OST:

Al parecer aunque había logrado quedar entre los tres primeros, me tocaba luchar bastante en la carrera en sí, porque a Blaze le habían dado demasiados golpes en su vaina, y por el grito que pegó en el comunicador había atravesado también algo de su cuerpo, y prefería no saber que parte del costado le había dado exactamente. El caso, tocaba tratar de quedar el primero a toda costa, y tenía tiempo límite en forma de eliminar a dos tipos y evitar acabar frito ante la insistencia del resto de competidores; que se habían reducido de manera abismal en la primera vuelta. Al menos ahora podría hacer al principio un buen tiro al blanco con los que tenía delante, pero primero tenía que asegurarme de pasar de nuevo por la parte de la gravedad cero sin joderme mientras pasaba a joder al resto de competidores.

Inmediatamente sentí el cambio de gravedad en la nave, y tenía que psar a estar maniobrando la nave para asegurarme de tener un buen punto de tiro, a la vez que estaba cargando los cañones sobrecargadores de baterías. - Quitate esa espina de tu costado Blaze y vuelve a la carrera pronto, todavía quiero ver quien de los dos es mejor piloto. Kanzaki, dime que más armamento tiene esta vaina. - Dije, esperando que Kanzaki pudiera informarme de mas armamento... Conociendola me atrevería a decir que sería capaz de convertir un cuarto de baño en una máquina de matar. Desde que vi lo que le hizo a la vaina de Blaze, no la iba a dejar acercarse a las cocinas entre otros... aunque mejor ella que yo; al menos si ella preparaba comida no provocaba que toda la tripulación acabara una semana con diarrea.

Volviendo a la carrera en si, pronto alcancé una buena tirada, y pasé a disparar al que estaba en posicion delante mía; posiblemente el segundo, pero al parecer no iba a ir sin luchar, ya que empezó a echar líquido que al cabo de unos segundos estalló en llamas, posiblemente amenazando con calcinar mi vaina en una muralla de llamas. - ¡Mierda! - Grité, haciendo un giro rápido para evitar las llamas mientras volvía a cargar los cañones. Entonces, vi la oportunidad, teniendo que hacer un movimiento que me iban a amenazar algo de plagio... - Kanzaki, no me hago responsable de los daños a la vaina. - Dije rápidamente, colocando las dos manos fuertemente en los mandos de la vaina, antes de colocarme en un punto donde la gravedad estaba comprimida, quedando aparentemente atrapado en dicha gravedad con los motores apagados por completo.

- ¡Oh, parece que la cabina de Kerneth está atrapada en la gravedad cero! ¡Me temo que eso será todo por parte de él, sobre todo si no es capaz de salir de allí a tiempo! - Dijo el comentarista, pero yo empecé a establecer rápido los controles de gravedad, haciendo que fuera poco a poco la gravedad en general comprimiendose en un punto de la nave en sí... Podía escuchar como los indicadores daban alerta, pero estaba claro que todavía no había suficiente presión. Poco a poco, la presión se iba haciendo mas evidente, hasta que llegó el punto que quería. Apreté con fuerza el acelerador y puse inmediatamente el turbo. Esto por regla general solo me daría un buen punto de salida inicial, pero con la gravedad como la había logrado colocar... fue un estallido grande que podía dejar sordo a más de uno de los espectadores. Mi vaina surgió de donde estaba parada a una velocidad de vértigo todavía mas grande de lo que normalmente estaba establecido, pasando a tener que usar toda mi fuerza para controlarlo durante el estallido, y disparé mis cañones de sobrecarga. Escuché un zumbido, antes de virar un poco de forma muy dificil antes de poder redirigirlo bien. Pronto, la velocidad volvió a la normalidad justo a la entrada de la segunda fase, y los marcadores indicaban que estaba el primero.

- ¡Increible, ha empleado la propia gravedad de la primera fase para propulsarse a una velocidad que cualquier vaina se haría pedazos, impactando a uno de paso con su arma y quedando en el primer puesto! ¡Damas y caballeros, se podrá decir muchas cosas, pero Kerneth tiene una puntería que no ha de subestimarse! - Gritó el comentarista, haciendo que hiciera un sonrisa algo entretenida, pero la vaina estaba algo necesitada de boxes y dudaba que pudiera aguantar demasiados golpes físicos si empezaban a dispararme demasiado. Había sido un movimiento arriesgado, pero ahora estaba el primero en la carrera, y tenía que hacer todo lo posible por mantener esa posición e intentar ganar totalmente la carrera, o al menos hacer que hubiera suficiente tiempo para que Blaze me relevara de mi puesto y volcar la vaina a los boxes.

El grito del saurio la pilló desprevenida. Tanto que al oírle su cuerpo no reaccionó. Se tensó de arriba abajo sin saber que hacer o decir. No tenía la tablet a mano para enfocar la cámara del interior de la cabina para ver a Blaze, además de que su corazón sufrió tal sacudida de preocupación que no le reaccionaba el cuerpo. “Por el amor de los dioses… Puf….” Pensó a la desesperada, mordiendose el labio y apretando los puños, con un vacío en el pecho tan incomodo que le resultaba imposible pensar en otra cosa. Sin embargo, la intensa e insistente mirada del menor, que se quedó perplejo por su petrificación, la sacó de sus cavilaciones. Así como el comentario de Karsein solicitando información de más armas a bordo de la nave.

Rápida, o lo rápida que pudo pensar, recordó que le había integrado un dron de combate. No era más que una esfera flotante que mediante potentes imanes se mantenía flotando apenas unos centímetros en torno a la nave. Esto le permitía deslizarse sobre la base de la nave y no permanecer en un punto fijo. Cuando se decía que algo era “pequeñito pero matón”, en cuanto a aquel dron aparentemente inofensivo con su aspecto esférico, se le aplicaba muy al cuento. Era una bestia entre los robot de más pequeño tamaño. Uno capaz de dispara ráfagas de disparos laser y con una capacidad para dos “petardos” con la potencia de 1/10 parte de una bomba atómica.

-Eh… a tu costado tienes que tener un botón triangular naranja. Pulsalo. Te saldrá un dron de combate que te facilitará el trabajo. No tienes que dirigirlo, tu dale ordenes que las procesará…. Ah… -andaba algo descentrada al pensar como estaría Puff realmente. Cual era la gravedad de la situación, habiendo llamado a los cyborg médicos que se habían traído consigo como personal. Eran dos máquinas humanoides especialmente dedicados a la medicina. Sabrían que hacer mejor que ella ante una situación grave. –¡Quereís dejar de bromear los dos! –les soltó molesta e irritada por la tensión, viendo llegar la nave de Blaze en unas pésimas condiciones. Pensó que se le detendría ahi mismo el corazón. Tanto ella como el menor fueron los primeros en llegar, reflejándose la extrema preocupación por el saurio al ver toda aquella sangre y sobre todo al ver aquel garfio en su costado.

-Puff, eh, despierta. No te duermas. Te voy a sacar de aquí, mírame –le decía, ordenándole al chico que le trajese una sierra laser para cortar el extremo del garfio, así como otras partes de la chapa de la nave. Mientras el chico fue a traerle la herramienta y los cybor se acercaban a realizar su función ante la situación del saurio, percibiendo sus débiles pulsaciones. -¿Qué….? Yo… te sacaré de aquí, aguanta, joder –sus latidos pulsaban tan fuertemente que notaba como hacía temblar todo su cuerpo, temblando sus manos una vez tuvo en esas la herramienta que le acercó el mocoso.

-¿Lo hago yo mejor? –se ofreció por su inestable pulso. Tenía que introducir la herramienta en una zona próxima al cuerpo del saurio, y lo mejor sería no hacerle más tajos en el cuerpo.

Kaori al ver el rostro de su capitán, amigo y…  llevó la mirada a la nave de repuesto y de seguido al muchacho. Con una decisión férrea nacida de lo más profundo de su ser, saltó de la destrozadísima vaina y le entregó la herramienta al menor.

-Os lo confío. Como le pase algo, juro que lo lamentareis el resto de la vida –amenazó con tono decidido, habiendo cambiado su chip radicalmente. Echó a correr y se incorporó en la nave de repuesto, adaptando el asiento con movimientos ágiles mientras ponía en marcha el motor y salía a toda velocidad de bóxer a la pista.

Kaori no era solo una buena mecánica, sino también una muy buena piloto, aunque no se hubiera dado tanto a conocer esta faceta suya, los que la habían visto pilotar la consideraba una de las mejores. Por eso era una gran mecánica. Había que saber utilizar algo y sacarle su máximo rendimiento, y eso solo lo conseguía conociendo el funcionamiento interno de sus preciadas máquinas y el funcionamiento práctico de las mismas.

-¡WOW! ¿¡Qué es esto!? Al parecer, la mecánica ha decidido sustituir a Puff Blaze en la carrera en un ramalazo de emoción. ¡Menuda tensión! Caballeros, atentos al mensaje, que una mujer entra en pista y puede volverse más mortífera de lo normal la carrera. Jajaja. ¡Veamos de que es capaz esta fémina humana!

De los cuatro pilotos que quedaban activos en la carrera, Kaori era la que iba más rechazada y en último lugar. Habían perdido un tiempo que era oro con la tardanza de Blaze a boxes, así como en atenderlo y en salir a pista. Además de que la nave tardaría un par de minutos en estar al 100% pues no había precalentado motores. Sin embargo, Kaori le metió caña a la nave al no tener con quien competir. Su objetivo era alcanzar a los tres en cabeza y ayudar a Karsein para conseguir que acabase primero como fuese posible. Después del juego sucio que había habido, no iba a quedarse atrás. No iba a hacer que lo sucedido a Blaze quedase impune ni que resultase en vano.

El muchacho que había quedado en boxes, libre de la morena que le había obligado a permanecer a su lado (por si era algún espía o un ladrón, indistintamente) a punta de herramienta, permaneció allí. Cortó el cable metálico y se apartó rápido del saurio, quien cerca estuvo a caer sobre él de no haberlo cogido a tiempo los droides sanitarios.

Solo en el garaje, se subió a la maltrecha vaina pero sin montar. Estaba en condiciones pésimas, y había sangre. Esto no le dio asco. No era la primera vez que veía sangre. Ni en aquellas cantidades. - . . . . . –Mientras miraba aquello pensó que debía de haber muerto. Que una herida así era algo que por grande y fuerte que fueras, te debía matar. Sin embargo, ahí estaba. Vivo aunque inconsciente. –Con que Puff Blaze –comentó pensativo, mirando en dirección a la sala improvisada al fondo del taller, donde el saurio estaba siendo atendido. –Menudo nombre –pensó en voz alta para sí y bajó de la nave, viendo el final de la carrera desde la pantalla de la tablet de Kaori. Aquella desde la cual controlaba y analizaba la situación de las naves.

-Turiano, te acercas al desfiladero. Hay una rampa de salida al poco de entrar, pero llegado al final… Bueno, jejeje.. si te gustan los saltos, te gustará el paseo. –Bromeó, sabiendo que al final del desfiladero, y concretamente, yendo por la parte superior del mismo, la caída del final era de unos 40m de altura a palo seco que, con buen control de la nave, podría superarlo sin problemas. Requeriría control y que la nave aguantase, que visto lo visto según lo que había aguantado la del drakoyano, no debía haber problemas.

-¿Que haces? ¡Deja la tablet mocoso!
-¡Que tengo nombre, tia loca!
-¡Me da igual!  Deja la tablet en su sitio o te la cargas.
-Neh, neh, me conozco esta pista mucho mejor que los datos que teneis. Puedo ayudar.
-Mh... Está bien, ¡tsk! -aceptó a regañadientes.