Por orden de Atlas cuando la piloto fue dada de alta, recibió una escolta de la nave hasta la zona residencial, no quería correr ningún riesgo. En ese lapso de tiempo, el Cyborg estuvo en una misión de rescate, parece que había una flota que se topo por accidente con un enorme campo de meteoritos. La empresa le tomo mas tiempo del que había imaginado y su preocupación tanto por la piloto como por los niños crecía enormemente. La colosal nave regreso al espacio aéreo de la estación Kosmov, aunque Atlas tenia que rendir algunos informes así que tuvo que pasar por los cuarteles. Todo se le hizo pesado en exceso, estaba demasiado aburrido y estresado como para poder tomar en serio la burocracia sobre una misión de rescate. Fueron horas de rendir cuenta, tanto de los sobrevivientes como de los gastos médicos. Aunque la Spirit of Fire era autosuficiente, parecían querer saber cuanto gastaba la nave en recursos, como si tuviesen que reponer o algo similar. En fin, ese asunto termino cerca de las cinco de la tarde.

El Cyborg fue nuevamente al muelle de carga donde se subió a un transbordador que lo bajo hasta Edén, tenia un asunto muy importante que atender, algo que a sus ojos era mas importante que los informes. Fue dejado en el terminal de tierra y llevado en auto. Podía llegar en medio segundo en el Raiser pero no usaría su unidad blindada para un paseo por la ciudad. El transporte termino por dejarlo frente a un edificio algo particular y retirarse. Ingreso en el interior del edificio, subiendo las escaleras hasta toparse con una puerta ya conocida para el Almirante. Se trataba del apartamento de la piloto Musa Perséfone ¿su motivo para estar ahí? El que tendría cualquier persona en su posición, desde lo que paso en la nave hace cuatro meses no había parado de pensar en ella y en los niños. No pudo llegar antes por la misión en el campo de asteroides, pero apenas termino vino tan rápido como pudo.

Toco el timbre del departamento, se encontraba bastante intrigado. No sabia realmente que esperar, aunque cargaba un pequeño obsequio en sus manos para la piloto, si se tenia en cuenta lo que ocurrió era probable que recibiera un portazo en la cara. Aun así por intentar no perdía nada, con ver que ella estuviese bien le bastaba así que si efectivamente recibía un portazo no pasaría nada.

Ya pesaba… Era demasiado cansado tener que caminar con sus bebés y para colmo eran tres. Se cansaba rápido de estar sentada, de estar parada e incluso de estar acostada. Aquella mañana se había quedado recostada hasta medio día, el hambre fue lo que la levantó, con dificultad se puso su bata de maternidad y tras picar grandes cantidades de fruta, preparar bastante comida como para tres personas y jarras de agua fresca ella no dejaba de comer en ningún momento. Había ganado un poco de peso lo que se reflejaba en sus mejillas y su busto pero por más que comiera su cuerpo permanecía igual, sus bebés tomaban todo ese alimento. En el pequeño comedor se encontraban los análisis que se había hecho un día anterior, los bebés estaban en perfecta salud, su cuerpo estaba totalmente recuperado, los cuatro estaban en una salud perfecta y envidiable.


Tomó una ducha y tras vestirse con un vestido de color blanco que llegaba hasta el piso y parecía tener una cola corta como si de un vestido de novia se tratase, con un listón de color violeta el cual se anudaba a su espalda . El amarre del listón quedaba por sobre su barriga la cual se marcaba perfectamente. Con un peine cepillaba su cabello el cual había crecido más llegando hasta sus muslos, lo trenzó con bastante cuidado para que no anduviese regado por todo su cuerpo y se puso unos zapatitos blancos para andar cómoda. Sus mejillas se habían vuelto más rozadas, sus labios más carnosos y su piel más suave y tersa, el embarazo la había favorecido en totalidad.  


El tiempo pasaba algo lento pero constante, y como era normal sus hormonas le jugaban malos ratos. Su respiración andaba algo agitada y sus mejillas más rojas de lo normal, cualquiera que la viese podría pensar que estaba enferma o algo por el estilo, sin embargo justo cuando se disponía a salir a comprar unas cosas que necesitaba para la casa un pequeño dolor recorrió su vientre haciendo sus piernas tambalear un poco deteniéndose en la mesa y  por accidente tiró una jarra de vidrio la cual se quebró por completo, en eso el sonido del timbre se hizo presente. ¿Quién era? ¿Las enfermeras que la visitaban constantemente para ver cómo andaba? La mirada se le nubló por un momento y le entró algo de vértigo, terminó por hincarse en el piso batallando un poco para respirar mientras tomaba con su brazo derecho su vientre rodeando un poco su barriga, pequeñas contracciones involuntarias que le habían comentado podrían ocurrir pero serían leves, estas la habían logrado tumbar e incluso pensar lo peor. Se aterró y sus orbes se humedecieron un poco, jadeaba volviendo a sentir aquellos dolores traicioneros nuevamente impidiéndole ponerse de pie. ¿Cómo avisaba que estaba dentro? Peor aún ¿Cómo pedía ayuda a quien estaba afuera? Con cierta desesperación agachando su cabeza, dolía demasiado pero parecía ser por los meses que tenía gestando y el haber estado de pie bastante tiempo, sólo necesitaba recostarse, descansar.

El Cyborg estaba bastante ansioso por saber que iba a pasar, había tantas cosas que pensaba decirle, entre ellas disculpas por como se comporto cuando estaban en la nave, pero todas esas ideas desaparecieron cuando escucho romperse algo en el interior. Mil cosas pasaron por su cabeza. Se desespero al punto en que casi arrolla la puerta, cuando recordó que tenia las llaves, aun las conservaba desde ese día que la visito por primera vez. Abrió con rapidez la puerta, solo para ver a la piloto agachada en el suelo junto a una mesa - ¡Musa! – dice bastante alarmado el Cyborg. Se mueve como alma que lleva el diablo hasta ella, analizo muy rápidamente su condición, estaba sufriendo bastante cansancio y tensión muscular, no podría levantarse por ella misma – me disculpo por adelantado – con sumo cuidado la carga entre sus brazos, tuvo que hacer algo mas de fuerza de lo que normalmente necesitaría, pues la piloto en ese momento pesaba bastante mas de lo normal.

La lleva hasta uno de los sofás donde la sienta con mucho cuidado para que pudiese descansar. Se alejo un poco para cerrar la puerta, en ese momento empieza a escuchar unos sonidos raros provenientes del interior de la casa, se trataba de esa bola de pelos de nombre Poro. Comienza a correr alrededor de las piernas del Cyborg, como si quisiese jugar, pero Atlas lo carga y lo lleva a una jaula especial, que si su memoria no le fallaba se encontraba en la cocina. Una vez sellada la puerta, regresa a la mesa donde recoge todos y cada uno de los trozos de cristal, llevándolos a la basura. Ahí observo una jarra con agua, aprovecho que regresaría con la piloto, sirvió un gran vaso de agua y se lo llevo – Ten – le dice mientras le ofrece el vaso y se sienta junto a ella en el sofá – Veo que te recuperaste completamente – se estira hasta la mesita en frente del sofá tomando la bolsa de regalo que le había traído a la piloto – tenia en verdad muchas ganas de verte, pero no me fue posible hasta ahora, una misión en un campo de asteroides no me lo permitió - habían veces que extrañaba ser un soldado mas, cargar con tantas responsabilidades a veces le causaba un enorme dolor de cabeza – no quería venir con las manos vacías, así que te traje esto – coloca la bolsa de regalos a un costado de la piloto, en su interior se podría observar como había un collar, dicho collar estaba compuesto de varias joyas, no era muy llamativo pero si atractivo y elegante.

La indumentaria de Atlas no era muy común para una visita al planeta, pues no tenia su armadura completamente puesta, solo las partes que no podía removerse. Tenia encima un traje, similar al que tendría una persona de negocios, no era un holograma, era ropa de verdad, dado que ya no portaba su armadura de combate era necesario vestirse a la antigua.

No pudo siquiera levantar el rostro para ver quien había entrado sin embargo lo agradecía de sobremanera. Jadeó, y en cuanto fue tomada en brazos abrazó su vientre y con su mano derecha se aferró a las ropas del contrario. Tras escuchar su voz el rubor de sus mejillas se volvió más intenso, en busca de aire sus suaves quejidos de dolor era lo único que emitía su garganta. Buscó refugio en los brazos de él derramando un per de lágrimas ¿Por qué él?.. Se preguntó en un instante antes de que él terminara por sentarla en el sofá.


Jadeaba comenzando a relajarse a cada segundo que el dolor cesaba mientras acariciaba su barriga, sus bebés eran lo que más amaba en ese momento y no se perdonaría si les pasaba algo por su culpa. Observó de reojo al contrario irse, con una de sus manos limpió sus lágrimas esperando por él sin embargo ahora estaba un poco pálida por los nervios de tenerlo nuevamente cerca después de todo lo que le había dicho la última vez. Por su temperatura corporal sus mejillas seguían con aquel intenso carmesí adornando aquella piel que parecía porcelana, e inmersa en sus pensamientos estos fueron interrumpidos por el mayor obligándola a reaccionar. Bajó un poco su mirada, era un vaso de agua, entrecerrando su mirada con su débil mano trató de tomarlo, temblando un poco esta terminó por afianzar el agarre con la otra poniéndola bajo este, cuando él se sentó a su lado la joven madre sintió su piel erizar.


Dio un trago a aquel líquido el cual apenas si pasó su garganta le quitó la sensación de nauseas, se quedó inmóvil un momento mientras sentada ponía frente a sí aquel baso a la altura de su vientre, tenía una mirada serena, su rostro reflejaba serenidad, sin embargo la tranquilidad en ella se rompió comenzando a llorar a mares agachando un poco su cabeza, sus delicadas manos no pudieron con aquel ligero peso y aunque el baso cayó apenas si fue un poco el agua en la alfombra que adornaba la sala de estar. Abrazó su vientre, sentía un nudo horrible en la garganta, un vacío en su estómago y un hueco en su corazón. Asintió ante la primera afirmación del moreno, sí, estaba totalmente bien aunque los bochornos eran demasiados a veces. Dudosa vio de reojo al Cyborg, se le notaba en la mirada el arrepentimiento y el miedo de verle, sentía que los reclamos vendrían en cualquier momento. Con sus manos hizo un poco de presión a las ropas de su vestido, tenía tanto miedo de abrazarlo y ser rechazada…


Pero lo segundo dicho por él la hizo abrir sus orbes de par en par… ¿De verdad la extrañaba?... ¿Después de todo lo que ella le había dicho?... No soportó más, aquel presente pasó a segundo plano cuando la joven guió su cuerpo al pecho de él buscando sus brazos, se aferró con fuerza a sus ropas dejando su oído cerca del corazón de él, volviendo a escucharlo, sentía aquella tranquilidad recorrer su ser, aquella seguridad que solo él le había hecho sentir, hundió su rostro en el pecho ajeno escondiéndose entre sus ropas, de verdad lo extrañaba, lo necesitaba…

Se preocupo mucho cuando ella comenzó a llorar, dejando caer el vaso en el suelo. Atlas tomo el vaso y lo coloco sobre la mesa en frente del sofá, al igual que el presente que le había traído ¿había dicho algo malo?¿había hecho algo que no debía? Tantas preguntas pasaron por la mente del Cyborg. Cuando vio que ella se le aferro del pecho llorando, el no pudo evitar abrazarla, rodeándola con sus brazos y apoyando su cabeza sobre la de ella – no llores – dice mientras baja su mano derecha hasta la altura de la mejilla ajena, pasando un poco su pulgar el rostro de la piloto y secándole las lagrimas de esa parte del rostro gracias al guante blanco que tenia – tengo algo que decirte – la aparta un momento dándole luego un beso en la frente, luego quitándose el guante blanco . Se podía ver un tenue brillo en la diestra del Cyborg, y luego poso su mano en la mejilla de la piloto – Tienes una piel muy suave – tenia una cálida sonrisa en el rostro, incluso podía observarse como también se le escapaba una lagrima.

Se había quedando un momento acariciándole la mejilla – Hace unos meses hice que modificaran algunas partes de mi cuerpo mecánico, nada serio, solo añadir unas cosas – explicaba el Cyborg en un tono bastante tranquilo – unos sensores especiales puestos encima de toda la superficie de mi estructura artificial, están diseñados para enviar información sobre las cosas que tiene contacto, en pocas palabras….tengo sentido del tacto… - se le entrecorto un poco lo que dijo, pero rápidamente recobraba el aliento – puedo sentir tus manos – la toma de una de sus manos, frotándola con suavidad – tu rostro – nuevamente pasa la mano por la mejilla de la piloto, en ese momento soltó la mejilla de la piloto y comenzó a bajarla hasta la altura de su vientre, su mano se detuvo un momento en el aire titubeante.

Tenia dudas pero cuando alzo la vista y la miro directamente a los ojos tomo aire, posando la mano encima del vientre de la piloto. Sentía algunos movimientos hasta que de repente sintió un pequeño empujón, uno de los bebes había pateado donde el tenia colocada la mano. La sensación fue indescriptible, era la primera vez que sintió a sus hijos, no pudo aguantar la emoción y estirando el rostro besa en los labios a la piloto. Se mantuvo con el beso unos momentos mientras acariciaba el vientre de Musa – Perdóname, seguro difíciles estos cuatro meces – le dice mientras apoya su frente con la de ella – No volveré a dejar que el trabajo me separe de ti

Pese a que él le pidió que no llorara lo hizo con más fuerza, pero sentir sus brazos rodeándola la hizo sentir más segura, su llanto no era tristeza, era fragilidad, alegría, desesperación, nerviosismo y otros tantos sentimientos que la comenzaban a volver loca, las hormonas y el ambiente no ayudaban mucho a que ella volverá en sí. Su llanto poco a poco comenzó a tranquilizarse, volviéndose este en suaves sollozos, abriendo sus párpados levantó su mirada posándola sobre la de él, sin esperarse aquel beso en la frente fue como si la desesperación y el nerviosismos desaparecieran de golpe, su mente quedó totalmente en blanco sintiendo aquella metálica extremidad que aunque fuese un poco fría no le molestaba. Aquella caricia fue más de lo que pudo pedir, cerró sus párpados con una sonrisa apegando más su rostro a la mano ajena para que el tacto fuese más marcado. Las palabras del contrario sobraban en ese instante, llevando su mano derecha sobre la de él la apegó más a sí, el llanto volvió a aparecer pero este era adornado con la sonrisa de aquellos finos labios.


Apenas si dejó de sentir su tacto abrió un poco sus párpados volviendo su vista a él, dejándose hacer por él, su semblante se había vuelto nuevamente algo impaciente, sin embargo el sentirlo tocar su barriga la hizo bajar su mirada, llevando nuevamente su mano derecha sobre la de él guiándolo para que acariciara y abarcara cada rincón, afortunadamente la mano de él era lo suficientemente grande para poder cubrir la mayoría. Algo sorprendida sintió como en su interior aquellos pequeños seres reaccionaban, el nerviosismo volvió elevando nuevamente su mirada hacia él, era como la primera vez, aquella sensación que imponía el mayor la hacía dudar, titubear e incuso sentirse algo sumisa.


Apenas si sintió la cercanía de él ella cerró sus párpados irguiendo un poco su cuerpo para poder alcanzar también sus labios, llevando su mano izquierda a la mejilla de él la cual acarició con ternura trató de mantener el beso lo más que pudo.  Asintió a lo dicho por él abriendo un poco sus párpados y aquellas palabras la hicieron estremecer volviendo a derramar unas cuantas lágrimas, con cuidado lo atrajo hacia ella con ayuda de la mano en la mejilla ajena volviendo a unir sus labios en un beso largo y dulce. Ayudándose de su mano derecha tomó posesión de su rostro, volviendo aquel beso más profundo sin perder detalle de los labios contrario, volviendo a embriagarse de él la piloto no pretendía soltarle.


Por necesidad tuvo que alejarse un poco, jadeó buscando algo de aliento, rozando sus labios con los de él alegó un poco su rostro para poder tras abrir sus orbes contemplarlo. - Perdóname… Te necesito... – Trató de decir tras mover sus labios, ella sabía que él la entendería perfectamente. Lo abrazó del cuello llorándole. Lo atrajo lo más que pudo hacia ella quedándose así unos cuantos segundos. Lentamente se alejó de él limpiando sus mejillas y sonriéndole. -No te vayas, quédate conmigo al menos esta noche… –Pidió volviéndose a recostar en su pecho, suspiró más tranquila e incluso comenzó a dormitar un poco, estaba exhausta de tanto llorar y por fin los malestares se habían ido, extrañamente por primera vez en cuatro meses estaba totalmente tranquila.

El Cyborg por alguna razón a cada palabra que decía, ella comenzaba a llorar, aunque no entendía bien el motivo de esas lagrimas. Podrían tratarse de lágrimas de tristeza o como la del Cyborg, lagrimas de alegría. Esa duda quedo completamente resuelta cuando ella busco nuevamente un beso. Atlas le había correspondido, imito el movimiento de la piloto, pasando su mano por detrás de la nuca de ella para así afianzar sus rostros calentando sus manos en el proceso, lo suficiente como para que no se sintiese como metal inerte. Fue un beso profundo y prolongado, hasta que ella se alejo y con sus jadeos demostró la necesidad de aire – y yo a ti – fue lo que dijo como respuesta, no fue necesario que ella emitiese sonido, pues podía entender perfectamente lo que intentaba decir solamente con leerle los labios.

La siguiente petición de la chica no era algo difícil de cumplir – claro, me quedare si eso quieres – le toma de las manos mientras le dice eso. Observa como en la cocina había varias verduras picadas – tu nada mas quédate aquí y descansa – el Cyborg se fue a la cocina y comenzó a mezclar los ingredientes. Atlas no era un Chef, tampoco un experto en cocina, ni si quiera tenia práctica en ello, pero podía buscar las recetas de forma digital y seguirlas todas al pie de la letra sin falla alguna, una ensalada cesar. Ventajas de ser Cyborg. Continúo por unos 10 minutos, preparando un aderezo, hasta que al final lo mezclo todo en un envase redondo de gran tamaño – esta listo – dijo mientras colocaba todo en una bandeja, un par de platos, el envase, los cubiertos y una jarra de jugo. Regreso al sofá, colocando todo en la mesa y sirviéndole la comida primero a la piloto – note que habías hecho comida, lo único que hice fue aprovechar los ingredientes que habías cortado – comenta en un tono bastante tranquilo – espero que sea de tu agrado

Estaba ansioso por saber si había preparado bien la comida, aunque recordó algo muy particular, el colgante que le había traído. Se inclino hasta la mesa tomando una cajita negra, al abrirla se podía ver un hermoso collar, no era muy vistoso pero estaba elegantemente decorado, y con una gema azul en el centro del colgante – no te muevas – le dice mientras intenta colocarle el collar – cuando estabas en la nave, los ingenieros conservaron los datos del traje que usabas, y con ello como hacia ese dispositivo para que pudieses hablar, así que mande a que estilizaran el diseño para reducir su tamaño, el resultado es el collar que tienes ahora – no sabia si había hecho bien en decirle lo de la joya, la ultima vez que hizo referencia a su voz recibió respuestas no muy agradables.

Asintió alegrándose de que él se quedaría con ella, los achaques comenzaban a ganarle y sobre eso el peso de sus bebés comenzaba a no dejarla hacer varias cosas, tener algo de apoyo a su lado sería gratificante. La joven piloto lo siguió con su mirada esperando en la salilla mientras acariciaba su barriga con su mano derecha y la rodeaba con su mano izquierda, cerrando sus párpados y echando un poco su cabeza hacia atrás el escuchar otros sonidos en la casa que no fuese ella cocinando la puso un poco más contenta de lo normal, se sentía mimada, consentida e incluso más tranquila. Abrió sus párpados apenas si el mayor se acercaba a ella con una cuanta ración de alimento . Rió bajo tomando la comida y asintiendo, no había podido preparar nada de comer y después de aquel susto las ganas de llenar su estómago habían regresado, su apetito aumentaba considerablemente, tenía que alimentar a los tres bebés y a ella. Apenas si comió un bocado se ruborizó asintiendo, estaba delicioso.


Comió unas tres o cuatro raciones antes de quedar satisfecha, acariciando su estómago se recargó en el sofá pero curiosa observaba las acciones del cyborg. Era cierto, ella había pasado por alto el detalle de esa cajita. Parpadeó y se ruborizó, era hermoso… Quedó maravillada por la gema en el centro. Asintió a la sutil orden y tomó su trenza haciéndola a un lado para dejar que le pusiera el collar. Parpadeó algo dudosa de las palabras del contrario, en cuanto la prenda fue puesta acomodó su cabello echándolo hacia atrás. Acarició su vientre y desvió su mirada. Dudosa tomó un poco de aire… ¿Y si intentaba hablar y no funcionaba?.. Cerró sus párpados y con mucho cuidado se comenzó a poner de pie. - Yo… - Un tenue hilo de voz se hizo presente, sí, funcionaba, algo sorprendida el nudo en la garganta se hizo más presente, ahora tenía la capacidad de hablar. - Era más fácil no poder hablar… - Agregó retirándose un pequeño paso. - Atlas, no estoy bien, el humor me viene y me va, no quiero que pase lo de la última vez, no quiero comenzar a insultarte ni alterarme… - Susurró bajo, de verdad el poder hablar la estresaba en sobremanera, era como si ella fuese otra persona.


Estaba demasiado nerviosa y alterada, no quería provocar un problema. - Yo te agradezco el detalle, es bastante bonito y útil… - Otra vez ese ataque de nervios comenzaba a hacerse evidente, tomando sus propias manos entrelazándolas y llevándoselas a su pecho. - P-Pero no sería una buena madre si no dejo que el papá de mis hijos no estuviera con ellos. - Su voz comenzó a cortarse pero al momento de hablar sus palabras fueron bastante fluidas teniendo un ritmo bastante acelerado. - Solo he estado contigo, tu eres el papá yo mentí, dije muchas mentiras ese día, perdóname, no quise hacerlo, pero me estresaste, me pusiste mal, necesitaba descansar un poco ¿Sabes? Creì que iba a morir en un instante y que me dijeras tan agresivamente que seríamos papás me afectó demasiado.- Se le fue el aliento, comenzó a temblar y sudar frío. - Atlas… - Sus orbes se volvieron a humedecer rompiendo en llanto. - Tú solo estás aquí por los niños… -

El Cyborg se había alegrado al ver la expresión de la piloto al comer, le había gustado la ensalada, era un buen comienzo. También se había alegrado al ver que el colgante funcionara, pero le sorprendió de manera muy particular las palabras que ella dijo a continuación. Escucho atentamente cada palabra, realmente se había puesto a pensar bien que sucedió ese día, y la verdad no es que fuesen muy agradables, fue desde su punto de vista un fallo mutuo, pues tanto él como la piloto reaccionaron mal o exageradamente a las cosas aunque si, Atlas metió la pata en esos momentos. Aun así ya había pasado pagina, y sus pensamientos sobre la piloto no cambiaron en lo mas mínimo, ni en aquel momento ni ahora – Entiendo lo que quieres decir, pero también piensa que yo estaba muy preocupado por ti, me altero saber lo grave que estabas y me alegro mucho saber que te habías salvado, el saber que seriamos padres me hizo también bastante feliz – le decía el Cyborg – preferí darte yo mismo la noticia, aunque si, puede que me pasase, espero que me perdones por eso.

Lo ultimo que escucho no le sentó demasiado bien, según la piloto Atlas estaba ahí solamente por los niños, no podría estar mas lejos de la realidad. Claro que se preocupaba por los niños, quería verlos nacer, acariciar sus manitas, verlos crecer, pero nada de eso seria posible sin Musa. Quizás ella no lo viese, pero incluso desde antes de saber el embarazo tenia un lugar especial en el corazón del Cyborg, tantas cosas que aprendió de ella esa noche, que no podía parar de pensar en ella – Musa, no digas eso… - dijo el Cyborg con un semblante mas serio – no estoy aquí por los niños solamente, estoy aquí por ti también… - cerro los ojos un momento y dio una respiración profunda, buscaba tranquilizarse un poco – como ya sabes, soy almirante y dadas las capacidades de mi nave tengo que estar constantemente en operaciones de campo, incluso desde antes tenia ese tipo de encargos aunque mas discretos…entre tantas luchas, tanta muerte, llegue a ver mi parte humana como un estorbo, algo que tenia que extirpar para poder ser un mejor soldado, pero luego te conocí – su tono de voz era algo mas entrecortado, pero se mantenía fluido – tu me enseñaste cosas que de otro modo no habría sido capaz de sentir, me enseñaste que incluso una monstruosidad como yo puede sentir afecto por alguien mas e incluso tener una familia, me has enseñado en el error que estaba al pensar en desechar mi parte humana…eres alguien tan preciado, tan importante para mi… así que no digas que solo estoy aquí por los niños, pues ellos tienen una maravillosa mujer como tú de madre

El Cyborg constantemente mantenía una revisión de los impulsos nerviosos de la piloto, desde que ella comenzó a hablar se le veía un aumento muy grande en la actividad cerebral, respiración errática y transpiración. Estaba pasando de nuevo por un ataque de nervios, aunque no quería meter la pata como la otra vez, lo único que pensó era que para ella seria mejor ir a acostarse y descansar – ven – se levanta y la toma con cuidado de su mano derecha, pasando por su espalda la mano izquierda. Con ello esperaba poder darle una superficie de apoyo y poder auxiliarla en caso de que tropezara. Caminaron con cuidado por la casa hasta llegar a la habitación de la piloto, donde el Cyborg le ayudo a que se subiera a la cama, arropándola luego de que ella se acostara – Perdón si fui demasiado agresivo o directo antes, no quería causarte algo similar a lo de ese día en la sala de espera – dice el Cyborg mientras se acuesta también en la cama, acercándose a ella y procurando darle un abrazo – tu procura descansar – le da un beso en la frente.

La vista se le nublaba, su cuerpo no reaccionaba y por más que quisiera entrar en razón y encontrar sentido a las palabras del moreno su mente no se lo permitía. Su llanto entrecortado volvía. Se alejó un poco antes de que él la tomara, pero terminó en brazos del almirante siendo guiada a su cama. Con cuidado se sentó gracias a la ayuda de él y poco a poco se recostó aún entre suaves sollozos, pero el sentir el otro peso en su cama la hizo levantar la mirada, el abrazo la hizo callar de golpe, sorprendida le empujó suavemente del pecho, pero tras el beso en la frente entrecerró sus párpados y se tranquilizó de a poco. Se acurrucó con él quedando rodeada por sus brazos, volvía a sentirse tranquila, protegida. - Atlas… - Susurró bajito, nuevamente parecía haber regresado a la mujer tranquila de hacia unos instantes.


Levantó un poco su rostro para encontrarse con el de él. - Atlas, no estoy bien… - Murmuró bajo. - Me siento triste… Sola… No confío en nadie… - Su mirada se volvió de angustia, se aferró más a las ropas de él con algo de desesperación. - Me quieren quitar a mis bebés, el científico a cargo del proyecto de Ares me los quiere quitar, no dejes que me los quite, quieren modificarlos genéticamente, no quiero… - Volvía a ponerse mal, temblaba mientras las lágrimas volvían a brotar. - Traté de localizarte pero jamás me comunicaron contigo, y me dijeron que el embarazo era riesgoso… Si muero no quiero que mis bebés queden en manos de ellos. - Lo tomó de la corbata atrayéndolo a ella. - Júramelo. - Iba a romper en llanto pero su mirada parecía la de una leona enfrentándose al peor depredador.


Se quedó callada un instante dejando su cabeza recargada en el brazo de él. - Siempre quise ser madre… - Susurró. - Jamás conocí a la mía… - Se perdió en la mirada del contrario mientras sus hinchados ojos por tanto llorar comenzaban a tomar un descanso. - Desde que te vi me gustaste.. Y de verdad me alegro que no tuvieses una mala experiencia conmigo.. Yo no la tuve contigo… Fuiste mi primera y única vez - Sonrió con algo de ironía en sus labios. - No planeaba quedar embarazada… El contrato que firmé el cual me recriminaron hace un par de semanas indicaba que cualquier producto que engendrara les pertenecía… - Sonrió con tristeza. - “Producto”… Le llamaron Producto a nuestros bebés… - Pegó su frente al pecho de él dándole golpes en el pecho volviendo a soltar al llanto. - ¿Por qué tenías que embarazarme? ¿Por qué tenías que terminar adentro? ¿Por qué tenías que gustarme?.. - sollozaba, por fin mostraba la razón del por que el verse embarazada le había afectado tanto. Detuvo los golpes en el pecho ajeno quedándose callada un instante.


El silencio se prolongó unos instantes levantando su rostro y tomándolo de las mejillas. - Atlas… Ayúdame a estar cerca de mis bebés y haré lo que me pidas… Te pagaré lo que desees… - Parecía que no le entraba en la cabeza las palabras del moreno, o quizá si y pretendía a provecharse de ello… Tenía el cuerpo exhausto, la mente revuelta y los ánimos indecisos… Volvió a recargar su frente en el pecho ajeno buscando refugio nuevamente en sus brazos. - Aquel día… Me hubiera gustado salir… Disfrutar el día contigo… Que volvieras a buscarme… Que me dieras flores y me cortejaras… Ser tu novia… Casarnos y tener muchos bebés… - Sollozó cerrando sus párpados. - Me hubiera gustado enamorarme… Ahora estoy atada a ti por los bebés que el líder del proyecto me quitará… Qué estupidez… -


Su pulso volvió a acelerarse un poco, el estar cerca del corazón del contrario la ponía algo nerviosa, y sí, podía sentirlo, él no traía aquel tipo de armadura que solía cargar. El rubor de sus mejillas se mantenía y comenzaba a ponerse algo ansiosa. - A-Atlas… ¿P-Podrías traerme un poco de agua?.. Tengo mucho calor… - Pidió, avergonzada y aferrándose a él, pese a pedirle el favor no pretendía dejarlo que se pusiera de pie.