La tenía a su merced, era suya. Y sería hipócrita pensar que eso no le gustaba, no le excitaba. Sabedor de que el climax de ella estaba cerca, la alzó sin esfuerzo alguno, y la puso de espaldas al saurio. Su colosal pecho, se pegó a la sudorosa espalda de ella, y apartándole el palo con suavidad, le lamió el cuello, solo para volver a penetrarla, y de un modo más intenso, pues ahora la sujetaba de los pechos con sus brazos, y la mantenía directamente en el aire, empotrándola como quien diría, usando su pene inferior como soporte. Sus embestidas estaban siendo más intensas, y su lengua se cruzaba con la de ella, para maximizar el momento especial. Al oírla, su corazón pareció estallar en una mezcla de pasión y felicidad, pues solo dejó de lamerla, para mirarla a los ojos mientras ella iba a llegar al éxtasis. Yo también te amo... Kaori... Corrámonos juntos. Declaró mientras la apretó un poco más contra si, teniéndola abrazada, cubierta, penetrada y en un momento, en el que los penes de Blaze estallaron de jalea, llena de la esencia de su amado.

El drackoyano gruñó levemente, aguantándose el rugido para no dejar sorda a su novia. Pero su cuerpo temblaba, y sus miembros no dejaban de bombear y esparcir su esencia encima de ellos. Entre jadeos, besaba de forma más mimosa a Kaori, restregando su pringosa y excitante jalea en el precioso cuerpo de la mecánica, manteniendo aún su pene dentro de ella, mientras que el otro, aún rezumaba. La mirada de ojos azules del saurio, revelaba un amor tierno, que, aunque cargado de la fogosidad y apetito sexual de su raza, no dejaba de ser amor directo y sincero. Jamás me cansaré de hacerte el amor, cariño. Le confesó meloso, mientras le acariciaba el rostro, y le daba carantoñas en forma de lamidas en la mejilla y en la oreja, en un dulce jugueteo. Los miembros del coloso aún estaban erectos, pero sabía que su chica no tenía el mismo aguante, biológicamente hablando. Se estaba acostumbrando poco a poco a que hacer el amor está bien, pero estar todo el día como una bestia en celo podía agotar a su pareja.

Por ello, siguió jugando con ella, abrazándola, atendiéndola con besos y tiernas caricias, esperando a que ella diera el paso, por si quería continuar o no. Lo suyo, sería ir a la ducha, pero ahí seguramente Blaze tendría más ganas de montárselo con su Kaori. Disfrutaba de la suave piel, sensual melena y explosiva figura de la chica. Pero aún disfrutaba más con el hecho de que satiasfacía los deseos de su hembra. Si, sonaba algo "barbárico", pero para él, aquel apelativo posesivo, era trascendental, porque no podía negar la verdad: Su corazón latía de un modo que no lo ha hecho con ninguna otra mujer. Con Rakhana había conectado muchísimo, y mantenían un vínculo muy especial... Pero aunque había sido algo estupendo, se sentía mal de atar a Rakhi a algo que era nuevo para ella, por lo que, lo mejor para ella, era "liberarla", aunque aún mantenía ese vínculo psíquico y de feromonas.... Pero con Kaori, era algo más espiritual, algo que le llenaba de felicidad, pues conectaba con ella a nivel mental, físico y anímico... Era su hembra, su amor... Su diosa. Y como su diosa que era, esperaba a que ella abriera la boca solo para complacerla.