De nuevo, llamaba el deber. No era raro que le mandasen encabezar una misión de infiltración y asalto, o de recuperación. Llevaba un tiempo en el que Puff Blaze se estaba convirtiendo en el soldado más polivalente de toda la Armada. Sabiendo que podría ocurrir de todo, llevó un equipo standard para hacer un poco de todo. Empezó con un traje de placas tipo Hell Haist. Le tuvieron que hacer modificaciones para su anatomía, pero era lo mejor para entornos hostiles como traje multifunción. Además, que su kit de herramientas, y su cuchilla defensiva, iban de vicio. Después del traje, iría su "material de ofician". Una bombarda de plasma Torgue MkIII, un rifle de precisión Vastinsaar con multimira, y dos pistolas de energía Dahl autoregenerantes, habiendo modo silencioso para las pistolas y el rifle. Granadas, explosivos adhesivos, y "llaves maestras", perforantes de termitas eficientes y silenciosos. Todo un arsenal listo para llevarlo encima cómodamente y salir a trabajar.

En Moebius, esperó al transporte, y a sus dos compañeras de misión. Para Arastraria estaba preparada, ya se le calmaría aquel optimismo tan agradable a veces, pero en momentos de tensión era como que... Discordante. Pero lo que casi le hizo obligarse a realizar un "facepalm" en toda regla, fue al ver el expediente de Stardust. Ella no, aunque... Visto por otro lado, había sido muy hábil cuando entró en su casa, le engañó y... Bueno, eso era otra historia que mejor pasaría a ser anécdota divertida algún día. Una vez en el transporte, estuvo sentado, con el casco puesto, y aquellas lentes rojas amenazantes mostrando una inexpresividad de manual. Con la capitana Bounab rompiendo el hielo, él hizo un gesto amable con la mano, debido a que a pesar de estar de misión, la educación nunca sobraba. Señoritas... Yo soy quien se encarga de borrar todo lo que tengan delante, puedo hacerlo sin ruido, o anunciando un infierno con las Trompetas de Jericó. Seré el apoyo pesado, el tirador de cobertura, y el experto en demoliciones. Con su función aclarada, bajó de la nave solo para asentir al piloto, y darle la señal de "OK" para que despegase.

Doce horas antes del punto de no retorno. Interesante, y como siempre, si no se trabajaba bajo presión, no se batían records. Sincronizando su cronómetro en el HUD, fue guiado por Najya, la cual ya tenía un plan en mente. Debo reconocerlo, un enfoque muy útil e interesante. Comentó mientras escalaba hasta estar en la zona más alta. Como en muchas ocasiones: La altura daba ventaja. Y allí, sacó su rifle de larga distancia, quería ver a situación en general gracias a su mira telescópica de múltiples visores. La térmica no le serviría de nada con tanta actividad y ese calor tan brutal, pero quizás la de emisión de frecuencias le servirían para ver puntos interesantes en la instalación. Bien... ¿Alguna idea de cómo entrar sin hacer saltar todas las alarmas? Este sitio parece difícil de entrar no, lo siguiente. Le dijo a sus colega de misión, esperando a ver qué plan se les ocurriría entre los tres.

Equipor de Blaze:

Un viaje a lo desconocido y hacía una posible muerte inminente para Stardust era toda una divertida aventura, no se sentía nerviosa, es más, en su asiento dentro de la nave, junto con aquella nueva amiga y no tan nuevo amigo, llevando un incómodo traje recién mejorado, estuvo  durmiendo casi todo el trayecto, y aunque escuchaba cierto murmullo por parte de la chica lechuga (así iba a llamarla, definitivamente), no iba a despertarse. No roncaba, o eso parecía , básicamente porque los ronquidos eran amortiguados por aquel casco con orejitas .

La nave en la que viajaba hizo cierto movimiento brusco que la hizo despertar, y fingió que estaba escuchando lo que decían, y simplemente dijo:

— ¡Sí! — de forma repentina y muy animada, aunque siguiera algo adormilada.

Bajó de la nave junto a ambos, soltando un pequeño bostezo acompañado de dos pequeñas lágrimas que resbalaban desde sus ojos, por toda su mejilla. Era hora de mantenerse despierta, solo tenían 24 horas y tenían que aprovechar el tiempo al máximo.

Observó todo a su alrededor, daba en cierto modo algo de miedo, o más bien respeto. No tenía ni idea de como iban a hacer la misión, pero una cosa tenía clara, debía dejar de ser una bola fosforita de hiperactividad y centrarse.
Cuando su amiga lechuguita obró ese truco de magia, igual que cierta villana de unos viejos cómics humanos que ella solía leer, casi no fue capaz de reprimir cierto gritito, pero antes de que fuera realmente sonoro, puso las manos en su casco, donde debía estar su boca. La pelirrosa le hizo un gesto con la mano, subiendo su pulgar en forma de aprobación.

— Es alucinante. — aquello fue lo único capaz de articular sin grito, aunque de verdad quisiera mostrar su admiración ante la mujer planta.


Empezaron a trepar por las plantas, se sentía como en el cuento de Jack y las judías mágicas, solo esperaba no encontrarse con el gigante y poder llevarse la gallina de los huevos de oro fácilmente.

Stardust miró a los dos, no sabía exactamente que hacer para entrar en aquel inhóspito y vigilado lugar, pero alcanzó a ver pequeñas rendijas de ventilación. Entonces, señaló con un dedo justo aquellas rendijas.

—Yo quepo por ahí. Quizás podría colarme y ver como está el ambiente allí dentro, entradas, salidas, personal…armamento.— Se encogió de hombros, Stardust era un chica valiente, aunque algunos podrían catalogarla de temeraria incluso, pero la valentía no se la quitaba nadie.

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Las opciones de entrada eran múltiples. Eso daba más opciones de acción. Sin embargo, la opción de no ser visto era muy escasa, irían muy ajustados. Pero la opinión de Aratraria era bastante acertada: Blaze era tan grande que la opción de los respiraderos no podía ser. Tenía que ser por los contenedores. Además, el truco de hacer crecer las enredaderas era la mar de útil. Lo veo factible, buena opción. Dijo escuetamente, mientras guardaba de nuevo el rifle. Con un gesto de su mano, en la señal táctica del avance, para comenzar con la infiltración. Separación de dos metros, ni un ruido, poned las armas en modo silencioso. Comenzaba el espectáculo.

Los movimientos del drackoyano no eran tan brutales como podría aparentar debido a su tamaño. Eran sinuosos, como los de una serpiente, o un varano, que hacía ondular su cuerpo hasta terminar ese movimiento semi oscilante en su cola. Le otorgaba mucho sigilo y equilibrio, rasgos heredados muy seguramente de sus ancestros depredadores. Al observar en una esquina que no había moros en la costa, hizo un gesto con la cabeza, mientras preparaba una de sus armas de mano, la mejor opción a corta distancia. Situado en posición, esperó a que sus compañeras se colocaran, mientras él cubría su flanco, para evitar detecciones o que cogieran al grupo desprevenido.