Recuerdo del primer mensaje :

Exhausta… Sí, era la palabra que podía definir el grado en el que se encontraba la joven piloto, desde la mañana había estado, entrenando aquel traje no parecía tal, juraría que se había convertido en parte de su piel, llevaba su mano a la nuca algo lastimada por aquellas sensaciones que su casco le hacía sentir y su piel.. Bueno, su piel hormigueaba, al más delicado roce la hacía estremecer, tantos sensores en su cuerpo la habían vuelto demasiado sensible y pese a que comenzaba a acostumbrarse, seguía incomodándole un poco.

Le permitieron salir del área de pruebas, afortunadamente se había encontrado en el Eden la mayor pate del tiempo, sin autorización para salir a la nave y ver a Ares comenzaba a extrañar el lugar pero ¿Qué hacer? Sólo quedaba a órdenes de sus altos mandos.  Tenía un pequeño departamento cerca del centro de la ciudad donde podía descansar sin problema, estando ahí se dio cuenta de que gran parte de su comida había desaparecido, Poro se la había terminado en un abrir y cerrar de ojos. Suspiró, antes de hacer nada prefirió tomar una buena ducha y después pensar qué hacer.

No tardó mucho en quedarse dormida ya en la tina de baño, perdió la noción del tiempo, un suave sonido la hizo reaccionar, parece que el viento había tirado algo de su habitación, en cuanto observó el reloj frunció un poco el ceño, era tarde, si no se daba prisa no quedaría nada en el mercado para ella. Terminó de ducharse y secarse, eligiendo un vestido de color aqua con pequeños detalles en verde, unos zapatos blancos de charol y con dos broches dorados peinó sus largos cabellos en dos coletas, tomó su canastilla tejida y salió corriendo de ahí.


No tardó mucho en llegar, apenas si había pisado el centro de la plaza caminó hacían un vendedor, se veían deliciosos aquellos duraznos en la tarima donde los ofrecía, saboreó aquel manjar y tomó unos cuantos, pagó y con una sonrisa se despidió, sin mucho cuidado se giró, distraída dio un par de pasos y terminó pisando la cola de un pequeño minino, se asustó, el gato salió corriendo y ella detrás de él, seguramente lo había lastimado. Dio vuelta terminando en la entrada del parque cercano a la plaza y así, sin aviso chocó sin más, soltó la canastilla, los duraznos salieron volando esparciéndose por el piso y ella.. Bueno.. Algo torpe terminó sentada en el piso, sólo encorvó un poco su cuerpo abriendo un tanto sus labios dejando salir un suave jadeo tras frotar su espalda baja, había dolido y mucho.

Cuando acordó el contrario ya había terminado su ronda de alimentos lo cual por lógica pasaría pues a parte de que había comenzado primero, los bocados grandes y la comida que él había pedido eran más ligera, el comer con otra persona era algo raro para la joven pues generalmente era ella y su poro cuando estaban aquí en Eden y en el kosmov apenas si le dejaban comer lo que quisiera, agradecía haber encontrarlo a ese hombre, aunque fuese la primera y única vez que le vería seguro no podría olvidarle. Tras terminar dejó los cubiertos sobre los platos, tomando una de las toallas para poder limpiar sus labios mientras observaba a uno de los trabajadores que se había acercado a la mesa, escuchó atenta lo que el cyborg había ordenado y aún algo ansiosa por todos los pensamientos en su mente comenzaba a incomodarse, tomó su pluma y comenzó a escribir anotando lo que pediría como postre entregándoselo al joven.
. El empleado asintió con una sonrisa y se dispuso a ir por lo ordenado dejando a ambos nuevamente solos.


Suspiró y volteó a verle esperando respuesta por lo que ya había preguntado la cual no tardó mucho en llegar pero aquella ansiedad desapareció sintiendo la mano ajena sobre la propia tiñendo de un tenue carmín sus mejillas tras sorprenderse un poco, juraría que por un instante su mente se le había puesto en blanco y no era para más, esos tontos pensamientos se la habían comenzado a tragar, el miedo de que él la dañara o la curiosidad de saber de él eran unos de los factores que tenían a la piloto atenta. Alzó un poco su mirada siguiendo la mano de él, abrió de par en par sus ojos asombrada tras aquellos movimientos, su mano había girado totalmente y el “guante” había desaparecido por completo, lo escuchó y asintió - “Cyborg” – pensó e hizo oídos sordos a la última disculpa, ella sabía que era totalmente innecesaria.


Estiró sus manos y con delicadeza tomó la ajena observándola con mucho detalle, en su mente jamás se cruzó la idea de hacerlo de manera irrespetuosa o para tratarlo como un fenómeno, al contrario, le parecía algo sorprendente el hecho de conocer a alguien así, a fin de cuentas trabajar entre máquinas le volvía hasta cierto punto insensible en el tema. Su palma de la mano tocó la ajena como si hicieran un careo, el tamaño entre ambas era realmente notable, la suya tan dulce, tan delicada, tan fina y las de él tan grandes, toscas e imponentes. A su mente llegó una sutil duda, a sus conocimientos los cyborgs tenían al menos algo de humanos en ellos, volteó a verle de reojo y dejando un momento de lado aquella extremidad elevó sus brazos, levantó un poco su cuerpo de la silla y atravesando la mesa comenzó a llevar sus manos hacia el rostro ajeno pero en mal momento había llegado aquel trabajador con todos los postres, calló en cuenta de la situación y rápidamente se volvió a sentar en su lugar sin siquiera haber tocado a Atlas, cubriendo su rostro apenada con una de sus manos sonriendo de manera algo tonta mientras ante ella aquella deliciosa porción de helado y su tarta eran servidas.


Tomó uno de los cubiertos y tomó un poco de helado comenzando a degustarlo, era realmente delicioso, sin ánimos de voltear a verlo a los ojos por la vergüenza siguió escribiéndole en su libreta.
Confesó dejando su cucharilla en la boca.
Dejó salir una suave risilla, entre porción y porción ya se había terminado su helado prosiguiendo con su deliciosa tarta de chocolate.
Sonrió y rascó su nuca.
Sonrió más, era bueno conocer gente de aquí, de allá, por si tiene la oportunidad de volver al Eden por otra temporada tener a alguien a quien frecuentar o simplemente salir a pasear.

Terminó con su tarta y acarició su estómago, ahora sí, estaba totalmente satisfecha, volvió a limpiar sus labios con una de las toallitas y mordió su labio inferior disfrutando aún del dulce sabor de la tarta.
Terminó por escribir y sí, era cierto, quizá él apenas iba a su trabajo o venía de él a solo para poder comer algo, a fin de cuentas ese elegante traje aunque fuese parte de su “disfraz” debería tener un porque y a su ver no veía mal sacar algún tipo de conversación, no se le daba hablar con otras personas así que su nulo conocimiento de temas para platicar la hacía sentirse algo torpe, más de lo normal.

Parece que el comportamiento errático de la muchacha se había calmado, su expresión se le notaba mas relajada, no miraba a todos lados como si la estuvieran observando, incluso los colores de su rostro parecían menguar. No tenia nada que ocultarle realmente, aunque no pudo evitar sonreír cuando ella pidió pastel de chocolate, era una petición típica, a muchos sean hombres o mujeres les encantaban los sabores dulces. Mientras esa petición llegaba otro comportamiento de la muchacha afloro, este no era sinónimo de un ataque de nervios, era como si estuviese examinando la mano de Atlas, no le incomodo demasiado esa actitud, era normal en el cuerpo científico de la estación así que estaba acostumbrado, lo único es que no tenia esa sensibilidad en las manos, sabia que ambas palmas estaban midiendo tamaño pero no de la misma manera que una mano normal, eran solo informes de contacto físico, no una sensación.

El comportamiento de la chica le parecía bastante curioso, como se menciono con anterioridad le recordaba al que mostraban los científicos mientras lo examinaban, incluso cuando ella intentaba tomarlo del rostro. Antes de que la muchacha pudiese completar su cometido, el mesonero hace un carraspeo en plan “ejem” y dice que trae los postres que pidieron, Musa se retira de su posición cubriéndose el rostro y perdiendo completamente la calma que había mostrado antes, quizás ahora veía sus actos desde otra perspectiva y eso provoco esa nueva reacción. No quiso sacar el tema a relucir, así que simplemente se limito a consumir su postre, untando un poco de la mermelada de fresa encima de las tostadas, comiéndolas lentamente antes de probar la torta de piña.

No tardo la chica en comunicarse mediante las anotaciones de la libreta, eso demostraba que eso había sido una muy buena inversión, nadie nunca debía subestimar el poder de las letras. Espero que ella dijera varias de sus ideas antes de contestarle – puede que quizás sea el primer Cyborg que usted conoce aunque no creo que sea el ultimo, este planeta esta lleno de gente como yo, algunos tienen sus mecanismos a modo de prótesis luego de sufrir accidentes, otros simplemente pidieron poseer la maquinaria en sus cuerpos, motivos abundan para que la gente decida estar unida a las maquinas – hizo una breve pausa para terminar de comer la tostada y comenzar con la torta de piña – y no se preocupe por ello, estoy acostumbrado y no sentiré la sensación de hambre – lo cierto era que no solo el hambre, sino que su cuerpo era incapaz también de sentir sed, sueño o agotamiento, aun así cosas como comer y dormir las hacia con regularidad, quería seguir sintiéndose humano y por ello le encantaban tareas tan mundanas como comer – si en algún momento desea volver me gustaría acompañarla – termina de contestarle.

Una propuesta adicional no tardo en aparecer, el Cyborg coloco su mano sobre su mentón en señal de estar pensativo, realmente no parecía una mala idea – no recuerdo la ultima vez que probé comida casera, seria un placer y un honor que me permita probar platillos preparados por usted señorita – dice a la chica, otra propuesta de ella apareció bastante rápido, era caminar por la plaza de las cercanías, no había problema en ello realmente – claro, con gusto acepto, y no se preocupe, ando de permiso así que no tengo trabajo dentro de varios días – le dice mientras se levanta y se aproxima junto a la silla de la chica extendiendo su mano, como ella dijo que no conocía la zona planeaba guiarla. Espero ver si ella tomaba su mano y salieron ambos del local rumbo a la plaza, ahí podía observarse como en horas antes varias familias y personas simplemente pasando el rato, aprovechando de los pocos espacios libres seguros en edén – tengo curiosidad ¿a que se dedica usted señorita? Si le parece demasiado incomoda la pregunta no tiene porqué contestarla

La invitación ajena volvía a ser factor para que sus mejillas se mantuvieran en ese suave y tenue carmín delatándola como la tonta romántica que llegaba a ser, en su mente la imagen del contrario cual príncipe no dejaba de aparecer y ella vestida cual princesa se daba el lujo y atrevimiento de caer en aquellos pensamientos propios de un cuento de hadas, era hermoso, al menos en su mente. Sonrió gustosa tras escuchar del masculino aceptar su invitación, asintió entusiasta y  le observaba con total ternura, estaba decidido, prepararía lo más delicioso que pudiera para él en cuanto tuviera oportunidad.


Su invitación fue aceptada agradeciendo a quien fuese que él estuviera libre para poder seguir disfrutando un buen rato en compañía del contrario, le observó acercarse y como toda una dama aceptó su mano tomándola para ponerse de pie agarrando su canastita con su mano libre y así comenzar a caminar a su lado sin soltar su mano. No tardaron mucho en llegar a la pequeña plaza seguía fascinada por el lugar y curiosa observaba a todas partes, no fue hasta que la voz de él volvió a llamar su atención, ladeando su rostro y levantando su mirada para poder verle a los ojos. Escuchó atenta a su pregunta ¿A qué de dedicaba? Bueno.. Quizá él se refería a algún empleo ¿No? Pues uno como tal no lo tenía, recibía pago por sus servicios al Kosmov pero no podía considerarlo como tal, entro en un pequeño predicamento, un conflicto que para ella era algo totalmente extraño, jamás se había preguntado tal cosa. Pensó unos instantes y soltó la mano de su compañero para poder tomar su libretita y comenzar a escribirle.


Dijo algo vaga pues tampoco podía ir por la vida diciendo lo que hacían con ella o sobre los secretos del Kosmov, sonrió y anotó algo más.


Cuestionó guardando su libretita y sin volver a tomar la mano de él, no quería verse demasiado atrevida, pero no negaba que gustaba de esa sensación.


Siguieron caminando hasta atravesar la plaza y llegando a un jardín céntrico, estaba tan lleno de flores y frondosos árboles que parecía un pequeño paraíso, en el centro una fuente de mármol tallada con unos figurines en forma de animales que echaba agua formando pequeños arcoíris gracias al sol, en ella extraños pececillos nadaban para el deleite de los visitantes. Caminó y guió a su compañero hasta una banquita cercana a un árbol para hacer sombra, se sentó y dejó su canastita a su derecha esperando él se sentara a su izquierda para poder seguir hablando con él.


Pero poco duró el gusto, una gotilla de agua calló sobre la punta de su nariz lo que hizo elevara su mirada, aquel soleado día comenzaba a irse dando paso a unas rechonchas nubes las cuales parecían explotar en cualquier momento, y así, sin más, un par de truenos retumbaron antes de que el agua comenzara a caer sin medida, enormes gotas de agua comenzó a empaparlos, ella lo único que hizo fue tomar la mano de él y llevarlo para esconderse bajo el árbol, su canastita se había mojado, con ella sus provisiones pero lo que más le dolía era u libretita. Hizo un pequeño puchero, su cabello y su vestidos también habían sido víctimas de aquella lluvia y él.. Bueno.. su “traje” seguía intacto y eso era injusto y al ver como estaban las cosas seguro no iba a parar de llover, tomó la mano de él y comenzó a correr guiándolo, su departamento estaba cerca, era lo mejor.


~Continuación~