El clima parecía estar cooperando con sus planes y eso le agradaba, desde muy temprano se había despertado y hecho los preparativos para dar inicio a su pequeño itinerario mental, se ducho, vistió y comió algo ligero para el viaje. Le resultaba bastante extraño salir sin su uniforme y era más extraño que aprovechara sus días libres pero no se podía hacer nada, tenía una muy buena razón: Hoy tenía una reunión con esa mujer. No era algo que podría llamar cita, simplemente era una salida en común para pasarla bien —eso y que no tenía más amigos— de todos modos no tardó mucho en dejar todo listo y partir hacia la estación en donde tomaría un tren para llegar más rápido.

El viaje duró apenas unos quince minutos, cada vez más le sorprendía la velocidad de los modos de transporte que había en Eden, quizá porque los usaba muy poco. Una vez que llegó a su destino decidió esperarle cerca de la entrada de aquél restaurante y de paso, fumar un poco ya que no lo había hecho en todo el día.

Sacó la cajetilla de su saco —se había vestido elegante para la ocasión y fue casi de manera inconsciente — y tomó aquella cajetilla de tabacos, sacó uno y lo colocó en sus labios dispuesto a encenderlo, sin embargo, una llamada lo distrajo y tuvo que guardar la cajetilla para sacar su móvil, lo miró unos momentos e ignoró lo que decía, era sobre trabajo y ahora no tenía deseos de atender. Se quedó un momento viendo el paisaje, el cielo azul, las nubes y la vegetación hacían un juego excelente con el lugar, esperaba que fuese una buena elección y que a su acompañante le gustara.

Terminó encendiendo su tabaco y dándole un par de caladas mientras esperaba, no es que le disgustara hacerlo, ambos solían tomarse su tiempo y eso lo sabía él muy bien, soltó una pequeña risa al recordar una vivencia en sus días de escuadrilla, seguramente no había muchos cambios en sus personalidades. Dejó de pensar en aquello cuando escuchó una voz que reconocía bastante bien, apagó su tabaco con ayuda de una cajita que había en su mano y echó el sobrante ahí antes de acercarse a ella.

Ahora que la veía confirmaba lo poco que había cambiado y es que, Marybelle se destacaba mucho de todas las mujeres que había conocido y seguramente conocería, el hecho de que no había dos como ella era lo que agradecía, no sabría cómo lidiar con alguien más. Le echó un último vistazo disimulado, venga, era imposible no mirarla.

❝No, recién llegué. Veo que no has cambiado nada, en fin. ¿Te gusta el lugar que elegí o prefieres ir a otra parte? ❞

Habló poco después de acercarse hasta ella, la lejanía era muy poca, estaban a unos cuantos centímetros del otro, se preguntó si exageró en vestirse así, pero no quedaba mucho que hacer. Se adelantó un poco para señalar el lugar al que había pensado entrar con ella.

Sintió un alivio notorio al escuchar la aprobación de aquella mujer, al parecer, lo que más le preocupaba era el que no le gustara o algo por el estilo y es que tampoco había optado por un lugar caro. Era muy malo en esas cosas, cuando miró la expresión del rostro de aquella mujer hizo una ligera mueca, había cosas que no cambiaban, como su actitud, aunque era eso lo que le gustaba de ella. Se apresuró para colocarse a su lado y después adelantarse para abrirle la puerta y dejarla pasar

❝Sólo le provocas esos sentimientos a tus alumnos, Belle. Nuestra mesa está por aquí❞

Dijo una vez que se adentró él, se dirigió por uno de los caminos que había entre las mesas y justo al final se notaba una vacía con una tarjeta con su apellido escrito, la había escogido en ese lugar para no ser interrumpidos.

Una vez que llegó no tardó ni un poco en sacar una silla para ayudarla a tomar a siento, aunque Belle tenía un carácter fuerte y nadie la creía débil, para Raynard seguía siendo una dama y no perdería sus modales sólo por conocerla y tenerle confianza, eso no tenía nada que ver. Una vez que le ayudó con eso se dirigió hasta su lugar, que era justo frente a ella y tomó asiento.