Los humanos eran tan fascinantes como extraños, a veces podían ayudar a sus enemigos con la misma facilidad que hacían eso mismo con sus compañeros, muchas cosas que hacían que Xer’rai meditara sobre su situación en Edén. Podría hablar con su capitana luego de esas dudas, ella era una maquina muy particular, tenía un punto de vista distinto, era fácil de conversar con ella pero complicado a la vez. No podía hacerlo ahora, eso no afectaba sus decisiones. Ir en una nave con un mercenario rumbo a un planeta devastado, en otras circunstancias podría ser algo curioso, en la actualidad la realidad es distinta, recuperar un androide. La base no parecía difícil, la ejecución no seguía el mismo rumbo, cuando el transporte llego el pretor bajo hasta el nivel del suelo. Un sonido bastante molesto cubría el área, su forajido compañero podría no sentir esa molestia – La entrada esta por ahí, debemos movernos – Señala el puente.

Avanza determinado hacia el umbral, no tenía nada que pudiese ayudarlo a analizar la nube que los rodeaba una vez entraron. Solamente era una cortina densa que bloqueaba la visión lejana. No podía sentir señales de vida a su alrededor, su compañero era lo único que podía percibir, su experiencia como guerrero le dictaminaba no confiar en lo aparente, podrían estar acercándose a una trampa. Un aparato entregado a ambos mostraba una señal en niveles inferiores – Debemos estar alerta – No se descuidaba, el peligro podría estar doblando una esquina.

Entre los puestos y contactos donde los mercenarios podían ver las nuevas ofertas y misiones disponibles el nombre de V.T. cada vez era más frecuente, ya fuera por que su imperio se desmoronada y se intentara solucionar rápidamente a base de gente sin escrúpulos o por que esta había decidido finiquitar proyectos atrasados reduciendo papeleo.

Corvo se sentía indiferente ante tal aumento de la oferta, si había menos competencia entre mercenarios, que más de una vez se habían enfrentado en pequeñas batallas por quedarse con el único trabajo disponible, pobres insensatos, quien no sabe valerse por uno mismo con o sin medios para financiarse su propia vida es un inútil condenado a la perdición, por culpa de esta necesidad de oferta y demanda más gente se convertiría en un exceso de esta que acabaría en una falta de oferta que acabaría de una forma o de otra con los menos adaptados al negocio y vuelta a empezar.

Esta vez su misión tendría lugar en un planeta moribundo, que era el perfecto ejemplo de las consecuencias de la corrupción de la filosofía del ser inteligente promedio. Un mundo devastado por la codicia y que se aguantaba por un falso ideal de orden y control que desembocó en la destrucción.

Su acompañante esta vez era claramente alienígena era un ser curioso, puede que si las cosas acabasen mal Corvo podría sacar un buen partido de los restos de su compañero.


La zona inicial gritaba peligro y inminente trampa o respuesta ofensiva por parte de los robots... Y su acompañante quería entrar por la puerta sin más.

-Acerquémonos y busquemos algún hueco donde colarnos si no quieres que te reciban con 2 quilos de plomo en el pecho- Comentó mientras lentamente caminaba hacia la entrada con su Puaj, una de sus aberraciones que hacía pasar por compañero de batalla.

No poder sentir nada vivo a su alrededor que no fuese su compañero y la extraña mascota de este, le daba un muy mal presentimiento. No era momento para estar perdiendo el rumbo. Llegar al edificio y completar la misión era lo mas sencillo hasta el momento. No obstante, la peculiar compañía del mercenario colapso por lo toxico del ambiente, muriendo como un insecto envenenado – Debes tener cuidado, podrías sufrir el mismo destino si respiras el aire – Continuo avanzando por el puente. Alcanzar el otro extremo del puente era el primer paso. Una puerta al final, armada y atrincherada, un puesto defensivo. Sangre por los alrededores, signos de batallas pasadas, señales de peligro. Moverse con cautela era una prioridad completa - ¿Encuentras algo con tus aparatos? – Sus dudas no eran infundadas, nadie monta un puesto defensivo sin la necesidad de ello.

Regresar unos pasos para obtener una mejor visión exterior era una buena idea. Los planes se torcieron rápidamente cuando Xer’rai vio al mercenario empezar a caer. Extendió su mano hacia su compañero, soltando una ráfaga de energía azulada que lo suspendió en el aire. Evito que se estrellara pero sintió un dolor de cabeza anormal por ello. El sonido ambiental tenia efectos que apenas ahora estaba descubriendo - ¿Te encuentras bien? – Se le aproxima, solo ve como los filtros de su máscara estaban colapsados por la contaminación. Su envenenamiento era algo muy probable, la prioridad cambio, buscar un sitio donde corriese menos peligro era un asunto urgente. No había nada a la vista, una brisa que provenía de la puerta dictaminaba una mejor opción. Teniendo la vida del mercenario en sus manos, tomo la decisión de llevarlo al interior de la puerta principal.

Avanzar a un lugar seguro era la mejor opción, no solo por el bien de la misión, Xer’rai tenía un código moral que le impedía dejar a un compañero a su suerte. Una nave acercándose impidió terminar de ingresar. Mandaron un equipo para llevarse a su compañero, nada más para dejarle otro. Daba la sensación de que cambiaban de trabajadores como de ropa interior, no inspiraban demasiada confianza - ¿Qué tanto sabes sobre esta operación? – Su nuevo compañero no tenía apariencia humana como el anterior, no tenía una apariencia conocida para el Protoss. Quizás en otro momento podría indagar más sobre la naturaleza del acompañante. Ahora solo quedaba completar la misión – Mantén en buen estado tus respiradores, los gases son muy tóxicos, si fallan estarás envenenado muy rápido – La misma causa que provoco el malestar del anterior mercenario.

Sin la urgencia de mantener con vida a otro, Xer’rai miraba a su alrededor. Debía ser cuidadoso, trampas ocultas no serian una sorpresa, serian un gran peligro si eran activadas – Exploremos, lo más importante puede estar en lugares menos obvios – Empezó su búsqueda. Depender de su propia vista era una sensación anormal, usaba su experiencia en situaciones similares para pensar tres pasos adelante antes de darlos. Los alrededores cercanos serian lo primero en ser examinados. Había que buscar datos que arrojaran luz y ayudaran a comprender mejor lo sucedido. Entender el panorama, impedía que solamente saltaran al vacío.

Como de costumbre, se requerían mis servicios una vez más. ¿A que iba? No lo sabía ¿Para quien iba a trabajar? Para una tal compañía llamada V.T ¿Me importaba? Mientras pagasen, no. Una vez recibí la primera parte del pago, me metí en una nave que me llevaría a dios sabe dónde -No tenía mucha información sobre la misión, solo que era en un planeta llamado Pieré- Cuando desembarque, vi como se llevaban a un mercenario en camilla, no había dado la talla o había sido suficientemente estúpido como para meterse en medio de alguna bolsa de gas sin la debida protección, cosa que no iba a pasarme. Extendí mi antebrazo izquierdo frente a mi, pulsando un botón holográfico que activaría el casco de mi traje, el cual, tras un sonido hermético, me dejaría completamente aislado, recibiendo el oxígeno a través de los filtros del mismo.

-Kay, manten activos los sensores, quiero que seas mi segundo par de ojos. En mis años al mando de la Leviathan había aprendido a confiar en aquel montón de unos y ceros que tantas veces me había salvado en las misiones de tierra, por lo que… ¿Por qué no confiar en él de nuevo? Bueno, se que el planeta está atestado de androides asesinos y que tu anterior compañero está en las últimas por respirar donde no debía… pero algo me dice que tu no vas a tener ese problema. Dije mirando a la masa metálica que se dirigía a mi. Puedes ahorrarte los consejos de supervivencia, los agradezco, pero ya he visto de primera mano lo que le ha pasado al otro.-

Llevé mi mano derecha hacia mi espalda, expulsando de esta mi rifle, el cual pasó de ser un compacto rectángulo negro a ser un amplio rifle láser que empuñé con ambas manos, moviendome por la superficie de forma relajada. -¿Habéis tenido contacto con algún enemigo ya o simplemente estabais explorando esta zona?- Mi voz podía escucharse bastante distorsionada a través del casco, el cual enviaba mi voz al exterior mediante unos pequeños altavoces que reproducían esta al mismo nivel con el que hablaba. -Lo digo por saber lo pendiente que debo de estar a posibles emboscadas.- Antes de que el robot pudiese hablar, la voz de Kay resonó en el interior de mi casco, pero sin escucharse desde el exterior. -Operador, recomiendo buscar entre los restos de ese edificio, parece estar bien armado- Asentí, la IA tenía razón, podía haber cosas interesantes… o enemigos esperando a agujerearnos. -Esto… Maquina, puedes llamarme Thanus, ¿Conoces alguna rodeo para llegar a ese edificio? Señaáría vagamente con el rifle en aquella dirección. Me parece un punto de interés, pero podría ser una trampa y sinceramente, no quiero acabar lleno de balas.-

La información, el recurso mas valioso de todos. Explorando el pretor esperaba encontrar algo que arrojara luz en ese mar de oscuridad, manteniendo sus sentidos pendientes de cualquier detalle. Fue recompensado con el cuerpo de una persona. Sus conocimientos médicos eran pobres, no sabría cuanto tiempo estuvo el cadáver puesto en ese lugar, investigarlo pasó a tomar toda su atención. No era miembro de la estación humana, tampoco miembro de esa empresa, la insignia hacia referencia a las fuerzas armadas. Una identificación que contenía un aparato para la seguridad, un proceso recurrentemente usado por los humanos. La tomó y guardó. Podría ser una manera de acceder en el futuro a alguna puerta – Busquemos a ver que mas encontramos – Sus intenciones eran claras, seguir revisando el terreno. Los acontecimientos no pudieron distar más de sus planes. Las defensas externas se activaron, disparando sin piedad hacia Dezos. Su traje parece haber aguantado bien la mayoría, pero la tenacidad del enemigo era muy insistente.

Xer’rai miro a la puerta que observo inicialmente, no aparentaba en el exterior estar igual de defendida. En el interior podría ser una trampa. Morir en el exterior o arriesgarse a lo que había en el interior, una decisión complicada. No podía poner en más riesgo a su nuevo compañero. Dio un salto hacia la entrada, recibiendo varios impactos en el cuerpo. Solo dos en su hombro derecho fueron efectivos, un campo de energía psíonica se había hecho presente bloqueando lo demás. Señaló al Zelorean con su mano izquierda y libero un campo de energía, no solo para protegerlo también, sino para atraerlo de un tirón a su misma posición. El pitido ambiental no le dejaba concentrarse de la mejor manera, un dolor de cabeza muy intenso estaba siendo presente. Su agotamiento estaba llegando más rápido de lo que esperaba – Al interior, rápido – No había mucho más que hacer. Si el interior era más peligroso o no, la misión debía continuar. Estaban lejos de encontrar y capturar al androide.