Si bien para muchas personas todo lo que había descubierto podía representar mucho para soportar y procesar en realidad eso había sucedido desde el momento en el que la mercenaria junto con sus compañeras penetró dentro de la extraña base, a quien llamó nave en un intento de buscarle lógica a una estructura que no hubiera visto en sus expediciones anteriores, sus vanos intentos de hacerlo entrar en razón, ahora con lo que había demostrado no sabía ni como sentirse, sabía que había declarado una guerra pero, aunque incongruente, tal vez hipócrita, no quería creerse que había intentado atacarla de semejante manera, sin cuartel “Así simplemente no actúa él…”
Caminó por el alargado pasillo preparada para ser atacada y, en consecuencia, defenderse. Ataque que nunca encontró, solo encontró un elevador que la invitaba a pasar. Lo cierto era que pudo haber dado media vuelta y salir de la facilidad pero decidió no hacerlo, no, ella debía verlo con sus propios ojos, hablarle, descubrir que era lo que realmente estaba pensando.
Los nervios, la calma antes de la tormenta, aquel miedo a lo que se encontraría al abrir la puerta, esos sentimientos la invadían como para coronar aquel momento en el que sintió su alma escaparse de entre sus dedos ahora iba a mirar al “demonio” en persona, descubrir sus razones. Cualquiera, tras lo que escuchó en su mente, atacaría sin miramientos, abriría fuego en la espera de un ataque sorpresa pero al verlo frente a ella en aquel almacén simplemente salió del elevador llevándose el rifle al hombro demostrando que no quería pelear, se acercó a él hasta quedar a una distancia de unos dos metros, intentando mirarlo fijamente. ―Ojalá pudiéramos vernos alguna vez sin que tuviéramos que decir eso… Liebling―
Intentó fingir una sonrisa pero solo frunció un poco el ceño desviando la mirada de él, el tono, la voz en su mente, eran efectivamente diferentes a los que escuchó en la superficie ¿Qué quería decir eso? No lo sabía. Cogió aire ―No puedo seguir tolerando ver como sigues haciendo esto… Como sigues haciéndote eso…― en efecto verlo en ese estado era algo que le producía incluso dolor, parecía menos humo cada vez que lo veía, era ese el momento en el que debía convencerlo o tal vez nunca más podría alcanzarlo. ―Deus… Dime una cosa…― suspiró por la nariz, sus ojos no eran furiosos, la miraba preocupada, no mostraba segundas intenciones, ni siquiera las tenía, era simplemente su última oportunidad.
―¿Es esta la “Magnum Opus” que buscabas tan desesperadamente crear? ¿Es esto lo que querías dejarle al mundo… no… a la galaxia, en tu nombre?― su tono de voz era muchas cosas pero neutral no era lo recordaba a él, a él antes que aquella horrible noche sucediera, aquella noche donde descubrieron el lado oscuro de su labor, de su sueño, de la amortalidad artificial que estaban creando. ―He leído lo que ellos escribieron… Si es así siquiera donde está tu firma en este gran orden de las cosas… Aunque cambiaras… Aunque veas ahora un amor en la destrucción… ¿De qué sirve si tu obra maestra pertenece a otra persona?―
Intentaba comprender su forma de pensar ahora pero seguía yendo en círculos a como era él en el pasado ―No solo tú, nosotros, no solo yo, todo el equipo, soñábamos también con la inmortalidad de ser siempre recordados por nuestras acciones, por nuestras habilidades… Pero este no es el camino… No vale la pena destruirlo todo ¿Entonces quién nos recordará?―dio un paso hacia adelante, su zurda se aferraba con fuerza a la correa del arma, no por atacarlo, sino en un intento por mantener algo de su compostura. ―Pero existe un camino… Créeme… Lo he visto… Déjame ayudarte a cruzarlo― fingió una sonrisa extendiendo su mano diestra ―Confié en ti… Confío en ti… Por favor… Solo esta vez… Confía en mi―
Tragó saliva y dio otro paso hacia el frente, acortando la distancia entre ambos aún más y extendió su diestra hacia él, dentro de todo se mantuvo firme. Había soltado todo lo que pensaba, todo lo que debía decirle, lo que necesitaba decirle. No quería pelear con él, no quería mezclarse con él en una lucha, al menos por esa vez quería acabar con todo sin muertes, simplemente hablando, y si había una persona con quien tuviera esa esperanza era con él.