Todo parecía estar, hasta cierto punto, según el plan. Aunque no fuera que a la vajra le alegrara mucho saber que su compañero simplemente atacaba sin ton ni son, acabando con la vidas de aquellos a quienes debían de capturar, de hecho, le parecía incluso deshonroso que quitase las vidas de esas personas aunque no fuera que esperara mucho del Belcross a esas alturas, no se esperaba de él algo más de lo que hacía: ser (a sus sentidos) un ruidoso pilar de fuego que acababa con todo a su alrededor, sin mirar amigo o enemigo, si estaba bien o si estaba mal, un genuino retroceso a lo que los vajras representaban como seres superiores.

Fue entonces cuando percibió otra gran fuente de mantra ¿Cómo era que no lo había detectado antes? Así como mucha luz puede cegar a una persona y como muchos olores pueden evitar que puedan notar algunos otros el poderoso mantra de Belcross hacía que no hubiera podido detectar el otro, no porque fuera más poderoso sino que por proximidad. Por supuesto, no tuvo mucho tiempo para pensarlo ya que el mismo saltó hacia la tierra rechazando a los aliados alrededor de 20 metros. Al escuchar sus palabras Camille supo quién era.

—Así que… Tú eres la fuente de todo este miedo… Tu eres quien los ha llevado a atacar a los suyos ¿No?— su voz era ronca y seria, diferente del típico tono maternal que solía mantener incluso con sus oponentes. Volteó su cabeza hacia uno de los transformers a su lado. —Formen un perímetro y no se acerquen. Es peligroso. Llévense a todos los apresados lejos… Hagan fuego de apoyo solo si es necesario. Nosotros no encargaremos— descalzó sus pies y justo cuando sintió que Belcross estaba por saltar contra el enemigo, aprovechando el mantra que corría por ella, se posó frente a él, colocando una mano en su pecho, deteniéndolo.

—Espera un segundo— ella, pese a que no era un vajra de orgullo poseía cierta manipulación sobre el mantra, se había visto como conectaba el suyo con los demás para sanar heridas, ahora lo hacía a la inversa, formándose un anillo de fuego entre los vajras, con suerte aquello sanaría las heridas de Camille pero la energía del albino rocoso era demasiada, sin querer tomó más de la que necesitaba, la suficiente como para que dos luces azules se notaran bajo su corona.

La vista le ardió y se quitó su restricción dejándola rodar en el suelo y volteó a ver al sujeto de forma rocosa, casi parecida a la de los vajras de no ser por la presencia de piel. Su mirada era penetrante, miraba a través de su alma de forma literal y se inclinó, poniendo una pierna frente a la otra pero sin reposar sus rodillas en el suelo, manteniéndose a gatas con una mano mientras que con la otra sujetaba su espada corta (daga) frente a sus labios.

—Lo siento pero no puedo hacer tratos. Has cometido crímenes y has de pagarlos así que: estás bajo arresto— suspiró por la nariz y volteó su rostro hacia el otro acompañante, estaban rodeados de autobots que con suerte evitarían que el enemigo saliera de la cueva con mucha facilidad aunque estaba plenamente consciente del poder que albergaba, uno muy peligroso y casi imposible de manejar.

—Belcross… Haz lo tuyo— le indicó al otro, ella misma ya estaba cargada de mantra sin mencionar que mientras más le daba vueltas a las cosas horribles a las que el mismo parecía ser catalizador su propia melancolía aumentaba. Su cuerpo no estaba tan acostumbrado a tener mucho mantra como el de Belcross pero en su estado actual podría moverse increíblemente rápido. Su daga se encendió al rojo vivo —Yo te cubriré— dijo no decidida, tal vez incluso de manera cínica.

La batalla se estaba prolongando, por mucho que los criminales tuviesen armamento fuerte, estaban probando que una lucha a largo plazo solo sería su fin pues Belcross simplemente se hacía mas fuerte con cada minuto que pasaba. Aunque, si bien era cierto que la meta era poder arrestarlos, el Mantra del Vajra había aumentado tanto que no podía distinguir entre derrotar sin matar o simplemente aplastar, todos los de su casta eran así cuando la rabia se apoderaba de ellos, sin embargo aun era capaz de reconocer amigos de enemigos por lo que nunca ataco por accidente a algún soldado de Caronte ni a un Autobot. Pero por más que luchaba, los enemigos no retrocedían, eso simplemente sería peor para ellos, pues el gigante no se detendría hasta haberlos aplastado a todos.

En plena faena, un cuerpo bastante pesado cae en las cercanías del Vajra. No se había percatado de que eso estaba en camino, simplemente estaba demasiado centrado en los enemigos que tenía en frente. La fuerza que soltó al caer fue lo bastante fuerte como para mandarlo despedido unos 20 metros, Belcross rápidamente se levanto y sacudió su cabeza. No sabía que había pasado hasta que se disipo el polvo y pudo ver la causa, un ser más grande parado en medio de todos, diciendo que se rindieran. El teniente no estaba oyendo para nada las palabras del tipo en frente, en el sentido figurado, pues aunque si podía oírlas en el sentido literal no le estaba prestando atención en lo mas mínimo, eran simples balbuceos de un enemigo.

Estaba por saltar directamente cuando la mano de su compañera se lo impidió, aun reconociéndola como aliada se detuvo, dejando que el aro de mantra los estuviese rodeando. Esa practica de control estaba demasiado lejos de las capacidades de Belcross, pero fue una transacción bilateral, es decir, él también recibió parte del Mantra de su compañera. Esa energía al no ser gatillada por la rabia, le aclaro en cierto sentido su mente, dejando de ver todo como toro desbocado y poder analizar la situación. La causa del miedo en los criminales era el tipo que tenían en frente, y anteriormente los había instado a rendirse, esas cosas simplemente no las aguantaba.

Dejo hablar a su compañera, de todos modos Belcross no tenía nada que decir. Vio como los Autobots estaban haciendo un perímetro, para impedir que el tipo escapara, y cuando todo estuvo dicho, siguiendo las palabras de su compañera, se lanzo directo al líder de esos matones. Lanzo un golpe con todos sus brazos al mismo tiempo, un par a la cara y otros al pecho.

La respuesta del compañero de raza fue tal y como la teniente se la había esperado, no obstante decidió quedarse en la retaguardia, si había encendido en fuego su daga era para curar rápidamente los daños que pudiera sufrir Belcross. No obstante, había algo que la preocupaba. No solo había fallado en su acción de curarse sino que tampoco podía ver claramente las capacidades de su enemigo. “¿Algo le estará pasando al mantra? ¿Será a causa suya?” pensó.

Justo cuando iba a ir a por las heridas de Belcross observó una escena tan sorprendente que por un momento pensó que había perdido la vista nuevamente y solamente estaba alucinando cosas por los daños en su cuerpo. Su enemigo no solo había aguantado sin la más mínima dificultad los poderosos golpes del vajra sino que como si fuera cualquier cosa atravesó el pecho de este de un solo puñetazo. Sujetándolo, azotándolo en el suelo.

Camille estaba increíblemente sorprendida, llegó incluso a sentir miedo al ver la forma tan sencilla y casual con la que había dejado fuera de combate no a cualquier vajra, sino a un vajra de ira que aún en esos estándares, era más poderoso que el promedio. “No puede ser… Acaba de atravesar su pecho… Con un puñetazo…” No necesitaba percibir sus capacidades (aunque aún así lo intentaba) para saber que su enemigo era brutalmente poderoso. Una vez humilló al vajra parecía que la albina era su siguiente objetivo.

—Soy Camille, teniente de la armada de Eden— debía ser mas lista, no debía ir a un enfrentamiento directo pero tampoco podía abandonar a su compañero. Sus fogosos ojos azules estaban decididos a salir de esa situación. No solo su espada corta se encendió en fuego como si fuese un espadón sino que su cuerpo se cubrió del mismo. —No permitiré que humilles a la armada de esa manera— y corrió hacia él, con una velocidad no mayor a la que debería haber visto cuando fue hacia Belcross, no obstante, ya había tomado el mantra de este, era capaz de ser más veloz pero no mostraba todas sus cartas al principio.

Actuando como si sus llamas fueran a hacerle daño, a una distancia prudencial, se preparó para hacer una suerte de tajo aprovechando el largo aumentado de su arma (cosa que evidentemente, según sus capacidades, no tenía ni pies ni cabeza) y apuntando con su daga, sorpresivamente, un poderoso rayo de fuego fue desde el cuerpo de Camille, dirigido por esta, hasta la espalda de Belcross, buscando curar su prominente herida lo más posible y además, hacer que la visibilidad hacia ella fuera más complicada, esto con un objetivo. —¡Levántate vajra de ira! No puedo creer que te puedas dar por vencido tras un golpe ¡¿Desde cuando eres tan débil y patético para arrastrare por el suelo?!— gritó autoritaria a su aliado caído.

De un segundo a otro subió a la máxima velocidad que podía, con daga en mano, buscando la pierna que este mantenía en la cabeza de su camarada y aprovechando su velocidad aumentada intentó hacer un tajo en el musculo de este, con suerte, rebanándolo en dos pero no contaba con ser capaz de aquello, solo pretendía ser una distracción lo suficientemente persistente para su enemigo, permitir que el sujeto en el suelo se levantara y volviera a la acción.

De notar éxito en su movimiento se detendría justo detrás de él y, girando más rápido que las aspas de un helicóptero, haría un nuevo corte en su espalda, intentando que fuera profundo. En cualquier caso, la constante era que usaría su velocidad para correr hasta el frente de la base y cubrirse, planeando su siguiente ataque y observando no solo el resultado de sus acciones, sino alguna posible recuperación en el vajra de ira.

Belcross había arremetido como una bestia directamente hacia su rival, sin medir el poder de su enemigo, solamente atacando como hacia todo el tiempo. Su sorpresa se notó inmediatamente en sus ojos, pues golpeó directamente el cuerpo de ese sujeto, pero no solo no se movió, sino que además no le provoco ningún daño, sus ojos se habían abierto de par en par por esa escena, no creía lo que estaba pasando. Habían empezado a pasar fugaces pensamientos para una estrategia, su mente no estaba tan encolerizada gracias al mantra de melancolía, pero todo eso se volvió negro muy rápidamente. Un dolor indescriptible, tan rápido y repentino como un parpadeo, seguido de solamente frio y silencio. Todo a su alrededor se apago. No fue consciente de que le habían causado una herida tan devastadora, ni que lo habían azotado contra el suelo. Su mente, como la de cualquier agonizante, estaba vagando en recuerdos, de su esposa e hija.

Ost:

Podría asumirse que estaba ya esperando el pago a Caronte para subir al barco, pero una sensación cálida empezó a recorrer su cuerpo, poco a poco se hacía más y mas caliente como si se tratara del fuego de una antorcha. La mente del Vajra estaba volviendo en sí, viendo a duras penas, todo demasiado borroso. A lo lejos solo podía escuchar balbuceos, no entendía nada, hasta que empezó a oír la voz de Camille. Quizás porque era la dueña del mantra que buscaba traerlo de vuelta, o porque empezaba a recuperarse más rápido de lo que aparentaba, lo cierto es que al terminar de oír la frase, el mantra de ira comenzó a fluir de nuevo. La sensación cálida de la antorcha paso inmediatamente a verse como la de un gran incendio, abandonando el color rojo, tornárnosle de color amarillo. No era la primera vez que el coloso se enfrentaba a alguien más fuerte que él, varias veces había sido derrotado en Andrómeda en el pasado, pero todos y cada uno de ellos cometían el mismo error. Hacerlo enojar.

Su fuerza aumentó con tanta rapidez que coloco sus seis brazos apoyados en el suelo, y con un solo empuje de fuerza se levanto de golpe. Eso lo mando hasta terminar parado unos cinco metros hacia atrás, mirando fijamente a su enemigo. En su pecho aun estaba una gran herida, pero no sentía el dolor de la misma, su mente se había bloqueado completamente, no era difícil darse cuenta de porqué. El agujero en su pecho estaba brillando del mismo color que su mantra, podría decirse que era ira en estado puro, justo como el de un Vajra antes de perder el control completamente. Lo cierto fue todo lo contrario, el mantra de melancolía había estabilizado su energía con anterioridad. En lugar de un despliegue catastrófico de poder, Belcross extendió sus brazos, extendiéndolos completamente. Los que viesen en su dirección, verían como salían un total de diez mil brazos, que poco a poco se fueron condensando hasta que con un solo movimiento, el teniente los flexiono y se transformaron inmediatamente en dos brazos de gran tamaño. Una forma bastante poco habitual, la forma Mantra.

Forma Mantra:

Solamente miraba hacia adelante, hacia el mismo sujeto que fue incapaz de terminarlo cuando tuvo la oportunidad. Movió sus manos en un abanico con la palma abierta, de adentro hacia afuera, una señal para que los Autobots se alejaran. Seguidamente carga una vez mas contra su rival, esta vez no solo con su cuerpo, sino impulsado por su mantra, apuntándole directamente al rostro con su puño derecho. Impulsando el puño por el aire usando el mantra, justamente como un cohete, aumentando la fuerza y la velocidad del golpe.

Al parecer su oponente se llamaba Vlad y, en muchos sentidos, la teniente estaba genuinamente sorprendida de que fuera capaz no solo de hacerle un rasguño, sino dos cortes suficientemente profundos como para que este sintiera dolor, generalmente no resultaría muy complicado pero hablábamos de un ser que acababa de dejar fuera de combate a un vajra de ira de un puñetazo, sin mencionar que potencialmente pudo haberlo asesinado.

En varios sentidos pudo haberse quedado vendida si no fuera porque percibió una acumulación de mantra increíblemente poderosa, tanto que por poco hace que quede inutilizada tan solo por su sensibilidad a esta lo cual produjo que se quedara quieta el tiempo suficiente como para recibir el golpe en su brazo y costado, fracturándose del todo este primero que en principio ya tenía el hombro herido.

Tuvo tiempo de buscar cobertura en la base cuando pudo ver, con bastante sorpresa y extrañeza, como el vajra parecía dominar aquella milenaria técnica de unir brazos imbuidos de mantra en dos enormes y poderosos brazos dorados, ordenándole a los transformers que se retiraran. Estos lo obedecieron en respeto a su cargo. Camille, presionando su brazo como podía, era víctima del dolor pero debía pensar de manera táctica.

“Cuanto mantra… No sé si funcione pero… Debo intentarlo” tragó saliva, ella más que nadie pudo percibir como esa ráfaga de energía iba hacia ella pero con todo el mantra que había en su cuerpo fue capaz de moverse, rodeándolo lo suficientemente rápido para solo experimentar algunos daños en su espalda y nuevos daños al brazo que incontrolablemente se movía a merced de la velocidad. La buena noticia era que ella parecía haber pasado a un segundo plano, permitiéndole valerse de su velocidad para acercarse a Belcross convertida en una bola de fuego.

Utilizó su daga como una suerte de aguja para tomar parte del mantra del poderosos ser rocoso y con la misma se hizo un corte en el brazo, liberando suficiente mantra como para curar levemente sus heridas, o al menos esa era la intención ya que aquello lo hacía mientras corría tan rápido como podía alrededor del campo de batalla, si veía alguna onda expansiva se escondería detrás de Belcross y, con toda su velocidad, hizo un segundo corte en la espalda del enemigo, esta vez con el objetivo de tomar una cantidad ínfima de mantra de este, si era capaz de hacerlo, tal vez aun podrían acabar con la batalla sin una muerte.

Se posó entonces tras Belcross, posando una de sus palmas en la herida de este, tomando nuevamente su mantra y utilizándolo para intentar curar a ambos. —Dependo de tu defensa, intentaré curarte— dijo de manera rápida, aquel mantra puro que tocaba superaba muchas cosas que había hecho hasta entonces con su limitado control del mismo ¿Cómo era que alguien podía tener tanta energía? A causa de un sacrificio, por supuesto, siendo que dicha energía poco a poco parecía querer despedazar el cuerpo del vajra.

Tragó saliva, sabía que estaba en una posición arriesgada pero no tenía de otra, solo podía confiar en sus propios reflejos en caso de que su compañero cayera ante el enorme poder del enemigo, por otra parte, esperaba que el apoyo en curación que le hacía fuera suficiente como para evitar que eso fuera una tarea sencilla y que, tal vez, pudiera terminar de asumir el mantra extraño que entraba por medio de su daga.

ost:

La fuerza del puño había logrado conectar directamente en la mandíbula de Vlad, con la fuerza y ferocidad desatadas de un Vajra de la ira. La cosa no se iba a quedar así, pues Belcross se iba a lanzar nuevamente hacia su enemigo, pero un enorme dolor en su pecho lo detuvo. Seguía teniendo esa herida de gran tamaño que no paraba de sangrar, sino fuese por la cantidad tan grande de mantra que estaba liberando seguramente estaría inconsciente, pero todo eso no estaba exento de riesgo pues la propia energía estaba causando un daño también. Empezaban a aparecer grietas por el cuerpo rocoso del Vajra, como si fuese lava intentando salir de un volcán. No era la sensación más agradable, y provocaba un círculo vicioso, a más daño que provocaba el mantra, mas aumentaba la ira de Belcross y por consiguiente aumentaba mas la energía. Se hacía cada vez más poderoso, pero se acercaba más rápidamente a terminar muriendo por exceso de poder.

Estuvo un par de segundos solamente contemplando a su rival, instantes que este aprovecho para lanzarse a atacarlo. El rocoso no fue consciente de que su compañera había hecho un corte en uno de sus brazos, para él en ese momento solo quedaba el criminal en frente, todo lo demás era un asunto secundario. Además, estaba sintiendo tanto dolor por su propia herida en el pecho y por las grietas del mantra, que el corte paso totalmente desapercibido. No obstante, su mente se aclaro ligeramente al sentir de nuevo el mantra de melancolía recorriendo su cuerpo, Camille parece que intentaba sanarlo, cosa que le dio la suficiente perspicacia para darse cuenta al último momento que se les venía esa mole encima.

Levanto su diestra y lanzo un golpe, no para defenderse sino para interceptar el ataque de Vlad. Seguido del puño izquierdo, y así sucesivamente, repitiendo la misma cadena de golpes que le habían lanzado. No era una defensa, era un contraataque, respondiendo de la misma manera, impulsando sus puños con mantra para aumentar la potencia de los ataques. En esa ocasión no se limito, pues la Vajra estaba detrás, no sería afectada por una onda expansiva, de modo que cada golpe que lanzara soltaría un estallido de mantra que se expandiría a los tres metros. La acción en si no fue perfecta, varios golpes del criminal le impactaban directamente, causándole una sensación de dolor bastante grande, que aunque le provocaban daños, solo aumentaban su ira.

En plena faena, intentaría dar pasos hacia adelante, uno a la vez, para intentar hacer retroceder al rival. Con ello ganar terreno y terminar por aplastarlo con su lluvia de golpes. No le quedaba de otra, pues en esa situación, y con esa herida, era un todo o nada, si fallaban ahí todos los demás soldados de Caronte estarían condenados. Un peso en la consciencia que Belcross no cargaría, no mientras pudiese evitarlo.