Pese a la poca iluminación lo poco que alcanzaba a ver no llamaba del todo mi atención, este lugar parecía más bien uno de esos sitios donde la gente se hacía con los billetes para poder subir a los trenes, también pude apreciar varias máquinas expendedoras que aún parecían funcionales y disponían de un repertorio de artículos para la venta y consumo de las personas. Puse en duda el estado de dicha comida, llegando a pensar que estarían caducados pero así a ojo cuando me acerqué a comprobar parecían en buen estado lo que me animó a probar a utilizarla; siempre quise probar a conseguir alimento de una de estas cosas, no era muy fan de las comida chatarra pero la idea de probar algo nuevo siempre me atraía, no recordaba bien el funcionamiento de estas cosas así que en primer lugar declaré en voz alta lo que quería delante de la máquina pero no hubo respuesta de esta, luego me fijé en los botones y me dediqué a pulsarlos, de nuevo sin obtener resultado satisfactorio. Molesta di un leve golpe en un lateral de la máquina y luego volví a pulsar todos los botones hasta que...esta empezó a hacer un sonido extraño que me hizo apartarme varios pasos hacia atrás. Lo siguiente que pasó fue que la máquina pegó un chispazo y salió humo de ella: realmente me la había cargado. -¿Acaso suelen poner máquinas averiadas a propósito para reírse de la gente?

Nada más me retenía ahí y puesto que visto lo visto no habían civiles ni nada que nos resultara útil para completar la misión me decidí a regresar con la chica rubia para informarla, por suerte no tuve que andar mucho ya que enseguida pude reencontrarme con ella. Miré ese artefacto de metal que estaba cerca de ella, por lo que me preguntaba eso de ahí debía de ser un "Tren" hasta ahora solo había visto su imagen en libros pero nunca con mis propios ojos. -Realmente no me gustan ni disgustan los trenes...pero supongo que son útiles... Según terminó su breve explicación hacia el androide, pasé con ella dentro del tren acatando su petición hasta la sala del maquinista, allí ella se dispuso a poner en marcha el transporte y a comunicar mediante los altavoces a los civiles unas instrucciones para poder identificar lugares con supervivientes, por mi parte empecé a hacer estiramientos para prepararme para el posible asalto de los monstruos que se acercaran debido al ruido del tren. -Taia ¿Verdad? Encantada, Stella Sonreí cordialmente mirándola con una expresión amable-¿Estas segura de que es prudente desplazarnos con esta cosa? Como sea como la máquina que encontré ahí abajo, capaz explota en cualquier momento. No era por desconfiar de el criterio y habilidades de Taia pero igualmente nunca me sentía cómoda a la hora de tener que confiar mi seguridad a una máquina.

El androide miraba por el ventanal superior en búsqueda de algún objeto o criatura particular, solamente veía como el montón de monstruos se movían en una sola dirección, como si estuviesen marchando. Los ojos de Mic se pusieron en forma de signos de interrogación - ¿A dónde irán esos monstruos feos? – Se preguntaba llegándose el dedo índice frente a los ojos, como si fuese alguien colocándolo sobre la boca. No parecía que los monstruos quisieran ingresar en el interior, pero no dejaba de observarlos aunque giraba de vez en cuando para distraerse, fue cuando escucho una pequeña explosión, viniendo desde el nivel inferior de la estación - ¿Pasa algo personita peluda? – Pregunta a Stella mientras baja su altura, después de todo ella nunca le dijo su nombre. Ni bien como si hubiese sido obra de la casualidad más ridícula del universo, digna de las proezas heroicas de Mic, Taia se tropieza y activa una especie de compartimento secreto en la propia estación - ¡Un tren! – Los ojos comenzaron a tomar formas de estrellas que giraban, mostrando la emoción del mercenario al ver esa maquina.

Baja rápidamente desde la altura de la cúpula, colocando su barbarien encima de uno de los vagones, bajándose un momento para quedarse al lado de Stella y Taia – ¡A mi me encantan los trenes! – Empezó a restregar su cara por el costado del vagón, mientras extendía sus manos de lado a lado dando un abrazo a la maquinaria – No te preocupes personita Taia, Mic puede ir en la parte de arriba, solo tengo que sujetarme muy fuerte y no me caeré – Le contestaba en un tono bastante animado mientras continua restregando el costado de su cara en el metal. Entro un poco de duda, y también curiosidad cuando escucho a Stella preguntar por las ideas de Taia - ¿Por qué desconfías del súper tren intergaláctico negro personita peluda? Tiene la apariencia de ser muy resistente – Se trepa por el costado de la maquina, aunque de forma algo torpe, hasta llegar al techo y se monta en su barbarien.

Logra divisar como la Cyborg ingresa en el interior de la maquinaria y empieza a hablar por un alta voz - ¿Segura que es buena idea hacer tanto ruido personita? – Mic sabía que era cierto que podrían llamar la atención de mucha gente, pero dependía de que tan rápido podrían llegar con el tren hasta las demás personitas, porque llamar la atención abiertamente no solo podría poner en riesgo a las victimas sino también a los rescatistas.

Al parecer Stella no era la persona más entusiasmada del mundo por la presencia del tren, por su parte la ciborg no estaba segura de porque pero se sentía entusiasmada por la presencia de la maquinaria de extraña arquitectura y era que la descripción de “Locomotora” no era meramente una comparación graciosa, era que la forma en la que estaba diseñada no podía distar más de cualquier tipo de tren bala ni aunque lo intentara.

—Me enseñaron un par de cosas en la academia sobre manejo y pilotaje. No es mi fuerte pero bueno, no es que pueda girar en la dirección incorrecta— comentó más tranquila de lo que debió a ella. Una vez su mensaje al parecer fue escuchado se sintió algo ofuscada por la cantidad de personas que subían a las azoteas, marcando las ventanas de sus edificios con sabanas blancas para que pudieran verlos, por su parte se enfrentaban a un problema: los monstruos.

La civil llamó por el comunicador del tren pero simplemente o no respondían lo les indicaban que no era posible ir en el momento. Taia en ese momento se llevó el lanzamisiles al hombro. La velocidad era baja así que puso el autopiloto para que se mantuviera de esa manera y buscó a Stella —Hay demasiada gente y solo Mic puede volar. Iré a cubrirlo si le pasa algo al autopiloto necesito que mantengas esta palanca aquí— tomó la palanca anclada en 20 km/h, inamovible a menos que quitaran el seguro. —No toques nada mas, bueno, la radio si— señaló la misma.

De allí, aprovechó la baja velocidad y subió al techo del tren para encontrarse con Mic, había abierto una de las escotillas de los vagones ante el peligro de caerse—Hola ¿Tienes un momento?— señaló los edificio de personas más cercanos, estaban muy alejados de las vías para ser saltados de manera normal y, aún de poderse, deberían de transportar a los civiles de todas maneras y dudaba que estos tuvieran atributos sobrehumanos.

—¿Ves esas personitas sobre los edificios? Necesitamos traerlas al tren pero tú eres el único que puede volar ¿Puedo contar contigo? Yo te cubriré desde aquí. Yo iré abriendo el lateral de los vagones para que los vayas dejando pasar— le explicó, dudaba recibir una negativa por su parte así que bajó y abrió el primer vagón más cercano a la sala de maquinas, donde debería de estar Stella y de allí subió a la parte superior del ferrocarril para cubrirlo apuntando con su lanzamisiles al suelo, principalmente a los monstruos o en todo caso, si los veía acercándose demasiado, dispararía a un callejón para que se vieran atraídos a este dejando a la gente tranquila.

Por otra parte, si veía que 20 km/h era demasiado rápido para meter a tanta gente cambiaría de lugar con Stella momentáneamente, cambiando la función de cubrir a Mic por la de mantener bajo control a los rescatados o abrir y cerrar las puertas laterales de los vagones, en esos casos ella controlaría la velocidad de manera manual. Modificándola para subir o bajar de objetivo en objetivo o en relación a la posición del mercenario.

Era de notar que la velocidad del ferrocarril, al ser baja, daba la sensación en la lejanía de no moverse mucho lo cual debería de evitar a la mayoría de las criaturas, lo mismo pasaba en el área sónica debido a que los motores, generalmente rugientes ante la velocidad punta que eran capaces de alcanzar dichas locomotoras, estaba tranquilo al ir tan lento, tal vez solo “ronroneando”.

Para alguien como yo que no acostumbraba a tratar con tecnología ni nada muy avanzado, el que hubiera personas que se entusiasmaran tanto por ese tipo de cosas me era del todo incomprensible, después de todo eso que llamaban "tren" a mis ojos no era nada más que un simple trozo de metal que se movía muy deprisa, había oído hablar que servía como medio de transporte para los civiles e incluso que también los había para transportar mercancía de un sitio a otro mucho más lejano pero aún así no me impresionaba. Puede que estuviera demasiado orgullosa de las capacidades de mi raza pero yo pensaba que podría ser incluso más veloz que cualquiera de esos tontos trenes de los que tan orgullosos estaban los humanos. Sobre todo se me hacía raro que esa especie de robot humanoide se viera tan feliz por ver de cerca uno de esos transportes, se me hacía que él era bastante más capaz que aquella cosa por lo que alegrarse tanto no me parecía del todo lógico. "Personita peluda" cuando escuché eso miré bastante seria a Mic y lo señalé algo enojada. -Oye tú, no me llames así, tengo nombre, mi nombre no es "Personita peluda" es Stella.

Ya dentro del tren y con éste en marcha, Taia utilizó el comunicador para intentar ponerse en contacto con el resto de supervivientes posibles que hubiera por la zona, pero estos no le respondían, incluso los había quienes decían que les era imposible moverse hasta ahí por el momento, por mi lado pensé que sería buena idea vigilar que no se acercaran monstruos pero por lo visto esa no iba a ser mi tarea por ahora. Taia me hizo una breve explicación acerca de esa palanca y el sistema de autopiloto, al final me iba a tocar quedarme aquí quietecita sin tocar nada...menudo trabajo más aburrido pero tuve que aceptar, después de todo ella se veía más capacitada a la hora de lidiar con este tipo de situaciones. -Vale, no puedo decir que me guste este tipo de trabajo pero, está bien.

Si lo pensaba bien, con eso del autopiloto no debería haber problemas si me largaba de mi puesto a atender otros asuntos más importantes, no creo que de pronto vaya a quitarse ese modo y el tren se detenga o doble la velocidad, en cuyo caso ponerme a mí, que era demasiado inexperta con este tipo de cosas no me parecía lo más acertado. Seguí el aroma de Taia hasta dar con ella, que se encontraba en la parte superior del vagón ya armada con ese lanzamisiles y dispuesta a disparar en cualquier momento. Me subí también y me coloqué a su lado y me quedé mirándola sin decir nada durante unos momentos. -¿Crees que es buena idea utilizar un lanzamisiles? ¿Que tal si me dejas a mí? Puedo mantener a los enemigos a raya con mi viento, pienso que será más práctico que ir lanzando misilazos en un lugar donde podríamos provocar desprendimientos o algo peor.

Mic estaba posado encima de uno de los vagones, asegurándose con las manos mientras el tren arrancaba. Estaba algo triste porque pensó que la personita peluda Stella se había enojado con él, sus ojos ondulaban como si fuesen dos hojas de agua. Apenas la acaba de conocer y ya lo habían regañado, pero cuando el tren salió esa tristeza se desvaneció completamente, estar encima de esa maquina le hizo olvidar lo anterior y comenzaba a mirar a su alrededor. Seguía notando como los monstruos se ponían a caminar en la misma dirección, un tanto paralelo a las vías – Espero que no nos ataquen, me dan miedo esas cosas feas – Se decía a si mismo mientras seguía mirando hacia adelante. Algo le pareció raro al androide, pues empezó a ver un montón de gente en las azoteas de los edificios, empezó a saludarlos mientras agitaba su mano, parecían bastante contentos de ver pasar el tren.

En poco tiempo de que el tren llevaba un trecho avanzado, llega Taia cerca de Mic, y comienza a decirle que las personas en los techos eran gente que tenían que rescatar – Cuenta conmigo personita Taia – Le contesta haciendo un saludo militar. Empezó a encender los propulsores de su nave, pensando como hacer, pues estaba moviéndose de forma bastante lenta, el tren podría dejarlos atrás muy rápidamente. Fue entonces cuando sintió que los propulsores de su nave estaban encendiendo correctamente, a lo que sus ojos se volvieron estrellas – ¡Barbarien on! – Exclamo mientras encendió sus propulsores y fue a toda velocidad por las personitas en los edificios, posándose justo en borde de las azoteas y abriendo la compuerta de entrada – ¡Vengan personitas, nos vamos al súper tren fantástico! – Decía mientras con sus manos les hacía señas para fuesen llegando.

Estaba siguiendo las instrucciones de la rubia al pie de la letra, llegar a las azoteas y rescatar a las personitas, lo hacía con bastante rapidez pues era difícil saber cuando los monstruos de abajo se darían cuenta y los atacarían – Vamos, suban al tren – Les decía a los civiles mientras, los colocaba en el techo y seguía con la siguiente tanda. Cuando volvió de uno de sus viajes noto algo bastante extraño, Stella estaba cerca de Taia - Personita Stella, si estás aquí ¿Quién está manejando el tren? – Pregunta bastante curioso mientras deja a los civiles en el techo y sus ojos se vuelven como signos de interrogación.

No era muy común que la rubia hiciera un plan que intentara cumplir todos los flancos, era cierto que ella usualmente siempre iba a la cabeza con la mínima planeación posible, al final de cuentas, como soldado no era muy común que se le hiciera pensar, simplemente debía mantener su dedo en el gatillo y abrir fuego cuando fuera necesario. Pese a eso la idea para recoger a los civiles había sido de las mejores que había tenido en bastante tiempo.

Tan concentrada estaba en apuntar a las criaturas para cubrir a Mic que su sorpresa fue completa al escuchar bajo sus pies la voz de la chica de cabello celeste. Mic literalmente le robó las palabras de la boca haciendo que ella bajara y le hablara rápidamente. —Es que esto puede hacer un daño más grande para muchos enemigos… Más importante… ¿Qué pasó con la sala de…— no pudo terminar su pregunta. El lanzamisiles había salido despedido al otro lado de la habitación junto con la habitante, quien recibió un golpe tan fuerte tras de sí que la parte del escudo en su espalda se hizo pedazos dejándola con una herida moderada, estaba dolorida.

—¿Qué costaba quedarse vigilando una puta palanquita?— se quejó enojada. El tren se movía demasiado rápido por lo que tuvo prácticamente que escalar de vagón en vagón, por suerte la fuerza en sus piernas y brazos se mantenía por lo que con algo de tiempo pudo llegar hasta allí. Fue una suerte que el lanzamisiles no explotara al impactar contra la pared interior del tren pero de momento solo se enfocaba en llegar a la sala de mandos.

De un salto llegó desde la puerta hasta el panel de control, sujetando una de sus manos contra la parte inferior de este de manera similar a como había hecho con el cajero y con su diestra, alzándola, sujetó la palanca de velocidad bajándola, no obstante, aunque la potencia de los motores no era la misma, la velocidad se mantenía prácticamente alta. Lo que Taia no noto fue que cuando tomó la palanca de la velocidad en esa posición su codo movió la otra extraña palanca que la propia no reconocía como algo más que el freno.

Por suerte, ahora pudiendo levantarse bien miró a su alrededor, no solo podía ver desde sus laterales que los monstruos los seguían sino que podía ver en la distancia como el mar de los mismos se detenía, demostrando que todos o la mayoría los habían seguido. Taia en el acto tomó la radio sin mirar al frente, conectando con el canal de voz de urgencias que se estaba utilizando en ese planeta, el mismo que se usó para coordinarse al inicio del rescate o cuando intentó pedir ayuda antes.

—Aquí Taia Valkyrie, tenemos a los civiles de 12 edificios de la ruta 52 pero por un percance faltan otros 59 o 60. Hemos despejado la zona, necesito que los transportes vayan a…— se volteó entonces al frente justo para ver como aquella enorme bestia con cuerpo de tortuga y cabeza de cobra salía. Los ojos de Taia se abrieron de par en par —… no me jo…— contuvo su lenguaje recordando que la radio estaba en su mano. —Saquen de los civiles de allá, ya. La situación se acaba de complicar aún más—

Habló rápido comenzando a tocar aleatoriamente varios controles menos por la palanca de velocidad que se mantenía al cero, no obstante, la otra extraña palanca fue víctima de roces o movimientos directos por parte de la ex miliciana intentando frenar el tren. Sabía que los otros monstruos los estaban siguiendo y por medio de las cámaras traseras observaba a gorilas en las vías, aunque intentaba frenar estaban rodeados por ambos lados. Tomó la radio y habló al interior de la locomotora

—¡Stella! Ve al vagón 3 y protege a los civiles, asegúrate que estén bien. Mic ¿Sigues con nosotros? Rompe las vías detrás de nosotros, nos están siguiendo— finalmente tiró hacia delante aquella palanca blanca de manera contundente, posteriormente lo hizo de lado a lado y finalmente hacia abajo, los movimientos de esta estaban fijados en estas cuatro direcciones, fue por esto que lo hizo de esta manera, realmente no sabía qué hacer “Estamos jodidos…”

Cuando tomé la decisión de abandonar el puesto que me fue asignado para ir en busca de Taia no consideré que supusiera ningún problema, no entendía mucho de trastos de este tipo tan modernos pero lo poco que alcanzaba a saber me servía para pensar que cuando se ponía el autopiloto una se podía relajar que no iba a pasar nada, por ello cuando Mic apareció y me hizo aquella pregunta me extrañé ¿A qué se refería? Era obvio que el autopiloto se estaba encargando de todo; pero no todo fue como yo esperaba, el viaje tranquilo a manos del autopiloto se vio truncado cuando derrepente el tren dio una severa sacudida que hizo que tanto Taia como yo saliéramos despedidas hacia un lado de la habitación donde nos encontrábamos dándonos como consecuencia de ello un golpe que logró herirnos. Yo aunque estaba bien, el golpe me había dejado adolorida la pierna derecha, pero por suerte no era demasiado grave, podía aguantar eso, de hecho me sentó todavía peor que Taia me regañara que el haberme golpeado en sí. -Jo...vale, lo siento, ¿Como iba a saber que el autopiloto era defectuoso?

No me gustaba cuando me regañaban, se me dibujo momentáneamente una expresión de culpabilidad y tristeza en el rostro, debí haberme quedado donde me dijo pero tampoco quería quedarme ahí sin hacer nada con una tarea que consideraba poco apropiada para mí. Logré ponerme en pie y vi como Taia marchaba rumbo a la sala de control para reparar el daño causado por mí, según la perdí de vista mis orejas se agitaron al captar un sonido no muy lejano, también capté el olor de los monstruos acercándose así que me decidí a ir hasta el vagón número 3, ahí había bastante civiles, Mic había hecho muy buen trabajo ahora solo quedaba quedarme aquí para proteger la vida de los civiles.

Por la radio escuché la voz de Taia pidiéndome que protegiera a los civiles, sonreí orgullosa por haber acertado al decidirme por venir aquí. -Estoy en ello Taia, déjamelo a mí. Esta vez si que me quedaría aquí, aunque las tareas de escolta o protección no eran mi fuerte, era mejor que volver a fastidiarla con las palancas, aunque ciertamente para mí hubiese sido mejor que alguna bestia apareciera y para permitirme hacer un poco de ejercicio. Fui revisando a los civiles para verificar su bien estar, no observé nada que debiera ser reportado. Sin saber si Taia podía escucharme o no alcé la voz pensando que sería capaz de escucharme. -¡Taia, todo en orden en el Vagón 3! ¿Segura que no necesitas ayuda por ahí?

El androide estaba muy extrañado con que nadie estuviese vigilando los controles, pero cuando el tren acelero de golpe todo tuvo sentido para él. Lastimosamente no fue capaz de afianzarse lo suficiente y fue repelido por la enorme velocidad, terminado en el aire girando sin control – ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! – Exclamaba como niña pequeña mientras sus ojos se volvían espirales. Afortunadamente eso no duro demasiado, pues recupero el control en el aire, sus ojos se volvieron estrellas al darse cuenta que su pequeño deslizador estaba funcionando como debería – ¡Descuiden personitas! ¡Las salvare! – Mueve su barbarien hacia adelante a toda velocidad para intentar alcanzar el tren, aunque le costaba bastante pues la maquinaria era muy rápida. No había muchas cosas que se le ocurriesen hacer, pero cayó en cuenta que no habían sacado a todas las personas de los edificios, y no podía simplemente dejarlas ahí a merced de los monstruos, así que hizo lo único que pudo para llamar la atención, el ridículo.

Empezó a hacer sonidos como de trompetas mientras agitaba sus manos de un lado a otro, para llamar la atención de los monstruos lo máximo posible – ¡Vamos bichos feos! ¡Por aquí hay comida! – Dijo mientras también se ponía a dar volteretas en al aire exagerando aun mas sus movimientos. La idea era perseguir al tren mientras atraía a mas y mas monstruos, para alejarlos lo máximo posible de las personitas en los edificios, y con ello llevarlos a un espacio donde las naves sideralmente cósmicas del cielo pudiesen dispararles limpiamente.