con noticias y anuncios de “se busca”, parlantes con música de fondo, algunas pantallas de televisión donde pasaban noticias, y una pequeña sección de entretenimiento en el piso superior con mesas de Pool y un par de Dianas.

Era el lugar de reunión de mercenarios por excelencia, un espacio ideal para conseguir trabajo, estar al día con los acontecimientos de la semana y distraerse un poco del trabajo duro de todos los días. Por supuesto, los mercenarios no eran los únicos clientes. También iban forasteros, soldados del ejército, personas con dinero en busca de contratar mercenarios y cualquier clase de sujeto que se sintiera a gusto con aquel ambiente en el que las personas rudas eran libres de expresarse. Ninguna persona que pudiera considerarse “enclenque”, a no ser novato en la materia, se encontraba en el lugar. Y en vista a la gran cantidad de personas con estas características trabajando en Eden y sus alrededores, el lugar casi siempre se encontraba lleno.

Eran poco más de las diez de la noche en aquel entonces y el lugar estaba casi repleto. Venía un tanto cansado de mi jornada de trabajo puesto a que me habían encargado realizar modificaciones a todo el armamento del Hekarion para una misión especial que comenzaría a los días siguientes, así que a modo de desprenderme un poco del ambiente dentro de la nave, baje a tierra a visitar uno de mis bares de preferencia. Caminé hasta el local fumando un cigarrillo, el cual apagué contra la pared junto a la entrada antes de ingresar, y una vez adentro, camino con un paso medio firme hasta uno de los pocos asientos libre de la barra. No era muy conocido en el lugar puesto a que allí ingresaban muchas personas. En mis tiempos de mercenario tenía un poco más de fama, razón por la cual ahora no era un completo desconocido, pero ahora que pertenecía  la tripulación del Hekarion, me estaba quedando un poco fuera de foco. Aun así, los principales clientes del lugar y aquellos cantineros que llevaban algunos años trabajando allí, me reconocían como “un buen sujeto”.

Una vez en el mostrador, pedí un trago con ron, vodka y limón, y me entretuve un poco mirando las noticias y otro tanto escuchando conversaciones ajenas. Si bien unas cuantas resultaban completamente fuera de todo interés, otras tantas contenían información dirimente para situaciones específicas de las vivencias de sujetos experientes en toda clase de situaciones complicadas. Si mis años en el rubro me habían enseñado algo era que muchas de esas historias contenían ciertos detalles que uno podría usar más adelante. También había aprendido a distinguir entre las historias falsas de las verdaderas, y aquellos testimonios valiosos de los que solo expresaban emociones frente a situaciones normales. Podía decirse que la recolección de información era uno de mis fuertes, y esta quizás fuera una de las principales razones por la cual se me permitía abandonar la nave para visitar solo estos lugares. Sigo bebiendo mi trago con tranquilidad para relajarme y me mantengo a la espera de que algo interesante suceda.

El viento soplaba lentamente en la bella noche de Eden. El cielo, aunque traía pocas estrellas consigo, continuaba teniendo ese aire especial que pocos lugares podían imitar. Y ahí, desde las sombras, una pequeña figura lo observaba con tranquilidad desde un tejado. Con las piernas colgadas en el abismo, una mano en la oreja y la otra para apoyarse en el suelo. De su oreja se oía una voz masculina, rodeado de mucha gente, había mucho ruido en el lugar. La joven que lo oía iba asintiendo segun lo que le iban diciendo.

-Ya veo...- Acabó cortandole al fin. -Voy para allá, así que no te preocupes, camarero.- Desde el otro  lado del telefono se oyeron unas palabras de agradecimiento a traves del pinganillo y la señal se cortó.

-Sasye, exec yyizte (Señorita, ejecute una orden)- Una voz femenina elecronica apareció tras el repentino silencio. Tal palabra dibujó una sonrisa en los labios de Myr, que se levantó de el tejado con calma -Sasye, ex--

-Juru, Jibril, her auk ewle nuih (Calma, Jibril, esta será una larga noche)- Comentó tranquila mientras se acercaba al centro del tejado. La voz electronica se mantuvo en silencio esperando la orden -En jastil Prison’s Drake (Vamos al Prision’s Drake)-

-Refremo (Entendido)- Respondió la voz electronica a la orden. Una vez habiendose entendido la morena bajó por el edificio en el que estaba enontrandose de lleno en la calle llena de gente.

Por las horas y el barrio por el que andaban, la abundancia de mercenarios era palpable, lo que la dejaba andar con mas tranquilidad pese a que no llevaba abrigo encima. Sus ropas de combate no eran raras entre la gente que rondaban el lugar, lo que le quitaba un peso de sus hombros. Seguía calle abajo, observando a la gente y los bares de los alrededores hasta que cierto cartel despertó mi interés: Prision’s Drake. Sonrió satisfecha al encontrar el bar y se dirijió enseguida a la puerta. Una vez abierta se dispuso a entrar, pero antes de aquello le pasó un escalofrío por la espalda, lo que hizo que mirara a a sus alrededores por si aquello era una premonición. Al no ver nada miró a la puerta unos segundos y levantó los hombros resignandose.

Un aire calido salió de la ahora puerta abierta, dandole la bienvenida. Cerré la puerta detras y andé hacia la barra, sentandose en el lado de un chico con el pelo blanco. Enseguida que se puso comoda llamó al camarero. Este, al oír su voz se giró rapidamente y la saludo con la mano. Tras hablar con otro cliente se acercó a la morena y le alcanzó un papel que tenía debajo de la mesa. -No lo puedo poner en el tablero muchos de sus hombres pasan por aquí pero toma.- Abrió el papel que estaba plegado con delicadeza y, con la mirada centrada en el papel, leyendo sus contenidos, hizo un par de movimientos rapidos con la mano.

-Traeme un ron con vodka, y un toque de limón, porfa.- Dijó mirando el papel completamente concentrada. El camarero la miro a ella y luego al chico que tenia al lado, algo incredulo, para despues traerle lo que había pedido. El hombre se la quedó mirando mientras ella bebía de su vasito. -¿Y quien te trajo esto?- Preguntó enseñandole el papel al camarero.

-Un hombre con pintas de persona mayor y mal cuidado. ¿Porqué?- La chica miró mas detenidamente el papel y tiró el papel en la barra, estirandose hacia atras, como quien no quisiera la cosa.

-No lo hago, te han enredado como cual estupido, camarero- Volvió a poner uno de sus codos sobre la mesa con cuidado mientras con el otro brazo se bebía su vasito. -Este papel es demasiado grueso y poroso para ser de alguien pobre- Con un dedo señaló la letra. -Esta escrito en pluma estilografica de alta calidad, dudo mucho que sea de pobre todo esto.- Tras eso dió un bostezo y miró el techo. -Por muchos miles que me den no acepto.- Miró de nuevo al camarero. -Robar el diamante bien, pero matar a toda la empresa ni loca, me oyes?- El camarero asintió disculpandose y se retiró enseguida.

Tras eso volvió a beber de su vaso y entonces se dió cuenta de quien tenía al lado. -Esta rico eh?- Dijo refiriendose a su bebida. Siento si has oido algo de lo de antes. A veces dan trabajos que simplemente no te gustan. Realmente, al ver su aspecto y en un bar como aquel pensó que era un mercenario como ella así que penso de darse a conocer algo mas, pese a que la mayoría de miradas ya se dirijían a ella, algunas con temor, las otras con rabia. Le mostró la mano con amabilidad para presentarse. -Me llaman Myr, tu como te llamas?-

Habiendo comenzado a ingerir mi bebida, percibo la presencia de una chica que se acercaba a mi lado y noto que el camarero le entrega algo debajo de su mano. Sabía perfectamente de que se trataba, no era la primera vez que lo veía y yo mismo había recibido mensajes así en algún momento; estábamos en un bar de mercenarios después de todo. La situación se me hizo clara al instante. Para que un mercenario recibiera una misión de esta manera, debían tener algo de prestigio en el sector, así que o la chica era una mercenaria experta, o sus cualidades caían perfectamente en el área del trabajo que le habían ofrecido. Fuera como fuera, ahora mismo estaba concentrado en otra cosa y era su bebida, así que no le prestaría mucha atención al asunto… o eso creía. Inmediatamente después de recibir el papel, la chica realizó un pedido de lo más interesante, “ron con vodka y un poco de limón”, exactamente lo que yo estaba tomando. ¿Se habría percatado acaso de lo que estaba tomando? No, eso era una tarea casi imposible incluso frente al ojo experto. ¿Entonces sería mera casualidad aquello? Quería creerlo, pero mis instintos me decían que cuanto menos estudiase un poco más el caso.

La situación rápidamente dio un giro más interesante. Esta mujer no tardó en hacer deducciones en voz alta respecto a lo que estaba sucediendo. Aparentemente, lo que le había dicho el camarero no concordaba a la crítica de su ojo experto. Definitivamente me encontraba junto a una chica muy atenta a los detalles, pues no dudó un segundo el rechazar lo propuesto.  -‘Vaya… esta chica sí que tiene firmeza.’- Comenté para mis adentros. Y por si fuera poco, en cuestión de segundos la situación se haría más que evidente, puesto a que la chica anunció a los cuatro vientos de que se trataba la tarea esa. -‘¿¡Eeeehhh!? ¡Vaya! Realmente ha de ser muy buena para que le pidan eso.’- Parpadeo un par de veces y tomo un poco de mi trago, saboreando la mezcla de sabores, uno de mis tragos favoritos. Me sentía preparado para soltar uno de mis comentarios esporádicos cuando ella se me adelantó preguntando por mi bebida.

-Yo… pues sí. Sí está rico.- Bebí un poco más sintiéndome algo consternado por el asunto cuando esta se acerca a presentarse. -No, está bien. No tienes por qué explicarte. Mi nombre es Qasim, pero suelen llamarme “K”. Un gusto.- Inmediatamente sujeto la mano de la chica en aprobación, aplicando la fuerza suficiente para demostrar confianza. -Así que ya eres una persona muy conocida por este lugar, ¿cierto? Será que no estoy aquí muy a menudo, pero me extraño sentir tantas miradas viniendo hacia esta dirección cuando llegaste.- Bebió un poco más de su trago… -Y esto sin contar las que se sumaron con el trabajo que cortaste. Seguramente el empleado se haya molestado.- Una ínfima, diminuta, casi imperceptible sonrisa se posó en mi rostro tras ese comentario, sin embargo, en efecto lo había logrado, esa pequeña situación le había generado una reacción al chico normalmente inmutable. -¿A sí que te gusta tomar lo mismo?- Agito suavemente mi vaso. -Ron con limón y vodka. Un poco sofisticado para los vulgares matones que aquí se encuentran.- Tomo un poco más de bebida y dirigió la mirada hacia el televiso, donde comenzaban a pasar noticias respecto a la caída de un satélite tras estrellarse contra un meteorito.

Tras oír la presentación del muchachó, noté el apretón que me dio al cojerme la mano, y me pregunté si el chico había podido notar que llevaba una protesis, pero ignoré esa pregunta floreciente en mi mente en un instante. -Un placer K- Le respondí con una abierta sonrisa. Nos soltamos las manos y volvimos los dos a nuestras bebidas. Me tomé un tragó y lo saborée con delicadeza.

Al oír las palabras del chico reí un poco y dejé el vaso encima de la mesa de nuevo. -Se puede decir eso. Llevo unos cuantos años haciendolo al fin y al cabo...- Dije con cierta picardía que me provocaba el orgullo de la experiencia. -Supongo y espero que mi fama sea debido al trabajo bien hecho- Y tras eso reí levemente ante mis palabras. Me quedé empanada mirando las botellas de alcohol.

Al oír que el muchacho seguía hablando lo miré y lo escuché con atencion. Sus palabras hicieron que volviera a mirar al vasito y moverlo de lado a lado mirandolo con cariño. Esa bebida significaba tanto para mi, que nadie lo adivinaria. -Quizas tienes razon...- Levanté el vaso con cuidado y miré hacia la luz a traves de el. -Es una de las unicas bebidas que todavía me sabe dulce...- Tras decir esas palabras me di cuenta de lo que había dicho y me eché a reir. -Ah, me siento como una vieja! Camarero, unas patatas cubo!- Comenté con una mano levantada y el codo derecho apoyandose a la barra. Pronto el izquierdo le acompañaría, apoyando todo el cuerpo en la mesa delante nuestro.

-Y bien chico?- Eché un trago para despues observar a Qasim con curiosidad. -Me has dicho que no vienes aquí muy a menudo. Que te lleva a estar en este lugar hoy?- Una sonrísa complaciente apareció en mis labios. Ese chico me producía curiosidad, sería su estado albino con el pelo blanco y sus ojos rojos. Toda su persona me provocaba esa sensación de desear saber mas.

-Espera, no hables- Dije antes de que empezara a hablar. Un plato apareció ante nosotros lleno hasta arríba de patatas hechas cubitos deformes y salsa roja. Pinché un palito en una de ellas y me la metí en la boca, soltando un gemido placentero. El salado con el adulzado picante... Una combinación letal para mi. Enseguida abrí los ojos y miré al chico, acercandole el plato a el tambien, cojiendo el segundo palillo clavado en el plato y ofreciendoselo. -Pu..- Empezé a hablar, pero me di cuenta que tenía la boca llena, por lo que antes tragué lo que tenía en la boca y me aparté el palillo de madera de los labios. -Puedes comer, estan muy ricas, ya verás- Tras eso sonreí amablemente y cojí otra patata del plato.

Era agradable saber que a la chica en efecto le gustaba esa bebida, y los gestos que tenía la convertían en una persona muy expresiva. Esto le convertía en una agradable compañía para tomar unos tragos. -Si. Pues verá..s...- Me disponía a responder a la pregunta de Myr pero esta me interrumpe. Su pedido de patatas cubo llegó justo en el momento, y en vista de la emoción que tenía al pedirlo, estaba claro que ese era uno de sus aperitivos favoritos. -Así que patatas cubo... un aperitivo interesante a decir verdad.- Tomo una de las patatas del plato y me la llevo a la boca. Un sabor fuerte que se tildaba en la lengua, y por más que no me expresaba mucho al comer, mis mejillas se acaloraron en una mezcla del sabor picante y la energía que despertaba esa combinación. -Vaya, esto es intenso.- Sin pensarlo dos veces tomé otra patata.

Me perdí un poco degustando la comida, pero tan pronto se hizo algo de silencio, retomé la pregunta anterior y comencé a responderla. -Bueno, sí. Era un mercenario hasta hace un par de años, por lo que venía aquí en busca trabajo. Ahora estoy en una tripulación oficial de Eden encargada de realizar trabajos dificiles, es decir, trabajos que otras tripulaciones no quieren hacer, como transportar una carga de material valioso a un sector peligroso del espacio, realizar investigaciones en planetas atestados de depredadores o capturar algún que otro pirata espacial. No es muy diferente al trabajo de mercenario, solo que se limitan a realizar tareas dentro del código "legal" de Eden, así que dos por tres alguno se pasa por aquí a revisar si hay misiones interesantes disponibles dentro del tipo de misiones que tomamos. Además, es una buena fuente de información para estar actualizado con las últimas noticias.- Bebo un sorbo más de mi trago y como otra patata. -Creo que tendremos que pagar estas patatas a medias...- ¿Qué podía decir? El sabor tenía su atractivo y se complementaba muy bien con la bebida.


-¿Y tú que tal? ¿Qué hace una chica bonita y culta como tú entre esta gente?- Dejo mi vaso sobre la mesa y miro a Myr con firmeza a los ojos. Realmente pretendía sacar una buena idea de cual era su situación. -Está claro que eres una chica experimentada y tus brazos no son de juguete, así que dime qué es lo que buscas en este lugar y de este estilo de vida. No busco obligarte a que respondas, pero es evidente que hay un contraste entre el rubro y tu persona, y que hay una razón para que tengas brazos como esos.

Sonreí satisfecha al ver que al chico tambien le gustaban y, mientras comiamos empezé a escuchar algo el motivo de porque estaba aquí. Todo era lo normal, era un mercenario hasta que se unió a la tripulación para hacer tabajos que los demas pasaban bastante de hacer, pero se pasaba por aquí de vez en cuando para comprobar misiones y cojer buena informacion de esta maravillosa fuente que era el bar. -Eso es cierto- Cerré los ojos afirmandolo mientras me metía en la boca otra patata. La afirmacion posterior sobre el alimento que ambos estabamos consumiendo me hizo reir un poco y tragar lo que tenía en la boca -Eso también es cierto-

Después, como no, le tocaba a él preguntar. -¿Ligar?- Dije entre risas. Luego miré al chico y me fije en la mirada que me estaba analizando por dentro. -Vaya, eres mas curioso i astuto de lo que pensaba.- Tome un trago mas de mi bebida, dejando el vaso vacío y pedí otro, ademas de otro plato de patatas. -Supongo que es por venganza. Un motivo bastante cliché lo se, pero es como me siento. Hace unos años yo no sabía ni que Eden existia, bueno, si, pero el hecho de ir ahí era como imposible para mi. Cosas pasaron i acabé en una cama sin extremidades. De alguna manera me tenía que ganar la vida no?- Miré al chico de reojo con una suave sonrisa en los labios. -I si, me podría haber ganado la vida de sobras en la tripulacion, pero demasiadas preguntas, demasiados requisitos, demasiados limites. A mi me gusta hacer las cosas a mi manera, i se que mi objetivo no puede ser cumplido si no lo hago a mi manera.- Cerré los ojos con tranquilidad y los volví a abrir mirando las botellas de alcohol en el armario. -"Deja a aquellos que trabajan a la luz crear suficiente sombra para aquellos que hacen el trabajo sucio en la penumbra"... no? Me gusta esta vida y no me importa ser perseguida por la gente, al menos es una manera de reconocer que estoy viva y que la gente lo sabe. Eso me hace feliz.-

Dejé unos segundos de silencio mirando las botellas hasta que oí un plato chocando con una mesa de nuevo delante nuestro. -Bien!- Clavé mi palillo de nuevo en una patata y me la tragué como cual niña con un helado. Me comí aquella patata bien contenta y luego miré de nuevo al chico. -¿Y que? ¿Te pagan bien en la tripulacion?- Sonreí tranquila al muchacho, hacía mucho tiempo que no hablaba con alguien que no era Jibril, si  
a ella se la podía llamar "alguien". Quizás por eso estaba mas contenta que de costumbre.

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