Recuerdo del primer mensaje :

El recuerdo del primero encuentro con Liam permanecía tan fresco en las memorias de Dianna que podría parecer que había pasado un día y no casi medio año. Ganarse la confianza de aquel hombre le había costado mucho más de lo que había pensando…No resultó ser el típico mercenario descerebrado al que resultaba fácil de engañar…no...Con aquel tipo tuvo que esforzarse mucho más, demostrarle que podía confiar en ella sin reparos fue algo que apenas había conseguido pocos meses atrás. Pero bien valdría la pena aquel sacrificio si conseguía echarle mano a algo que solo podría conseguir si se encontraba junto al moreno.

Había pasado tanto tiempo a su lado que casi y sentía pena por aquel hombre…pero claro, no tardaba demasiado el recordar de quien se trataba y la compasión desaparecía por completo. Liam se había ganado una buena fama entre los mercenarios y esto no era algo que se hacía gratuitamente. Más de una vez tuvo que verse lidiando con algún que otro caza recompensas que iba tras su cabeza, viéndose obligada a actuar protegiéndolo, siendo esto lo que provocó que se ganase la confianza del tipejo por completo. Aunque por supuesto, ella no lo protegía por pura lealtad o cariño, sencillamente lo hacía porque si desaparecía también lo haría su objetivo. Eso era algo que no pensaba dejar que ocurriese.

Aquella noche  al fin se terminaría aquel teatro, si todo salía según lo planeado, se despediría para siempre de Liam y de su no tan agradable compañía.  Lo más seguro sería desaparecer tras dar el golpe, pasar una larga temporada en otro planeta, de modo que su pista se perdiese y resultase mucho más complicado dar con ella. Aunque el aspecto que mostraba junto al mercenario era diferente al original, por experiencia propia sabia que la persona adecuada sería capaz de dar con ella, no sin esfuerzo, pero lo conseguiría…y era mejor no arriesgarse a ello.

Un fuerte aroma a puro no tardo en invadir su delicado sentido del olfato, provocando que arrugase su nariz disgustada y girase en dirección a su acompañante, tomando de los labios de este aquello que le molestaba con delicadeza- Querido…sabes que no soporto este olor – Dedicándole una amorosa sonrisa bajaba la ventanilla del auto para lanzar por ella aquella maloliente cosa. Liam se dedico a corresponde a su sonrisa vagamente y a encogerse de hombros, prefiriendo no discutir aquella noche con aquella chica. En ese momento tenía cosas más importantes en la cabeza.

Echando un vistazo por el cristal, Dianna diviso la gran nave en la que se realizaría el encuentro. Rápidamente comenzaba a examinar el lugar, aunque ya lo había estudiando de antemano, podrían haber surgido algunos cambios que le obligasen a cambiar un poco sus planes, algo que por el momento no parecía ser necesario. Lo único que podría darle algún que otro problema, era la cantidad de hombres con las que no había contado…Estos superaban a lo había imaginado, no sería tan fácil esquivarlos a todos. El viejo edificio estaba completamente rodeado y a pensar de la oscuridad, pudo dar con algún que otro hombre oculto en las alturas. Si aquellos francotiradores eran tan buenos disparando como ocultándose, no les daría demasiados problemas.

Las inmensas puertas de la nave se abrían de par en par permitiendo el paso a los vehículos, no sin antes inspeccionar quienes había en su interior como era natural. Y al igual que hizo con el exterior, Dianna recorría con la mirada todo el lugar, siempre de forma disimulada, fijándose en pequeños detalles que le podrían ser de utilidad.

La pregunta que le lanzó resultaba algo más complicada de responder de lo que posiblemente Belcross pensaba… ¿Qué era de Liam? Si estuviese aun con la cabeza sobre sus hombros y con vida respondería sin pensarlo que era su querida mujercita, que lo amaba con locura y chorradas pastelosas por el estilo, pero ahora que no se encontraba de ese modo no tenía razones para seguir fingiendo, además… posiblemente podría meterse en un lío si llegaba a decir aquello, ya que podría pensar que tenía algo que ver con la razón por la que le había tenido que matar y estaba claro que no pensaba meterse en más problemas innecesarios, ya tenía suficiente con los actuales – ¿Eso importa? Creo que la que tendría que hacer las preguntas soy yo… ¿Qué tenías con Liam como para tener que hacer todo esto? – Enfrentaba con la mirada a aquel gigante, manteniéndose en todo momento firme en su posición. Quería saber la razón por la que había tenido que arruinar todos sus planes y esperaba que al menos fuese una buena.

-¿Hablas en serio?... – La idea de que todo quedara destruido por culpa del mecanismo de seguridad que acaba de descubrir gracias al contrario que poseía el maletín, no era algo que le hiciera demasiada gracia- Parece que sabes bastante de estas cosas – Comentaba ladeando el rostro con curiosidad observando cómo abría el maletín sin peligro, tanto para el contenido como para ella. No resultaría extraño que algo de aquel acido terminase salpicándole y aquello era algo que evitaría si le era posible.

Su mirada volvía a iluminarse como la de una niña pequeña al serle entregado el maletín, el cual tomaba con rapidez comenzando a inspeccionar su interior- ¿Crees que si no lo fuese continuaría aquí? – Ni siquiera hubiese tomado ese trabajo en primer lugar. Con cuidado sacaba una de las seis piedras negras examinándolas con atención, no era el mejor lugar para hacerlo, pero no quería verse sorprendida con algún tipo de cambiazo o cosa parecida. Parecía mentira que una cosa tan pequeña y de apariencia tan poco llamativa resultase tan valiosa. Gracias a aquel mineral iba a darse la buena vida por una larga temporada.

Estas bastante confiado – Le decía terminando de guardar aquellas piedras entre su ropa, en un pequeño estuche que había preparado para ellas de modo que estuviesen seguras, pues no era muy práctico y disimulado el moverse por ahí con un maletín como aquel- Si y si no he escuchado mal creo que te llamabas Belcross…me llamo Dianna, aunque no creo que mi nombre resulte muy importante – El último comentario le sorprendió bastante, no sabía porque, pero no esperaba que tuviese una hija…y mucho menos que le revelase esa información a ella-  Puede que no te preocupe que vayan a por ti, has demostrado ser capaz de cuidarte solito…pero…¿Y si van a por tu hija? No sé si ella es tan capaz como tú, pero…no sé, yo me preocuparía

Pues la muchacha tenia varias preguntas, entre ellas cuales eran sus intenciones con Liam – Mis jefes no veían con buenos ojos que un traficante de armas amenazara la vida de tantos inocentes con sus actividades, me ordenaron matarlo y a todos los subordinados que interfirieran – ocurre una pequeña explosión alrededor – si ellos no se hubiesen atravesado, esto no terminaría así – en realidad la orden era arrestarlos, pero como en la estación saben como es Belcross cuando se enfada prefirieron darle la primera orden, pensaron que así les resultaría mas fácil. Arquea una ceja cuando Dianna dice sobre el sistema de seguridad – Pues ese tipo de gente siempre tiene algún truco para defender sus cosas, aunque bueno, hay algunos mas creativos que otros en materia de seguridad

Estaba todo realmente calmado, aunque la chica parecía verle confiado – Hay una línea entre la confianza y la arrogancia, y al menos yo no la he cruzado, se perfectamente puede aparecer un enemigo difícil pero no me echare atrás solo por ello – por un momento casi se había tranquilizado por completo, pero las ultimas menciones de Dianna lo alteraron, la sola idea de ver a su hija en peligro por culpa de esos matones simplemente lo saco de sus casillas, cosa que se le pudo notar en el rostro, y sus marcas comenzaron a brillar nuevamente, no en un tono carmesí como antes, sino en uno amarillento, casi dorado – Si esa gente se atreve a lastimar a mi hija – lanzo un puñetazo al suelo que hizo temblar toda la estructura, incluso abrió grietas que se extendieron varios metros a su alrededor – verán que no hay sitio en este ni nadie en este universo que los salve de mi ira

Le costo bastante ahora intentar tranquilizarse, incluso había cerrado los ojos un momento para intentar pensar en otra cosa, la muchacha ahí presente de momento no tenia culpa de nada, y no iba a dejar que se viese herida por uno de sus arranques. Paso un rato mas hasta que el color dorado comenzó a cambiar, ahora nuevamente al carmesí, y posteriormente se fue apagando. Normalmente el no hacia caso a esas palabras, pero nadie en este mundo u otros le pondría un dedo encima a Yuriko, o deseara nunca haber nacido.