¿Qué estaba haciendo una celebridad en un restaurante de calidad media cuando debería estar disfrutando de lujos y de la mejor comida que Eden podía ofrecerle? No le gustaba tanto lo ostentoso y los lujos, prefería lo sencillo y pacifico y es por ello que Leira escogió ese lugar. Era difícil no levantar sospechas cuando eres de la vida pública pero trató de no llamar la atención, al menos para mantener un perfil de lo más bajo posible. ¿Cómo? Sencillo. Su vestimenta era un simple uniforme escolar de color oscuro con un pañuelo amarillo amarrado al cuello del suéter, su falda era a cuadros grises con pliegues que combinaba con medias largas hasta los muslos y unos zapatos negros sin tacón bastante cómodos pues la caminata que realzó fue bastante larga desde su residencia hasta el local. Llegó algo cansada al lugar pero no como para tener tanta exaltación, respirar agitada o jadear. Acomodó sus gafas favoritas con ambas manos usando los dedos medios para tan delicada acción ya dentro se dirigió a una mesa con la menor cantidad de sillas posibles que eran dos. ¿Por qué en la mayoría de estos lugares no ponen mesas para una sola persona? Ella no podía entenderlo pero supuso que eran cosas de negocios o algo relacionado con ello.

Ya sentada colocó su mano derecha sobre la mesa recargando su cabeza sobre la mano luego de levantarla y dejar que el codo fuera quien recibiría todo ese peso al estar sobre la superficie de la mesa. Miró con cierto aire aburrido a los lados, el lugar estaba tranquilo, con una cantidad de clientes considerable pero no excesiva y por el ambiente, bueno, lo sintió normal, algo aburrido pero al menos le daba esa tranquilidad que buscaba. De haber más gente corría el peligro de ser abordada por fans que no la dejarían disfrutar de la comida con calma y no es que le molestaran los fans, de hecho le agradaba atenderlos pero había momentos en los que deseaba estar sola y pasar un rato en calma, lejos de las labores como Idol y modelo. Suspiró sin remedio pero algo captó la atención de la Anahim y fue un escenario en la parte del fondo del restaurante junto con un micrófono lo que significaba que tenían música en vivo. Sintió emoción por que comenzara el espectáculo pues quería oír la melodiosa voz de la encargada del entretenimiento esta noche. Sí, era de noche aunque no tan tarde como para correr el peligro de estar ahí o haber caminado sola.

— Vamos, que comience. — Musitó mientras los dedos de la otra mano golpearon la mesa con un poco de ansiedad y es que, en verdad quería escuchar el canto de aquel designado para esta noche. Dio un último golpe y dejó la mano quieta para cerrar los ojos y comenzar a respirar profundamente. Necesitaba calmarse para no perder el control y así fue, logró controlar sus ansias antes de que comenzara a atacar las uñas de sus manos con ferocidad usando la boca. Terminaría sangrando en la mesa y era lo que no quería, llamar la atención de los presentes. Abrió los ojos lentamente para buscar con velocidad a uno de los meseros a quien llamó al levantar muy apenas la mano libre, la zurda. El muchacho se acercó a su mesa con una sonrisa galante y no era de sorprenderse pues apenas la vio y el muchacho dio sueñas de que el físico de Lei captó su atención. — Quiero un vaso con agua mineral, por favor. — Ni siquiera lo dejó hablar pues apenas llegó y le dijo su orden, una simple orden pues aun no decidió que comería o si comería algo. Por ahora solo se interesó en el escenario y en quién cantaría. El muchacho se retiró a atender su pedido algo decepcionado por el cortón que le dio y es que tuvo que hacerlo para que no fuera reconocida por él. y fue cuando solamente esperó, tanto al vaso con agua mineral como a que empezara el espectáculo.

Eden… desde su llegada a ese planeta las cosas no habían sido sencillas, el cambio había sido drástico y no solo se trataba del ambiente que le rodeaba y esos detalles nimios como lo son las cosas materiales, no, todo iba mucho más allá de un cambio de ambiente. Por más que intentaba evocar los recuerdos de todo lo que había ocurrido ese día no lograba recordar absolutamente nada, desde entonces había perdido conexión con las personas más importantes en su vida y en consecuencia ahora se encontraba en un planeta desconocido, sola…
Jamás demostró debilidad, no era una niña cualquiera que podría darse el lujo de sentarse en un rincón a llorar, no, ella representaba una de las colonias más importantes de su planeta y debía demostrarse como lo que era, un ángel de alto rango, hermoso, orgulloso y sobre todo fuerte. Desde entonces su vida en Eden se ha caracterizado por ser un constante viaje desde la academia hasta el trabajo, ese día en particular estuvo a punto de llegar tarde, tras la última clase perdió la noción del tiempo tras quedarse a charlar con un par de compañeros dentro de la academia y con ello al fijarse solo tenía quince minutos para llegar a tiempo al trabajo que tenía en ese momento. Era la cantante contratada por un restaurante regular, no era un sitio lujoso ni nada similar, sin embargo la paga era buena y lo necesitaba.

Así fue como tras correr por las calles de Eden a toda prisa logró llegar justo a tiempo, la mirada en el rostro de su jefe lo decía todo, había llegado a tiempo por un margen mínimo y como era de esperarse pretendían amonestarla por ello, por fortuna había logrado evadir esa amonestación y el sujeto suspiraba al ver que la pelirosa iba a alistarse para salir al modesto escenario y entonar una de esas hermosas melodías por las cuales había sido ovacionada un par de veces, dentro de todo adoraba poder cantar para todos y animarles el día, más que por el dinero lo hacía por simple placer.

Tras un par de minutos alistándose salía al escenario, el local se encontraba un poco lleno y es que desde que había sido contratada muchas personas se habían tomado la molestia de atender a ese lugar no solo por la comida sino por la pelirosa que subía al escenario para deleitarles con su canto. Daba un par de pasos, su intención no era captar la atención de todo pues su función en el lugar era otorgarles buena música de ambiente mientras se deleitaban con la comida, sin embargo terminaba siendo presa de las miradas ajenas tan pronto como posaba su diestra en el micrófono. La melodía del piano iniciaba y con suaves movimientos de su cuerpo entonaba la melodía al ritmo adecuado, allí justo en ese momento olvidaba todo lo demás y se concentraba en la música, era uno de esos placeres que te ayudan a olvidar todo lo demás y concentrarte únicamente en eso que hacías…

Tras un par de canciones bajaba del escenario tras los aplausos de los espectadores, un tenue rubor invadía las mejillas de la chica al sonreír y hacer una leve reverencia antes de bajar, por el momento había sido suficiente — Ah… me podrías dar agua por favor — mencionó a uno de los mesoneros, uno de esos chicos a los que ya conocía tras haberse cruzado un par de veces, el cual tras unos minutos colocaba frente a ella un vaso con agua una vez que la pelirosa había tomado asiento en una de las mesas para dos, esa que siempre ocupaba entre los descansos del trabajo.