La investigación dio un giro inesperado e interesante a la vez en cuanto empecé a analizar una de las garras clavadas en la pared metálica, observando con cuidado aún se podía notar un leve vapor emanando de la misma, y al detallar aún más el análisis, se podía ver que el metal que estaba esencialmente en contacto con la garra se deshacía.
“¿producto de un ácido?... pero es extraño, la garra se ve intacta mientras que el metal si es afectado… evidentemente es una sustancia que es insoluble en este… fluido. ¿Qué será lo que causa la corrosión?... ¿la garra? ¿O acaso es su…?”
Mi pensamiento se profundiza un poco segundos antes de que un estruendo rompa por completo mi concentración, y es por mi concentración profunda que no consigo reaccionar a tiempo para que la enorme bestia deforme me arroje por los aires, sin embargo logro apenas activar la reflexión para amortiguar el golpe, razón por la cual soy arrojada de forma tan dramática, que cualquiera diría que me habría roto todos los huesos del cuerpo.

Para mi suerte, Elle actúa como bolsa de carne para amortiguar mi impacto posterior, pero pronto empieza a dar órdenes sobre cómo hay que huir, pero las ignoro al igual que el hecho de que ha dicho mi apellido mal, al encontrar algo más interesante mientras que la mercenaria empieza a vaciar sus pistolas en la bestia.
“El fluido, su fluido corporal, ¡es idéntico! ¡Ya veo! Maldición, no nos sirve de nada huir de esa forma…”
Sin mayor problema me pongo en pie y empiezo a oprimir algunos botones de mi reloj, al instante la espada que aún se encuentra en mi mano empieza a cambiar nuevamente, y en menos de un minuto su forma ha cambiado completamente, adaptándose un poco más a lo que tengo en mente.

- Cerebro de bala, hacia el pasillo, hacia el exterior, en realidad no importa hacia donde nos queramos largar, ¿no lo entiende verdad?...-

Adoptando una expresión bastante despectiva, observo a Ellie continuar dando golpes ahora con una especie de palo eléctrico como los que usan en algunas penitenciarias, aparentemente es bastante buena en combate cuerpo a cuerpo ya que puede asestar golpes sin que la criatura le devuelva satisfactoriamente alguno, pero eso solo agotaría con el tiempo a Ellie, y ella lo sabía al llegar junto a mí con una respiración más agitada de lo normal.

- No lo entiendes entonces, si esa cosa pudo atravesar un muro de metal de esta nave o lo que sea, muy fácilmente lo hará de nuevo con el resto del lugar. no hay lugar para escapar dentro de este maldito recinto entero, y correr al exterior es una pérdida de tiempo en cambio, porque para cuando lo perdamos estaremos muy lejos de todo y sin una pista, déjame esto a mí, me encargo en un momento de distraerlo cuando menos.-

Flexionando un poco mis piernas, empiezo nuevamente con la manipulación de vectores, y al impulsarme con ambas piernas hacia arriba, magnifico la magnitud del vector de dicha fuerza, de forma que salgo disparada hacia arriba, pero mi objetivo no era la bestia, sino el techo de la nave. El suelo donde me encontraba se hunde ligeramente con la potencia del salto, y el techo de la misma forma lo hace cuando aterrizo, puesto que de inmediato al tocar la superficie del techo, re-dirijo el sentido y dirección del mismo vector, con la misma alta magnitud hacia abajo esta vez, justo sobre la bestia, y en esta ocasión, con mi espada apuntando hacia ella, la cual se clava hasta la empuñadura gracias a mi impulso anterior en la espalda de la criatura, por supuesto, mi espada podría sufrir daños en el intento, pero no solo es mucho más resistente a la corrosión que cualquier otro metal, sino que además si la transformo lo suficientemente rápido, podría evitar el efecto de la corrosión por completo, de forma que mientras que tengo aun la espada dentro del monstruo, la muevo de un lado a otro para tantear la reacción de la bestia.

- ¡Oe oe oe oe! ¡Tienes la espalda un poco desprotegida amigo! ¿Que harás ahora? ¿¡Dime que harás ahora!?-

Mientras que continúo moviendo la espada dentro de la bestia, me doy cuenta de que todo el cuerpo de la misma es bastante llamativo, tal vez si esta se muere, pueda hacer una disección del organismo después…

¿La habría escuchado? ¿Habría descubierto una trampa que se cernía sobre ella al igual que sobre su grupo? ¿O era solo una coincidencia, la mera sincronización de eventos entre el final de su oración y la aparición de un perro de caza? Tal vez ni siquiera eso, tal vez ni siquiera había enviado a nadie tras ellas “Pero sabes que estamos aquí, pude escuchar tu voz” pensó un segundo antes de a que aquel monstruo, una extraña mezcla de un cuadrúpedo y alguna clase de octópodo volaba desde el otro lado de una de las paredes contra la científica la cual fue atrapada por la mercenaria que la había estado escoltando hasta aquel momento.

Era cierto, por un momento, al ser la única que no estaba siendo atacada, por su mente apareció la brillante tentación de escapar, de salvar su vida abandonando a dos personas que apenas tenían que ver con ella y tal vez encontrar una manera de salir del planeta, sola, sin embargo rápidamente sacudió la cabeza al escuchar el primero de los disparos de la pistola de Ellie, haciéndola sacar la pistola que la misma le había brindado. “No es momento de esto” entrecerró la mirada, quería asegurarse de que no fuera del todo inseguro acercarse así que optó por apuntar su arma a la criatura, no era una buena tiradora en lo más mínimo pero agradecía interiormente no haber cubierto sus manos con el mismo recubrimiento de su cuerpo al tiempo que jalaba el gatillo hacia aquel ser una y otra vez, repetidamente hasta que las balas dejaron de salir.

Observó a la mercenaria entrando en posición de defensa proponiendo huir mientras que la científica, al parecer entrando en alguna clase de frenesí asesino ordenaba por su parte permanecer en el sitio atacando. Gruñó y decidió quedarse en el medio, observando el rifle tirado en el suelo, corriendo al mismo y tomándolo fuertemente con sus manos lanzando la pistola sin munición en dirección a Ellie con la intención de que la atrapase. Posteriormente tomó el arma y apuntó a todo el centro de la criatura. Era capaz de apuntar pero sabía que el retroceso podía ser mucho para ella, que no estaba acostumbrada a disparar. Haló del gatillo, disparando desde el hombro intentando no fallar debido a la enorme diferencia de calibre, luego, liberó el casquillo rápidamente, era lo poco que sabía hacer, saltando este del arma y chocando contra su mejilla para luego caer al suelo y repetirlo nuevamente, escuchándose la explosión por segunda vez como el disparo del arma.

Volteó a ver por un segundo a Ellie fijándose en el pasillo, había tenido una idea. ―¡MANDA AL MONSTRUO AL PASILLO! ¡Tengo una idea!― gritó, cosa que no era usual en ella mientras retrocedía a donde estaba la otra, sabía que podía estar algo mal ya que era la que había recibido más daño pero necesitaba que tocas cooperaran. Se arrodilló junto a ella, sintiendo la electricidad del bastón lo cual la hacía, de hecho, querer separarse. ―Necesito tu ayuda, vamos a atacarlo desde los dos lados del pasillo― dejó el rifle en el suelo para que la otra lo tomara. ―No soy buena con estas cosas― juntó sus manos y sacrificó el recubrimiento de su brazo izquierdo hasta el hombro para crear un filo de 40 centímetros.

Esperaba profundamente que le hicieran caso, retrocedió un poco en el proceso de dirigirse a su posición, para colocándose en el pasillo a un lado de la puerta mientras aquel sable se afilaba. No debía estar fuera del campo de visión de la otra mercenaria, de hecho, no estaba alejada más de un par de metros de aquello por lo que, si podía confiar en ella, podía concentrarse en mirar el pasillo, asegurarlo y prepararse para su llegada e intentar asestarle un corte al ser amorfo si era que Yuriko no era suficiente como para acabarlo sola.

Realmente no me esperaba esa reacción por parte de la científica. ¿Luchar? ¿Contra esa cosa? Claramente Yuriko no era humana, no se podía levantar una espada tan grande como si fuera una varita. Y aquellos saltos y golpes tampoco eran normales, así que por descarte acabé suponiendo que era un extraterrestre. Y sobre la otra chica, Eve, también supuse lo mismo, había algo en ella que desprendía un aura no humana. Quizás ellas dos podían hacerle frente, pero yo simplemente tenía unas piernas robóticas y unas cuantas nano-máquinas que me ayudaban a tener más fuerza, velocidad y mejores reflejos. Agarré el bastón con fuerza, volviendo a la realidad justo cuando vi volar hacia mi el arma que le había prestado a la menor. La cogí al vuelo y la enfundé, volviendo a agarrar el palo con las dos manos, siguiendo con el rabillo del ojo a Eve que acaba de llegar con el rifle. Me coloqué detrás de ella, un poco pegada para que el retroceso no pudiera con ella. Intentaba pensar en una solución, la científica estaba como una loca atacando de un lado para otro, asentando golpes sin pensar, mientras nosotras dos nos quedábamos paradas, atacando desde la distancia, y el ser parecía no inmutarse, al menos no mucho.

-¿Al pasillo? – moví las orejas, arqueando la espalda. – Está bien, confío en que tienes un buen plan, vamos a ello. – hice girar de nuevo una sección de la barra, esta vez con mi zurda. Los extremos del bastón se recubrieron de metal, adoptando esta vez un aspecto triangular, volviéndose una lanza, una pica por ambos extremos. Con la derecha giré hacia la dirección contraria e hice que volviera a chisporrotear. Dejé salir todo el aire que tenía en los pulmones y, tomando una gran bocanada de aire, me lancé hacia la bestia. Flexioné las piernas y de un gran salto conseguí llegar hasta su cabeza. Rechacé varios golpes que venían de los tentáculos de su espalda con facilidad y gracia y asenté un fuerte golpe con una punta en el centro de su cabeza, haciendo una herida bastante profunda. La sangre empezó a salir, pero de un salto propulsado por mis botas salí volando antes de que me tocara de alguna forma. Paré un golpe que venía de otro tentáculo, pero no conseguí esquivar el segundo, que venía desde uno de mis puntos ciegos. Me mandó volando hasta el pasillo, justo donde quería estar.

Tosí con fuerza, sujetándome con una mano la zona del impacto. No me dio tiempo a reaccionar lo suficientemente rápido como para detenerlo con mi arma, así que impactó directo en mi pecho. Un diagnóstico rápido era que me había roto al menos una costilla, dos me atrevería a decir. Tosí de nuevo, soltando esta vez un poco de sangre. La escupí en el suelo y desactivé todas las funciones de mi arma y la guardé durante unos segundos, respirando con algo de dificultad. Necesitaba recobrar el aliento cuanto antes. Veía la situación desde la lejanía, aunque yo ya estaba en mi posición, tal y como me había pedido Eve. La situación no parecía mejorar. Esa sangre parecía peligrosa. ¿Y si era corrosiva? ¿Y si era un veneno? Aquel monstruo parecía podrido por dentro, muerto me atrevería a decir, como un zombie. Revisé por si acaso mi equipamiento por si había caído alguna gota en él. Arqueé con dificultad la espalda, haciéndola crujir con dificultad, soltando un gruñido de dolor. -¡Eve! ¡Ya estoy en posición! – grité intentando que me escuchase, tomando mi preciado bastón. Estaba harta de usar armas modernas y de fuego, las detestaba con todo mi ser, pero había que reconocer que eran más eficaces. La desplegué y activé las mismas funciones que antes. Me quedé quieta a un lado del pasillo, esperando la siguiente orden de la menor.

La bestia rugía tras mi ataque, mi intención era de alguna forma controlar a la misma con ayuda de mi arma, y sin embargo, la asquerosa bestia se resistía, usaba sus tentáculos para azotar incesantemente sobre mi cuerpo, está bien, pensé, ya que mi habilidad podría mantener el daño fuera de la cuestión, sin embargo, nada más alejado de la verdad en cuanto el ataque se intensifico al punto de que de alguna forma este penetra mis defensas, y por las mismas raspaduras provocadas, algo más dañino entraría sin que me diera cuenta hasta muy tarde.

Un fuerte dolor a través de mi cuerpo en su totalidad empezaba asentirse, luego de un rápido proceso de descarte, deduzco que se trata de veneno, y mis poderes entran en acción tratando de devolver la sustancia por donde había entrado, sin embargo entre haber aguantado mis defensas por tanto tiempo y la potencia del veneno, se me hace imposible expulsar la sustancia, y tan solo consigo retenerla en el lugar donde se encuentra, un momento de descuido que la bestia no desaprovecha para arrojarme con otro embate de sus apéndices lejos, la Di-Sword sale fácilmente mientras que la agarro con todas mis fuerzas, habría sido el fin si además de sellar de cierta forma mis poderes, también se hubiera quedado con mi espada.

Al caer al suelo nuevamente, las otras dos atraen la atención de la deforme bestia, evitando así que esta se dirija hacia mí para continuar el ataque, por mi parte, intento retomar la compostura mientras que me levanto con algo de problemas nuevamente, mi conjetura era errónea todo este tiempo, y la sangre de la bestia no se trata de un acido, sino de veneno, y al darme cuenta de ello maldigo mi suerte.

- ¡Maldición!... ¡no puedo concentrarme en otra cosa que detener el avance del veneno!... a este paso… nos mataran a todas…-

Con algo de dificultad escucho lo que las otras dos chicas planean, y de alguna forma se siente como si ellas hicieran mas con su trabajo en equipo que yo con mis maniobras de riesgo, aunque evidentemente no podre hacerlas por un tiempo, así que oficialmente me he convertido en peso muerto en el grupo.
Por idea de Queen, parece que intentan atraer la atención de la bestia hacia el pasillo, y aunque no revela particularmente nada importante de su plan, parece que ella efectivamente tiene algo en mente, de forma que como lo mínimo que puedo hacer, aun con la Di-Sword en mis manos empiezo a correr tan rápido como puedo hacia la ubicación de Queen, al no tener mis poderes en uso el peso de la espada frenaba mis movimientos, sin contar con que mi estado físico no entrenado hacia que mis movimientos fueran tan frenados que daba vergüenza, aun así, en un par de minutos consigo llevar la gran espada conmigo hasta ponerme entre Queen y la bestia.

- Queen, lo siento pero… no podre ayudar de la misma forma que antes, no dejes que esa cosa vierta su sangre sobre alguna de tus heridas, a ti posiblemente te trate peor el veneno que a mi….-

Y luego de transmitirle esta fracción de información, levanto con algo de lentitud el espadón hacia un lado, manteniendo su peso con ambas manos, y luego de afirmar el agarre del arma, doy un paso hacia adelante, mientras que ejecuto un estoque con la gran espada hacia la bestia, mi intención es causar algo más de daño, sin mencionar que si logro provocar que la bestia se dirija en la dirección que el plan de Queen necesita, cuanto mejor…

Aquella era una situación complicada en varios sentidos, no podía decir que su planteamiento había ido del todo mal pero a la vez se encontraba con un problema enorme: Yuriko había caído. Era en realidad una de las que más daño podía hacer y la que podía asegurarse de que su enemigo no se fuera muy lejos. Esto sin mencionar el profundo resentimiento al escuchar la voz no tan misteriosa dentro de su cabeza, sentía que hablaba con ella, ni siquiera estaba segura de que las otras dos chicas hubieran podido escucharla. Por supuesto, casi parecía que se sentía ajena al hecho de que aquel poderoso ser que había tumbado a la soberbia científica ahora cargaba contra ella.

Sacó levemente su lengua azulada y la mordió suavemente, no en un intento por sacar sangre sino de concentrarse. La escamosa armadura estaba cubriendo su cuerpo aunque tal parecía que apenas se la había tomado en cuenta. Aquel misterioso material mientras corría a la puerta, siguiendo su dirección, llegó hasta sus botas, cubriéndolas, haciéndolas parecer garras más animales que humanas, no por un mero aspecto estético sino por una razón.

Sus garras se clavaban al suelo en cada paso permitiéndole, frente a la puerta, dar un giro cerrado para saltar al marco de la misma y poder correr por la pared, con suerte, esquivando la carga, sin suerte, siendo atacada en la armadura que recubría su cuerpo. ―¡Dispárale ahora!― gritó a la otra mercenaria, esperando que esta pudiera hacerle algo más de daño. Fue entonces cuando vio a Yuriko, al parecer pretendía organizar un último golpe. Podía ver sus heridas, realmente no se terminaba de acostumbrar a ver a alguien tan imponente como ella lastimada pero no perdió el tiempo.

Corrió a su lado pudiendo escuchar lo que le había dicho. Asintió con la cabeza y la ayudó a tomar la espada con sus dos manos, era enorme pero entre las dos podrían con ella, no solo eso. Gran parte de la armadura de Eve corrió por sus brazos y revistió la hoja de su propio material, no solo haciéndola más afilada, sino que más maleable, ayudando en aquella estocada y, en caso de que el enorme ser se moviera, la punta del arma se movería a un lado u otro buscando su objetivo como si de la curva de una flecha se tratase.

De lograr dar en su objetivo la saphirdrache soltaría el arma y entrecruzaría sus manos cruzando sus palmas de forma inversa para luego separarlas rápidamente, el objetivo de este sería expandir la hoja del arma en numerosos picos en el interior de su objetivo. El objetivo principal era asesinarlo, sí, pero había un segundo objetivo: anclarlo con el filo principal en la pared mientras que los picos dificultaban su salida. Había reconocido que aquel ser era mucho para ellas, especialmente en esa posición, miró a Yuriko.

―Debemos reagruparnos, buscar una mejor posición y sanar tus heridas― Estaban cerca de la puerta de salida, tenía uno de los terminales cerca. Tomó a la científica por sus caderas para indicarle que se alejara y rápidamente posó su diestra sobre el teclado del terminal, apresurada, intentando acceder lo antes posible a algún tipo de mapa de las instalaciones en los pocos segundos que debían de tener. ―¡Cúbrenos! Tenemos que adentrarnos más― prácticamente ordenó a la otra mercenaria aunque lo cierto era que no había escuchado sonidos de disparos antes.

La situación no dejaba de complicarse, las cosas no dejaban de ir cuesta arriba y justo cuando pensaba que comenzaban a tener algo de ventaja se sintió súbitamente débil y algo desorientada, bajó la mirada y observó un corte propio del tentáculo de la deforme criatura que en cualquier momento podría salir. Se tambaleó alejándose un poco y con la palma de su mano hizo que de los picos de su sangre salieran espinas para evitar que saliera muy rápidamente. De allí volteó a buscar a su compañera.

―Debemos…― habló pero no la encontró. Sintió un mareo intenso, como si fuera a caerse en cualquier momento. Había sido envenenada evidentemente por lo que, observando como las estacas de color zafiro había atravesado a la criatura, hizo que una se soltara volviéndose una esfera, teniendo en su interior la sangre venenosa que la recubría. Salió al pasillo pero no encontró a nadie, tan solo el rifle que le había brindado a Ellie junto con su mascarilla. “No se las habrá… No…” desvió su mente intentando no pensar en ello, tomó las dos piezas de equipo poniéndose la mascarilla, respirando algo de aire más o menos puro y caminó por el pasillo lo más rápido que pudo sujetando su mano contra la pared para no perder el equilibrio.

Sentía como comenzaba a sudar a lo largo del extenso camino de ese pasillo “Si… Estoy envenenada… Es un veneno lento e… irritante que parece atacar al sistema nervioso central… No sé qué tanto pueda aguantar…” sentía como su corazón latía por fuerza a causa del esfuerzo, aquello era lo peor que podía suceder pero a su vez era lo más natural, no solo por el esfuerzo sino por el estrés al que estaba sujeta. Intentó incontables veces abrir las puertas del pasillo hasta finalmente encontrar una, una estancia que le representaba un alivio demasiado familiar: un laboratorio de bioanalisis.

Lo primero que hizo al entrar fue colocar en el panel de la puerta el comando de cerrarla desde adentro, así se aseguraba de que su enemigo anterior no la encontraría por accidente. Lo primero que hizo una vez allí fue observar brevemente los compuestos de los frascos, reconocía los nombres y sacó de un cajón una jeringa. Tomó la esfera de su sangre cristalizada con el veneno líquido en su interior y sacó una muestra colocándola, tras el debido proceso, en el microscopio haciendo que la imagen real se proyectara en una de las pantallas. Con esa información se movió al ordenador revisando velozmente las bases de datos utilizando palabras clave como sus síntomas, venenos que atacaran al sistema nervioso central o compuestos de los que pensaba, estaba hecho el veneno siendo que debía tener un origen natural “Después de todo, eran secretados por la criatura”

Le temblaban un poco las manos, no sabía si por el veneno o por el estrés, no sabía cuánto tiempo le quedaba, lo que sabía es que sentía la zona infectada irritada por lo que, tras seguir las instrucciones de unos venenos similares en el ordenador, mezcló los compuestos necesarios para los antídotos con lo que allí se encontraba. Dividió la muestra inicial entre diez y colocó un antídoto en cada una proyectándolo en la pantalla, respirando agitada y recostándose en una de las camillas, esa había sido una microdosis por lo que si alguno de los antídotos funcionaba se lo inyectaría al instante “Vamos… Funciona…” prácticamente rezaba por no haberse equivocado, tensa por la situación, mirando con atención a la pantalla a 2 metros de ella esperando algún efecto. ―No dejaré que Deus me venza… No así…― se quitó la máscara mordiéndose el labio inferior, tan tensa estaba que tuvo que dejar que la sangre que aún cubría su cuerpo reposara en una esquina debido a que esta había formado un gran número de picos.

Tal vez presa de la desesperación, tal vez enloquecida por su precaria situación, tal vez psicológicamente alterada por el estrés, por el veneno que la estaba atacando o tal vez por un mero despiste la mercenaria terminó introduciendo en su cuerpo una solución con elementos de todos los intentos de antídotos que estaba probando, observando como algunos eran efectivos mientras que otros caían ante las células vivas del veneno, alimentándolas con sus nutrientes acelerando y maximizando sus mortales efectos.

Los minutos pasaron y por mucho que intentara evitarlo su mirada se oscureció al tiempo que sus ojos se cerraban, sintió el repentino miedo a la muerte en su corazón, con la esquelética mano de la parca rodeando su cuello para llevársela al otro mundo, sin embargo, en unas horas que para ella parecieron un parpadeo abrió sus ojos se abrieron. Ya no sentía los efectos del veneno. “Estoy viva…” pensó razonablemente sorprendida, escuchó en el exterior los gruñidos de la bestia que la había envenenado.

Hubiera sido un suicidio salir en aquel preciso momento. Observó mejor su alrededor, tenía mucho trabajo por hacer. Se aseguró primero de que la puerta siguiera cerrada desde el interior, si bien ya lo había visto atravesar paredes lo mismo no significaba que iba a exponerse a hacer su trabajo más sencillo. Luego se paseó por la sala con rifle en mano y lo dejó sobre la mesa dejando todas y cada una de las municiones sobre la mesa. No eran todas municiones balísticas pero si eran en su mayoría expansivas, huecas en su centro con el objetivo inicial de hacer cuanto más daño mejor y con el segundo de hacer lo que ella pretendía hacer. Separó las municiones de perdigones de las normales y se preparó.

Buscó entre los cajones del laboratorio hasta que lo encontró, un polvo parecido a la azúcar glas y con las mismas propiedades (podría comérselo si lo pretendía) y acercó el mismo junto con los proyectiles a un ventanal donde se encontraban unos brazos mecánicos. Se puso en el mando a un lado y le dio la orden de hacer que en el agujero de las mismas se colocara un vitral con la azúcar lo suficientemente sólido como para no romperse con la explosión inicial. Ya tenía una idea de lo que quería hacer. Dicho proceso de forma automatizada tomaría tiempo, tiempo que en parte la chica utilizó pasando a los ordenadores, dándose una pasada por las bases de datos, pudo reconocer el emblema que coronaba la parte trasera de los archivos digitales gruñendo, incluso antes de despertar tuvo problemas con esa gente . “Mira estas fechas ¡¿Cuánto tiempo llevaban aquí?! Ni siquiera lo noté cuando vine a verlo… querer que lo supera… ¿Por qué?” Hizo una búsqueda sobre cualquier tipo de espécimen vivo, en busca de si tenían documentada a la bestia que había escuchado gruñir en el pasillo, una vez más, con palabras clave que lo definieran, especialmente con el veneno cuyo antídoto había demostrado ser efectivo y tal vez incluso a él.

Suspiró por la nariz y se volteó, el área de sustancias peligrosas estaba casi vacía, estaba acabando con la última munición a ser mejorada. Se acercó a estas y las recogió de una bandeja esterilizada . Aún quedaba algo de polvo para sellarlas del todo debido a que quedaba una pequeña abertura, no estaba revistiendo la ojiva de los proyectiles, estaba convirtiéndolos en algo parecido a dardos de mucha mayor potencia y mortalidad. Luego conectó el gas de uno de los cajones, era un gas que funcionaba de manera parecida a una nube electromagnética. Los equipos de la sección de químicos peligrosos estaban preparados para tratar con estos por lo que, por medio de uno de los brazos mecánicos, cargó el gas dentro del arma, lo cargó con energía eléctrica y seguidamente lo selló, hizo esto con otros proyectiles, se estaba preparando para una amenaza mecánica “Además de eso otro”.

Seguidamente, como el proceso era más simple al tratarse de un líquido, colocó el componente acelerador del veneno y el propio veneno en otros proyectiles así como un paralizador muscular. Ese era otro proceso largo así que se marchó a la sección de químicos biológicos, una mesa de laboratorio con múltiples químicos y varias despensas con productos industriales, al menos con la excepción de sueros que leyendo la composición de estos no necesitaban ser disueltos. Tras esto comenzó a preparar una solución que la hiciera generar más sangre mientras que en una de sus manos se colocaba una aguja que liberaba su sangre a una bolsa de suero vacía de manera similar a una transfusión de sangre.

Creyó terminada la solución por lo que se acercó a verla y sin querer la olfateó lo cual hizo que sus piernas temblaran, sintiera una leve debilidad, su rostro se pusiera de color azulado. La muchacha levantó un poco su camisón para observar algo. No pudo evitar pensar en otra cosa, tomó una microdosis, la disolvió y finalmente la guardó en un contenedor que fue a parar al bolsillo de su short. Suspiró por la nariz y volvió a comenzar, esta vez consiguió el resultado que esperaba  inyectándolo en la bolsa de suero la cual se inyectó en su otro antebrazo para reemplazar la sangre perdida con dicho proceso. Posteriormente, para terminar, vació en un embace bastante ancho ácido nítrico, asegurándose que el mismo no lo disolviera, posteriormente agregó mercurio y posteriormente etanol. De esta manera obtuvo unos cristales de 50 gramos los cuales tomó y acumuló en embaces que se llevó a los bolsillos de su bata, solo por si era necesario.

Finalmente se devolvió a donde se encontraban sus nuevas municiones. Buscó nuevamente en las bases de datos un veneno que pudiera acabar con un enemigo rápidamente y de encontrarlo lo crearía con los materiales que tuviera a la mano, de lo contrario crearía algo comparable con el cianuro y lo inyectaría tras la capa que retiene a los perdigones. Cargó El rifle y con una correa se lo colgó en el hombro, se volvió a colocar la mascara y cortó la bolsa de suero donde se encontraba la sangre recién salida de su cuerpo, habiendo ya consumido todo el líquido que la habría producir más para reemplazarla y cristalizó dicha sangre junto con la que estaba reposando en la sala, así recuperando del todo su armadura serológica. “Sé que estás allí… No dejaré que esto termine aquí… Voy a encontrarte” Pensó suspirando por la nariz, observando por una de las cámaras que el ser no estuviera muy cerca de la puerta y finalmente quitó el sello haciendo que se abriera pero no salió, dio un paso atrás para asegurarse si escuchaba algún gruñido, armándose con rifle en mano.