Desde muy tempranas horas en la mañana, el sol se asomaba  por el cambiante cielo con fuerza iluminando cada rincón de la ciudad. Las pomposas nubes se elevaban adornando el cielo e indicando el sentido en el que se movía el viento, refrescando a las criaturas que vivían en esta ciudad del calor del sol. Sus rayos brillaban deslizándose delicadamente entre cada casa y lugar, otorgando la esperanza del nacimiento de un nuevo gran día. Y así fue como el pelo castaño despertó por el choque de los rayos solares sobre su rostro desde muy temprano. Se incorporó sobre su cama observando el paisaje de su propio jardín por la ventana de su casa-Bueno… y ahora qué…?- exclamó un poco dudoso, mientras retiraba de encima la sabanas con las que había dormido para tomar algo de ropa que tenía sobre la silla de al lado y salir algún del exterior.

Todos los días el joven se había acostumbrado a formarse una propia rutina un poco diferente al de lo demás, que en vez de quedarse en su casa o hacer alguna actividad referente a la academia Eden,  Lucciano había acostumbrado a salir en busca de acostumbrase al nuevo mundo en el que vive o tal vez encontrar alguna cosa que lo restauré al tiempo que perdió. Sea como sea, mesclaba dos de su pasamiento favoritos que era conocer gente y salir a caminar.

Después de un rato el joven ya se encontraba descansando plácidamente bajo la sombra de un árbol observando el constante cambio de forma de las nubes y las acciones de las personas, que por la experiencia obtenida hace pocos días, eran generalmente adultos- Es extraño ver que soy el único chico de mi edad por aquí- Habló bajo mirando a los lados viendo a las personas correr o sencillamente sentarse bajo los árboles continuos mientras él seguía solo en aquel lugar.
Sin embargo al poco tiempo una chica peliroja con una flor entre sus manos, se sentó a su lado como compañía para Lucciano, de alguna forma era agradable eso- Y… ¿Cómo te llamas?…soy Lucciano –se apoya la manos sobre sus rodillas descubiertas y apoya su cabeza para mirar a la chica con curiosidad, ya que no había tenido ese tipo de contacto con nadie. Concentré mi mirada en los rasgos de la chica, era bastante madura y parecía de un carácter fuerte pero no dejaba de verse muy joven. A los pocos segundos del pequeño scaneo hacia su persona mire hacia otro lado acomodando el cabello sobre mi oreja izquierda jugando con el gras bajo mi pies. Arranqué una pequeña flor al lado mío y se la coloqué en la oreja, y con una sonrisa exclamé- Resalta bastante con tu hermoso cabellos, te ves linda con ella – sonreía sinceramente mientras acomodaba su cabeza sobre sus brazos apoyados sobre sus rodillas.