La vida de un mercenario freelancer nunca era fácil y por lo general debía estar preparado para una infinidad de cosas; la variedad de encargos que solían pedirle eran tan vastos como los mundos que había visitado en su corta vida. Lo peor es que no siempre abundaban los trabajos y los riesgos eran altos. No siempre conseguía una buena paga y en ocasiones el dinero que entraba se esfumaba cuando llegaban los gastos de su aventura.

En esa ocasión había pasado un largo mes terrestre sin conseguir trabajo antes de que un conocido le pasara la información sobre el paradero de un fugitivo y el jugoso precio que había sobre su cabeza. El precio que debió pagar por la información y el costo del viaje, habían agotado sus reservas por lo que la opción del fracaso no era una posibilidad. El planeta a donde el sujeto se encontraba era horrible, el calor era insoportable, la comodidades y los recursos escasos y por encima de todo es que por todo el globo se esparcían bestias asesinas que comerían a un hombre de solo un bocado. Con la amenaza de quedarse varado en un horrible planeta, se dirigió hacia la locación de su objetivo equipado solo con unos pocos aparatos y armas útiles, además de sus armas predilectas.

Al llegar al planeta tardó tan solo un día en encontrar (por suerte la información había sido precisa y no había demasiados habitantes allí) y decidió pasar otros dos días investigándolo. Comprendió entonces que siempre estaba acompañado por unos cuantos matones y que tenían la costumbre de pasarse largas horas en un bar mugriento. Al cuarto día, decidió esperarlo y capturarlo en ese lugar. Al verlos entrar, los observó con disimulo y planeó su ataque con meticulosidad; pues estaba confiado de poder tumbar a los humanos, esa alienígena podría complicarle todo.

Para cuando sus ideas estaban claras terminó su bebida y caminó como todo un ebrio para pasar cerca de ellos. Llevaba una mano en un bolsillo donde tenía una pequeña arma paralizante y la otra la mantenía cerca de su pistola.

Ryan miró de reojo a la ventana y se encontró con una enorme mujer observando a su propia presa, no necesitó mirarla demasiado para comprender que también quería a ese sujeto por la recompensa. No la iba a dejar llevarse su dinero. Sin embargo, en su caminar decidió pasar de los criminales unos metros y esperar a ver los movimientos de esa mujer. Si era buena podría deshacerse de los matones y Ryan podría atacar con más tranquilidad, sino lo era de todos modos los matones estarían tan distraídos con ella que no se percatarían de él. En cualquier caso tendría una excelente ventaja. De todos modos, jamás se esperó lo que sucedería después.

La taberna comenzó a vibrar, haciendo que todo en su interior bailoteara y hasta cayera al suelo. Varias bebidas derramaron e incluso unas cuantas botellas se hicieron añicos. Pero no fue nada comparado con lo que vendría: la pared y la ventana, que separaba a la mujer con de la presa, voló en mil pedazos y se llevó todo lo que estaba a su paso. Matones, sillas fueron arrastrados por la extraña energía (esos hombres murieron al instante) y todo lo que había detrás fue destruido por el singular ataque. Ryan, como la mayoría de los clientes de la taberna, terminó en el suelo.

El mercenario, atento a los movimientos de la mujer se arrastró cubierto por las mesas y el desorden. Hasta llegar a las espaldas de ambos. La atacante estaba a punto de matar al estafador y él lo necesitaba vivo. No sabía si esos “terremotos” los generaba por un arma o si se trataba de algún poder, por lo que no podía dejarla reaccionar debía incapacitarla. Preparó, su arma paralizante y desde el suelo le lanzó dos pequeños dardos hacia la nuca de la mujer. De llegar a su objetivo, ella recibiría una fuerte descarga eléctrica que sería capaz de incapacitarla. Acto seguido se puso en pie y sacó su pistola.

Con tan solo su poder la pelirroja logró desviar su proyectil aturdidor. Esa mujer era una magi con un endiablado poder, a Ryan no le cabían dudas. Inmediatamente sacó su pistola, el arma con la que debía haber disparado en primer lugar. Quizás la velocidad y fuerza de la bala de plomo serían suficientes para derribarla. El problema es que ella ya había puesto su atención en Ryan y podría hacerlo volar con sus ondas expansivas como lo había hecho con los guardaespaldas de su presa. Entonces, justo cuando creía que lo iba a matar, una granada explotó cubriendo gran parte del destruido bar con humo. El maldito estafador se estaba escapando, pero también le había dado tiempo al terrícola de sobreponerse a la situación y salvarse de la atención de la magi. Por un momento respiró aliviado. Más no se vería librado de los problemas.

Nuevamente, una gran explosión volaría en mil pedazos otra de las paredes de la taberna. Esta vez no se trataba del poder de la mujer, aquella explosión era más conocida para él se trataba de un misil. Aun así se trataba de un arma igual de peligrosa. El mercenario no se vio indemne ante este ataque, su cien sangraba por un golpe, una esquirla había hecho un leve corte en su brazo y apenas podía escuchar tras un intenso silbido que lo mareaba. Pasaron unos largos segundos antes de reaccionar. Maldiciendo entre dientes, aseguro sus armas entre sus prendas y trató de salir de la construcción. No huía, solo buscaba una mejor posición para deshacerse de sus obstáculos.

Debió atravesar una ventana para poder escapar de las ruinas. Unos cuantos sobrevivientes lo siguieron y el terrícola lo aprovecho para ocultarse entre la multitud. Las construcciones vecinas también le sirvieron para cubrirse de la vista de sus enemigos. Corrió rápido y solo frenó hasta encontrarse en la esquina de una pequeña intersección, los amigos de su presa le estaban dando la espalda. Allí esperó escondido, con sus dos armas preparadas a que estos atacaran a la mujer. Esos hombres solo tenían de objetivo a una magi llena de cicatrices y la construcción que apenas se mantenía en pie. No sabía si podrían matarla pero quería que la cansaran un poco con su lanza-cohetes. Así lo hicieron, rápidamente dispararon toda su artillería hacia la mujer, era cuestión de tiempo para ver los resultados.