Recuerdo del primer mensaje :

*Off: Atención, antes de rolear en este tema, debo advertir que es posible que no pueda responder con regularidad a este tema, debido a situaciones con mi universidad que no me permiten gozar de mi tiempo en su plenitud, por lo menos durante este semestre, por adelantado te agradezco por considerar rolear conmigo ^_^*

Casualmente, el día de hoy mis clases se han prolongado más de lo esperado, todo esto porque un profesor pidió mi ayuda con un trabajo del consejo estudiantil, un trabajo que realmente no me importa lo mas mínimo, pero que debido a que se me ofreció créditos extra en las clases de educación física se volvió más llamativa.

- Maldición… realmente detesto las clases de educación física, me cae de maravilla que me ofrezcan un trato como ese en estos momentos… -

Y es que a pesar de que soy bastante buena en todas las asignaturas que se pueden evaluar por escrito, con educación física no es el caso, y mi condición física no me permite llegar al promedio de los demás, en parte eso es a causa de mi habilidad especial.

- me pregunto si aún puedo encontrar una tienda abierta, se me antojan un par de latas de café… -

Y justo en el momento en que me encuentro cruzando por el parque que queda cerca de casa, escucho un inusual aumento en los pasos que resuenan en la fría noche de la ciudad, que normalmente a esta hora y por esta zona se encuentra tan calmada y silenciosa que comparar a este parque con un cementerio no estaría del todo fuera de lugar, nuevamente, en parte esta clase se silencio es una razón por la que me gusta el lugar donde vivo. Tratando de no sugestionarme demasiado continúo mi camino por el parque, después de todo, a veces si suceden cosas inusuales sin tener una causa real.

- Oye nenita, ¿qué haces tan sola en una noche como esta y en el parque? ¿Acaso esperas a alguien? –

Mis pasos se detienen al sonido de la voz carente de toda elegancia o respeto aparente, como cabría de suponer, también existen esta clase de porquería en la colonia del Eden, y yo he tenido la desgracia de encontrarme con algunos de ellos antes.

- ¡La noche aun es joven! Apenas son las 7:30 de la noche, y estoy seguro de que no tendrás problemas si te vienes a pasar un rato con nosotros… -

Esta vez parece que son solo 6 de ellos, aunque conforme se van acercando me paro firme e intento mantenerme alerta a sus movimientos dándoles la cara, pero en total silencio y sin hacer contacto visual.

- ¡Jajajaja! ¡Sí! El Karaoke está abierto aun a esta hora, también todos los Bares e incluso los Hoteles, si quieres ir directo al—esperen, esta chica, yo la conozco… ¿ella no es acaso aquel demonio blanco del que hablaba Yamanaka el otro día? Aquel que barrio con toda su pandilla en menos de una hora… -

- ¿Eh? ¿De que hablas? ¿Acaso había alguien así que fuera tan debilucha?... ¡si hasta parece que no come correctamente! –

Los merodeadores de repente empiezan a hablar entre ellos como si tuvieran una conferencia, realmente no tengo tiempo que perder escuchando sus estupideces por lo que dando un suave suspiro intento continuar con mi camino, empiezo a dar un paso cuando los últimos dos merodeadores se ponen en mi camino sonriendo maliciosamente como si acorralaran a una presa.

- Oye oye, no te molestes por lo que dicen estos sujetos, a pesar de tu apariencia estoy segura que podrás divertirnos un buen rato, y adivina que, si cooperas también tú te divertirás. –

- De todas formas no es como si te fuéramos a dejar escapar, ¡jajajajaja! –

Mi mirada se levanta levemente cruzándose con la de los dos hombres que bloquean mi camino, se puede notar mi enojo en mi mirada pero también un vestigio de aburrimiento, finalmente una pequeña sonrisa se muestra en mi rostro.

- Oh, perdón por eso, me temo que han malinterpretado una cosa, no me estaban dejando escapar, yo soy la que los pensaba dejar escapar… pero siendo que lo piden con tantas ganas, no veo problema por mi parte, ¡vamos a divertirnos! –

Con esa declaración, mi mano se dirige hacia el pecho del sujeto directamente frente a mí, el último en hablar y el primero en recibir un poco de lo que tengo, en cuanto mi mano toca su pecho, el vector de fuerza que mi mano ejerce sobre su humanidad es amplificado en su magnitud y cambiando ligeramente su dirección hacia arriba, como resultado el sujeto sale volando por los aires con gran velocidad hasta caer a un poco más de 10 metros del lugar sobre unas escaleras de piedra, el impacto lo deja inconsciente al momento.

- ¡Hiiii! ¡Se los dije! ¡Es el demonio blanco! ¡Vámonos de aquí! –

- Oh no, ya les di esa oportunidad antes, ¡ahora se quedan conmigo! –

En un momento doy un pequeño salto hacia el sujeto que estaba a punto de escapar para acortar distancias y realizo el mismo tratamiento que el anterior sujeto, lo único que cambia en este caso es que utilizo mi mano izquierda y que esta vez el sujeto cae en el suelo firme.
Tan pronto como los sujetos notan que están bajo amenaza real, empiezan a hacer lo mismo que todos hacen siempre, esto es atacar a algo que no pueden manejar ni comprender, mi expresión se hace más evidentemente alegre, pero mi sonrisa no denota alegría como tal, sino más bien placer sádico, al próximo que se aproxima con un bate de baseball simplemente le dejo golpear, pues al momento que el palo de madera toca mi cuerpo, cambio la dirección a una contraria y el sentido por uno directamente opuesto en el vector de la fuerza que el brazo ejerce sobre el bate, como resultado toda la fuerza que fuera a recaer sobre mi resulta recayendo en los brazos del sujeto, los cuales se doblan en un ángulo anormal con rapidez haciendo un sonido de crujido al instante, el sujeto cae al suelo gritando de dolor mientras que otro más se acerca por mi costado a mi espalda, portando un cuchillo, pero una vez más, al tocar la punta del filoso material a mi cuerpo, redirijo el sentido al lado opuesto e incremento la magnitud de la fuerza con que el hombre intenta apuñalarme, como resultado el cuchillo se rompe y los brazos del hombre se dirigen con una enorme fuerza hacia su propio estómago, provocando que el sujeto caiga de rodillas y vomite a los pocos segundos debido al impacto directo en su estómago.

- ¿Qué tal? Divertido, ¿verdad? ¡Esta noche no la podrán olvidar de tanta diversión que tendrán! –

- ¡Maldita perra! ¡¿Qué demonios eres?! ¡Te hare pagar por esto! –

Como si no hubiera visto lo que ha pasado, el hombre se abalanza con un puñetazo hacia mi estómago, mirándolo con desdén simplemente me quedo parada mientras que el brazo del sujeto es destrozado por su propia fuerza multiplicada por aproximadamente 4 veces. Todo esto está marchando demasiado fácil, pero entonces recuerdo un detalle importante, hace un tiempo que no hago esto y por la emoción del momento he olvidado, que mi limite se encuentra en usar mi poder 5 veces, y este límite se ha alcanzado ya.
El recordatorio de este límite me llega en forma de un punzante dolor de cabeza que logra hacerme perder la compostura, casi al punto de ponerme de rodillas. El chico que quedo aun en pie me mira con terror, lo cual es una suerte pues en este momento me encuentro vulnerable, pero pronto se dará cuenta de que no soy más una amenaza y empezara a atacarme.

- Demonios… por esto es que normalmente procuro terminar con todos de un solo golpe… uugghhh… -

Con mis manos agarro mi cabeza fuertemente, en un intento de apaciguar el dolor por un momento, después de todo he realizado muchos cálculos complejos en un muy corto periodo de tiempo, por lo menos durante 45 minutos no podré hacer mucho y por ello empiezo a pensarme una forma de huir del lugar, después de todo mi casa no está muy lejos de mi ubicación actual…

Como cambiando radicalmente de tema, la niña repentinamente empieza a hablar sobre mi piel, mencionando su suavidad, característica que me he logrado debido a que mi piel nunca ha sido expuesta a rayos ultravioleta, ni ninguna clase de radiación similar. Aunque al tocarme con su otra mano un escalofrío pasa por mi columna, no por alguna especie de temor sino por la repentina sensación de su tacto. Nuevamente poniéndome algo nerviosa.

- ¡Sí!... no dejo que la luz del sol me bañe casi nunca… y se podría decir que la cuido mucho… jejeje… -

Francamente esta niña me produce la misma calma que estar junto a una enorme bestia carnívora dormida, en cualquier momento presiento que puede atacarme con aquella muestra de poder de antes.
“No quiero pensar que sea posible pero, es posible que esta chica no haya tenido una vida muy buena?...”
Mientras que divago por unos segundos, la chica me hace una pregunta que incluso me hace perder el interés en las sirenas que pronto se hacen evidentes, ¿la pregunta es en serio?

- Eh, tú, ¿hablas en serio? Debe ser una broma, ¿verdad? ¿En serio no has probado nunca el espagueti? –

De haberse tratado de una persona normal o alguien simplemente desconocido, simplemente habría bloqueado el sonido a mis oídos completamente, me hubiera largado o simplemente hubiera expresado mis descontento, pero en este caso no puedo hacer ninguno de esos, aun así, viendo la situación desde una perspectiva lo más neutra posible, esta chica no puede ser juzgada por su forma de actuar, si es cierto que nunca nadie parece haberle prestado atención o cuidados, es como si fuera parecida a mí, o incluso ella podría haber tenido una infancia peor, de alguna forma, no puedo permitirme actuar como mi padre, o como los bastardos que arrebataron a mi madre. Luego de pensarlo en silencio durante un momento mientras aun caminábamos de la mano, finalmente, con una expresión más decidida y sin señal de la incertidumbre o miedo que tenía hace poco, decido invitarla a comer hasta que este satisfecha, ya no por mi propio bien, sino más bien porque si bien no ha probado el espagueti, muy seguramente tampoco sabe de la comida gourmet, del ramen, o de muchas otras delicias culinarias.

- ¡Tch! Es una tontería vivir sin poder probar los sabores del mundo, incluso para una asesina, no es ni siquiera una broma que no hayas probado la buena comida, ¡vamos, estamos perdiendo el tiempo aquí! –

En esta ocasión yo introduzco un poco de fuerza a la mano con la que estoy sosteniendo la pequeña mano, y con paso firme empiezo a correr junto a la niña en dirección al restaurante de comida italiana, en principio quería invitarla solo al espagueti para poder luego irme a casa, pero creo ahora que la invitare a lo que sea que termine pidiendo, de cualquier forma, mi padre me envía dinero que ahora tengo de sobra, y ya que nunca está en casa, no importa tampoco la hora a la que vuelva, pronto tendré de vuelta mis poderes y podre protegerme de lo que sea que la noche tenga preparado.
Finalmente llegamos al restaurante, y como es de esperar, un hombre nos lleva a una mesa, aunque espero con un poco de ansias que a la chica no le dé un arranque y termine matando a alguno de los meseros, pronto nos pasan la carta con todos los platillos que poseen, suponiendo que ella no sabe qué hacer, le muestro con un dedo en la carta cada una de los ítem.

- Mira, todas estas cosas escritas son comidas, esta de aquí es el espagueti, por ahora pediremos ese, pero si aún tienes hambre después, puedes pedir algo más de la lista… -

Algunos minutos después el mesero vuelve y pido los dos platos de espagueti para las dos, junto con un par de batidos de fresa para tomar, ahora lo único que queda es esperar la comida, para lo cual tengo pensado hacer un poco de conversación, si ella lo permite…

En efecto el comentario de la albina contra la pequeña chica no le gustó para nada. En efecto, nunca en su vida había probado aquel alimento que llamaba “espagueti” pero sentía como si de cierta manera le dijera tonta o algo así, por lo que con el brazo de esta aun tomada con una de sus manos hizo un poco de presión que incluso una persona normal hubiera sentido algo. Usando palabras como “asesina”, “tontería” o “pérdida de tiempo” la hacía sonar como las personas que la perseguían de vez en cuando, que eran los pocos agentes de la ley moralmente capaces de darle caza.

Sin embargo se sorprendió un poco cuando fue ella  la que tomó l iniciativa llevándola hasta un lugar donde supuestamente le daría comida. “Ahora parece un poco más segura… No la comprendo” analizó simplemente limitándose a seguir su paso, sin soltar su mano para no perderla de vista, terminando en aquel restaurante italiano. Eve lo había visto varias veces, pasando frente a él para ir a la tienda de conveniencia pero nunca había penetrado su interior. Sin embargo como es lógico nadie pareció reconocerla.

Miró con sus fríos ojos al mesero quien las llevó a una mesa, haciendo que tal vez el miedo o el estado de las ropas de la menor o el hecho de que la otra era una estudiante las envió a una mesa al fondo del restaurante, junto a una ventana abierta por donde podía entrar el aire fresco del exterior. La pequeña no hizo más que al llegar a la mesa finalmente soltar a la otra, la había llevado a un restaurante por lo que al menos pensaba cumplir su palabra.

Sentía la mirada penetrante de algunos clientes sin embargo simplemente los ignoró y a los pocos minutos ellos hicieron lo mismo. “Nada se ve que pueda matarme aquí. Supongo que no hay problema” Se fijó en el menú, era ya un milagro que supiera leer y escribir, eso en efecto era algo conveniente tal como había demostrado en ocasiones anteriores, sin embargo tenía que llevar el dedo para leer lo que tenía el espagueti, era incluso gracioso que intentara leer entre los ingredientes uno llamado “Veneno” o algo así, sin embargo al no leer dicha palabra sobre la carta asintió con la cabeza y colocando su codo izquierdo sobre la mesa para mirar en dirección a la ventana finalmente dijo una palabra.

—Gracias— como ya se había dicho antes, para ella significaba mucho el que la llevaran a comer e invitaran. Era casi seguro que no se encontrarían en un problema con respecto al parque, estaba demasiado lejos por no decir que los policías se fijarían antes en los callejones y barrios bajos y aun si llegaran al establecimiento y las señalaran como culpables la menor simplemente haría lo que había estado haciendo desde hacía tanto tiempo: matarlos a todos e irse caminando.

Volvió a fijar sus vacíos orbes sobre los rubíes de Yuriko, tan misteriosos y fríos como siempre, como el filo de los cuchillos de los cocineros en la parte interna del establecimiento. Estaba mirándola como esperando algo más, no era nada material, por el contrario, quería saber más cosas sobre ella, cosa muy extraña en su modus vivendi, un camarero se acercó con cierto respeto (miedo) a ambas y preguntó —¿Ya saben que van a ordenar?— ante lo que inexplicablemente la peliazul tomó la palabra —Espagueti… Dos— ante lo que el hombre asintió con la cabeza entendiendo las palabras de esta y prosiguió —¿Alguna bebida?— ante lo que sin saber la mercenaria volvió a ver a la estudiante, ella sería la que debería responder aquello.

La pequeña chica aun sin demostrar ninguna emoción en especial simplemente pide dos platos de Espagueti, el camarero con algo de temor pregunta luego de un tiempo por algo de tomar, y ante una pregunta inesperada tal parece que la pequeña no sabe que responder, y simplemente me devuelve la mirada fija con sus ojos inusualmente azules hacia mí, el dolor de cabeza ha pasado para este momento, de forma que ya me siento más en control, y mirando de vuelta a la chica por unos segundos, comprendo la pregunta muda que me hace, y cambio entonces mi campo de visión hacia el camarero, le observo con algo de mala intención, y finalmente respondo en pocas palabras, tal y como mi acompañante esta noche.

- Leche de Coco, para las dos.-

El hombre incluso tiembla un poco al sonido de mi voz, y luego con cuidado de no tocar directamente la piel de ninguna de las dos, como si fuéramos venenosas al contacto, retira las cartas de la mesa, y sale casi huyendo de vuelta a la cocina, a transmitir las órdenes.
Después de todo el revuelo, vuelvo a acomodarme en la cómoda silla, y nuevamente volviendo a mirar a la pequeña, ya con mis poderes restaurados consigo la confianza de hablarle con calma.

- Entonces… ¿cuál es tu nombre? ¿Cómo te llaman?... creo que en un lugar como este no puede escucharnos ningún enemigo…-

Luego de hacer esta pregunta, me recuesto en el espaldar y cruzo mi pierna derecha sobre la izquierda, sin importarme realmente que aun llevo el uniforme escolar y que la falda del mismo no es especialmente larga, de todas formas, mientras que no se metan en mi camino, cualquier bastardo enfermo puede hacer lo que quiera con lo que vea.

- Por cierto, a mí me puedes llamar… Accelerator.-

Le doy mi nombre código, el mismo que utilizaban los investigadores que jugaron con mi cuerpo cuando era más joven, aunque detesto recordar esa época, el nombre código como tal no me molesta, e incluso me parece un poco genial…

Los ojos aparentemente perdidos de la menor no dejaron de fijarse en su blanco principal, aquella albina de cabellos cortos que la había guiado hasta aquel lugar, no parecía que fuera una trampa, al menos no una que ella pudiera percibir. Algunas personas se preguntarían ¿Cómo son capaces de comer luego de ver una persona morir frente a ellas? Realmente la pequeña mercenaria, siendo la perpetradora, no tenía el menor problema y se le hacía tan sencillamente natural que no se cuestionó porque la contraria sería capaz de aquello. Se abstuvo por aquella vez de preguntarle el significado del platillo

La otra no tardó en ir a las presentaciones aunque en vario sentidos ya había tardado en aquello. “No parece su nombre real” un pensamiento tan obvio a varios niveles pero eso le decía a ella que por alguna razón no debía usar su nombre real ¿Por qué no? La razón se extendía a la nimia extensión de lógica que se lo habían dicho. Por lo que se quedó en silencio casi un minuto antes de responder, pensando al tiempo que la miraba fijamente. En su trabajo anterior le habían dado un nombre en clave, no porque fuera una operación ultra-secreta, lo hicieron más para llevarse bien entre todos.

―Ice Queen― repitió las mismas palabras que habían dicho sobre ella, su mirada seguía clavada en la contraria mientras que la propia se inclinó colocando los codos de sus brazos sobre la mesa y a su vez. Recordaba lo que había pasado en el parque, era fuerte, al menos lo suficiente como para plantarle cara a aquella escoria la cual ella saqueó poco después. En realidad no había mucha diferencia entre Eve de una simple ratera. Sin embargo, hacía algún tiempo que no robaba para sobrevivir, no se detenía a pensar para que necesitaba el dinero y solo permanecía acumulándose, era aquella gran parte de porque aún no había sido capturada más allá de sus habilidades de escapismo, era muy difícil rastrear a alguien que no dejaba una sombra digital tras de sí y por supuesto, ella era la última en hacerlo. No obstante algo se le hizo curioso: el único muerto fue el que Eve mató. Sin duda ella pudo haber matado a los demás.

―¿Por qué no los mataste a todos?― una pregunta brutalmente directa y vocalizada de la misma manera cruda y directa que merecía tener en esa ocasión. ―Pudiste hacerlo― Simplemente era inconcebible para ella, quien mataba solamente porque sería brutalmente sencillo aunque ¿Por qué no la había matado en aquel momento de flanqueo que le había mostrado? De hecho, se había dejado manipular por ella todo el camino hacia allí ¿Por qué al menos no había intentado atacarla más allá del hecho de que no parecía tener nada que ella deseara.

Al pensar en ello la analizó más detenidamente y observó la insignia de la academia “¿Qué era eso otra vez?” Si, no reconocía la insignia, nunca había ido a la academia, todo el conocimiento que poseía era empírico, obteniéndolo por mera mitosis social mas decidió nuevamente guardar silencio, comenzando a contar con un numero algo más grande la cantidad de preguntas que tenía para ella. Esto era porque, aunque lo ignorara, estaban en dos lados completamente diferentes del espectro, ella era una mercenaria cuando menos novata, que aún no tenía ningún trabajo que le llamara la atención mientras que la otra, aunque en el mismo nivel por ser una estudiante, iba por un lado completamente diferente, la mercenaria optaba por el salvajismo de la lucha de la supervivencia del más fuerte que no siempre estaría de su lado ¿Y Accelerator?

Mi presentación había llegado bastante tarde ahora que podía pensarlo con calma, de hecho, en cuanto volví rápidamente sobre mis huellas, en un intento de comprender por qué todo había acabado como hasta ahora, un intento que pronto daría frutos, mientras que esperaba a que la chica respondiera a mis palabras, dándome también por lo menos un nombre.
“Todo fue por culpa de esos bastardos que me abordaron por dinero, si no fuera por ellos, no habría agotado mi cabeza combatiéndoles, y de no ser por ello, esa niña no me habría podido intimidar, ya que mi poder estaba en cooldown… y finalmente, al estar en cooldown mi poder, estaba esencialmente indefensa ante ella durante un tiempo, tiempo que utilicé para mantenerla ocupada e incluso la termine trayendo aquí… por supuesto, con una tensión como la que ella mantuvo en ese momento era imposible que me parase a pensar en nombres, realmente estuvo cerca…”
Mis pensamientos se interrumpen con la voz de la chica, efectivamente llamándose a sí misma “Ice Queen”. Un nombre que le queda en gran medida, pero que contrario al mío, no parece describir su poder, después de todo, eso parecía hielo, pero era claramente, diferente.
Y para mi posterior sorpresa, Ice Queen dio un paso más adelante, al preguntarme sin más ni más la razón por la que no mate a los inútiles que me habían abordado, declarando además saber que poseo la capacidad de hacerlo, esta declaración me quita un poco la relajación de hace unos segundos tras haber recuperado mi poder, y es que las capacidades de observación de Ice Queen son mucho mejores de lo que pude imaginar, la pequeña sonrisa que había logrado dibujarse en mi rostro incluso se congela y desaparece en segundos, antes de quitar los codos de la mesa y reclinarme de nuevo en el espaldar de la silla.

- Tu. Tienes bastante buen ojo, casi demasiado para mi gusto, igual que tu nombre, es muy largo para mi gusto así que hagamos esto, te llamare Queen, y a cambio responderé tu pregunta, y te daré algo más de dinero para que no andes por ahí robándole a miserables inútiles por ahí.-

Permanezco en silencio por un par de segundos, esperando la respuesta de Ice Queen, aunque al final simplemente decido que es un buen trato como para que ella lo rechace, saco de mi billetera un pequeño fajo de billetes y los pongo firmemente sobre la mesa, dirigiéndoselos a ella, para posteriormente comenzar a responder.

- Sí que pude hacerlo, muy fácilmente, y hubiera sido una pequeña masacre, pero sucede que no me convenía, en esta sociedad, y siendo una simple estudiante, no tengo el poder para asesinar a escoria como esa y salir como si nada, tendría que ocuparme de un montón de asuntos muy molestos para solo deshacerme de la evidencia. Demasiada molestia para hacerlo.-

Mientras que decía todo esto, el mesero vuelve con los dos platos de espagueti primero, pone uno frente a Ice Queen y uno frente a mí, y como alma que lleva el diablo sale de vuelta a su madriguera, no sin antes demostrar su respeto inclinando ligeramente la cabeza.

- Bastardo, no pienso darle propina… en todo caso. No pienso quedarme asi toda la vida, en cuanto salga de la academia, pienso conseguir algún puesto en este lugar que me permita hacer lo que quiera con quien sea tan estúpido de meterse en mi camino… ¿y tú? Queen, parece que no conoces muchas cosas de la sociedad, de cualquier sociedad, ¿no vives en este lugar cierto? Cuéntame más sobre eso.-

Posterior a ello, tomo un tenedor de la mesa que posteriormente se nos había dejado a cada una, y con cuidado comienzo a comer del plato, posiblemente Queen no sabe cómo comer espagueti así que esto le serviría de guía para ello…

“Accelerator es más largo” Fue la primera opinión que llegó a la mente de la chica, podía parecer incluso surrealista en el punto de vista de que Eve en edad aparentaba ser mucho menor que la chica que estaba frente a ella, si se ignoraba el detalle de cómo estaba vestida sería bastante complicado ver qué era lo que las separaba, no solo en la cantidad de vidas que la mercenaria ya se había cobrado sino el ver el sufrimiento desde el sentido psicológico desde un sentido tan diferente entre las dos, esa parte de la personalidad de la estudiante había logrado salir tan solo con esas preguntas.

Tal vez, de conocer el significado de la palabra, pudo haberse sentido halagada de que la llamara “Reina” pero lo que le parecía extraño y peculiar era que le dejara dinero sobre la mesa. Lentamente acercó su mano hacia este mirándola de manera sospechosa, no tenía sentido ¿Solo sería misericordia o mira moral? No, ella debería de querer algo por lo que, lo menos que podía hacer, era escucharla con atención. Contó el dinero, no era una gran suma pero era suficiente y no notó nada metido entre los billetes por lo que los guardó entre los demás, posando su zurda sobre su propia barbilla y mejilla, mirándola fijamente.

―Yo pude― contraargumentó de manera veloz tras haberle dado aquella excusa, reconocía que había cierta resistencia de lo que la rodeaba matar a otra gente pero no dejaba de ser sencillo, aun cuando alguna vez había sido perseguida o había provocado una masacre o se había limitado a huir, prefiriendo por mucho la segunda opción, ver los rostros perdidos de sus perseguidores mientras ella está en la oscuridad es algo que sin querer la hace sonreír ¿Es esa una manera de hacerse sentir superior al resto? Era una gran probabilidad.

El mesero dejó la comida, quizá había escuchado la conversación o tan solo sentía el aura dispar pero igualmente peligrosa de ambas señoritas entrelazándose en esa conversación. Eve no tocó su comida, aún no. ―Sí, vivo aquí― y no estaba mintiendo, las zonas bajas eran madriguera de muchos tipos de individuos, especialmente personas, maleantes, como la menor allí ubicada. ―Vine en una nave… El capitán se descuidó― casi hablaba por la garganta en ese momento que lo decía, realmente, no era de muchas palabras pero ¿Quizá querría presumir el premio de su victoria? ―Abandonó su mando― hubo silencio por unos segundos, la cabeza de Eve había dejado de reposar en su mano, sus ojos asesinos habían salido ¿Sería por resentimiento o increíble deleite? Su diestra llegó a la banda negra de su chaqueta, aquella con una estrella, signo interno de los piratas con quienes estuvo.

―Y me volví la capitana― pese a que hablaba casi desde la garganta lo decía en un tono monótono pero nada desganado, su mano abandonó la manga de la chaqueta y pasó a uno de los lados de esta, que cubrían su cuerpo, y lo levantó levemente para revelar una mancha de sangre a la altura del corazón, lo suficientemente grande como para que no se pensara que el dueño seguiría vivo pero lo suficientemente pequeña y lejana para no notarse a simple vista.

―Y tu…― su diestra abandonó su explicación, pareció querer acercarla a ella pero solo tomó el vaso de lecha de coco y dio un trago, no le disgustó el sabor ―Eres una estudiante… pero no eres débil…― se acercó el plato de pasta, al menos sabía comer con tenedor, sin embargo no enrollaba la pasta con el mismo sino que tomaba “puñados” del platillo con el mismo, comió un bocado ―No eres como ellos― Tal vez los conceptos de humano y las diferentes razas alienígenas no estuvieran científicamente claros pero poseía cierto conocimiento por meiosis y mera observación.

Mientras que degustaba del espagueti frente a mi, rápidamente queen responde con tan solo dos palabras, que igual de rápido me permite deducir un poco de la clase de vida que la pequeña debió tener, y no me generaba especial enpatia su significado, pese a que no se trata de una historia tan diferente de la mía, tan sólo hace pensar que en realidad no existen historias tan originales como para que no se repitan en algún lugar del universo.

- Bien por ti, pero no todos tenemos esa libertad de matar a quien nos plazca, no aún. Algunas tenemos un maldito limitante que simplemente no se calla. -

Al referirme a ese limitante, la estúpida cara de mi padre aparece en mi mente, generando una expresión de molestia por unos segundos, pero pronto desaparece al volver mi atención al resto de lo que queen tiene que decir, y la verdad no me habría gustado más lo que escucharía después, pues desde la mención a una nave, hasta la mancha de sangre que me deja entrever, todo hace que una sonrisa psicótica se ralle en todo mi rostro, y en cuanto queen finalmente termina de hablar, dejo el tenedor sobre la mesa y me echo a reír, con tal intensidad que los demás comensales simplemente se detienen en el tiempo, paralizados por lo que sucede.

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! -

Incluso pongo mi mano sobre el rostro mientras lo inclino hacia atrás al tiempo que libero toda la emoción en una carcajada que se detiene en algunos segundos, tras lo cual le doy un trago a mi bebida, y finalmente recupero la compostura.

- Lo siento mucho, de verdad ahora te respeto más que antes, queen. Pensar que incluso tienes tu propia nave... definitivamente tengo que hacer algo como eso algún día... -

Finalmente queen vuelve a hablar, sobre mi y en esta ocasión haciendo referencia a que no soy como los demás estudiantes de eden, y tiene razón, aunque no del todo.

- Bueno, hay de hecho, uno que otro sujeto fuerte en este lugar, pero hasta ahora no he enfrentado a ninguno que me haya podido vencer... la verdad a veces es tan aburrido, que en verdad podría explotar a alguien. -

En este caso no era en broma, aunque tal vez queen no se diera cuenta de ello, por ahora, vuelvo a tomar el cubierto con mi diestra, y continuo comiendo del platillo con nueva calma, mientras que el resto del restaurante empieza a irse con algo de prisa...

Por primera vez en toda la noche Accelerator había logrado provocar una expresión en la mercenaria, el verla reírse de aquella manera simplemente fue algo que no se esperaba, si bien no sentía, al igual que el resto, aquellos escalofríos bajando por su espalda, sus ojos se abrieron como única reacción, podía notar un sentimiento tan puro y primitivo saliendo de la otra que no podía evitar darle vueltas “¿Lo ha disfrutado?” aún estaba algo incrédula ella misma.

Aquella expresión duró menos de un segundo antes de que se recompusiera y volviera a comer de otro bocado del espagueti suspirando por la nariz con tranquilidad, después de este dio un bocado más. Podía ver como todo ser vivo en aquel lugar volteaba a verlos siendo que ya desde el principio cocineros y camareros ya estaban mirándolas con atención bajo serias sospechas. De ser otras clientes sin duda les hubieran pedido que mantuvieran voz baja sin embargo, estaba claro que no lo harían con ellas, carecían del carácter para hacerlo.

―Acabas de decir que no podías― sin embargo no dejaba de pensarlo, quería saber más de cómo o porque pensaba así, tal vez era el reflejo de un instinto de querer saber lo que la rodeaba, aquel instinto primitivo que le había permitido sobrevivir el tiempo suficiente como para encontrarse a la chica. ―Pero no me dijiste porque lo eres― se deshacía de sus dudas de una en una, era cierto que había otros sujetos fuertes, su competencia, sin embargo la mayoría, y casi todos los estudiantes, eran débiles, meras presas asustadizas para ella, incapaces de pensar más allá de sus propias vidas y al ver como un mero evento era alterado podían fácilmente verse superado por esto.

Bebió un trago más, esta vez fue un trago profundo, era cierto que podía decirse que la muchacha estaba comiendo demasiado. ―Está bastante bueno…― Fue como un pequeño interludio, casi había terminado con el jugo dulce así como con el plato dejando ahora solo la comparativa a un par de bocados, la miraba fijamente, analítica, casi como si la atravesara con un cuchillo a base únicamente de su mirada ¿Era odio lo que sentía? Pocas cosas más alejadas de la realidad, sentía curiosidad.

―Tú quieres matarlos a todos pero no puedes― repitió lo evidente como si no estuviera suficientemente claro. Por un momento se detuvo y en su mente se reprodujeron las imágenes de la muchacha tocando el pecho de uno de los sujetos y este elevándose por los aires. Aquello no era normal, hasta ella lo sabía, en todo caso por ser un empujón hubiera ido hacia atrás sin embargo fue hacia arriba, ella debía tener algo que la hiciera especial pero algo, alguna razón la forzaba a limitarse.

―¿Es divertido?― Finalmente preguntó como si el significado de la palabra le fuera total y completamente ajeno. No intentaba recriminarla, sería algo completamente hipócrita de su parte, aunque no lo sabía la estaba estudiando, como cuando hace con sus objetivos, vigilaba todas sus acciones y reacciones las cuales no eran muy sutiles, solo que con la diferencia de que en esta ocasión el objetivo no era única y simplemente asesinarla, el objetivo era desconocido y por primera vez estaba utilizando palabras, era esta misma utilización de palabras la que hizo que se quedara enganchada y pensara en abandonarla prontamente hasta haberse saciado.

La niña Queen demostraba tener una insaciable curiosidad digna de su edad aparente, una pregunta tras otra inundan mi cena, pero nada de eso importa mientras que pueda disfrutar de una buena charla, y aquella chica de extravagantes ojos y pequeño cuerpo me estaban brindando la mejor charla que he tenido con alguien en más tiempo del que quiero admitir.
La noche avanza y me veo provocada a responder cuanta pregunta ella me arroja, de forma que ante sus rápidas preguntas decido retenerlas en mi mente por un momento, hasta que ella se detenga, y entonces responderlas una por una, al esperar por ello ocupo mi boca comiendo más del espagueti enrollándolo delicadamente en el cubierto.

- Eres una niña bastante intensa, pero entiendo el sentimiento así que te diré un poco más, solo no andes filtrando el chiste a cualquiera… mi Padre, él es mi limitante, y eso se debe a que soy totalmente inútil contra él. Te diré también que soy especial porque me importa un comino todo este lugar, tan solo quiero lograr lo que me propongo, acabar con quien se mete en mi camino, y tal vez, ser reconocida como la mejor, aun no sé exactamente en qué, pero seré la más fuerte algún día… y, básicamente por eso es que por ahora me limito ante las reglas de este miserable lugar, me contengo para poder algún día hacer lo que me plazca…-

Realizo una pausa para darle otro trago a mi bebida, al observar el lado de la mesa de Queen puedo ver que pronto terminara con su comida, y aunque no estoy segura de que aún le quepa más en su estómago, pienso que por la velocidad con la que come, no le caería mal un segundo plato, mi sonrisa ha dejado de ser psicótica en este punto, pero no desaparece del todo, una señal de que me estoy divirtiendo, y lo más irónico de ello es que no me esperaba que todo terminase de esta forma al pensar en cómo había iniciado.

- ¿Divertido?... no bromees maldición, es tan aburrido que en ocasiones me pregunto por qué maldita razón sigo esperando, aunque claro, mi bastardo viejo no me permitiría simplemente convertirme en una vaga, no tengo ninguna dificultad en sobrellevar la escuela pero el sería el único en todo este lugar que realmente puede detenerme, una vez sea libre de la academia, podre tener más libertad, y seguramente mi viejo no me molestara tan seguido, el pensar en la libertad que obtendré al restringirme en estos momentos sí que puede llegar a divertirme, en ocasiones es pensar en ello lo que me saca de la desgraciada monotonía, por cosas como esa suelo andar en las calles a estas horas, me niego a volver a una casa vacía para morir de aburrimiento, entiendes?-

Al decir esto, vuelvo a reclinarme en la silla, cruzo la otra pierna provocando que mi falda se eleve por unos instantes con la fuerza que lo hago, pero no me podría importar menos que escorias que no tienen los huevos de al menos quedarse a ver piensen lo que quieran, más me interesa la chica frente a mí.

- ¿Y tú que dices Queen? Cuéntame algo más sobre ti, ¿quieres? ¿Qué hace una recién ascendida capitana de nave deambulando por las calles de esta asquerosa ciudad a estas horas? Seguramente no andabas buscando algún pobre diablo a quien robarle ¿o sí?...-

Esa pérdida de libertad, ese tipo de autocontrol en contra de su voluntad era un concepto que se le hacía algo confuso a la mercenaria. Realmente no era de comer mucho, simplemente la comida era muy buena en comparación a lo que solía comer en las tiendas de conveniencia, costumbre que había tomado desde el momento en el que llegó a Eden sin un solo crédito en sus bolsillos.

Pero si pudo entender una cosa muy simple. “Su padre es más fuerte que ella” pensó y era que para limitar a alguien que había demostrado poder haber volar a alguien por los aires realmente tendría que ser mejor que aquellos oficiales inútiles que alguna vez habrían intentado atraparla, un esfuerzo que solía resultar vano a los pocos minutos si era que aquello no terminaba en una masacre. Por supuesto, la idea no era ir y atacar a su padre tan solo para confirmar esa teoría, no, aún tenía instinto de supervivencia, o al menos el suficiente como para saber que no debía meterse en batallas complicadas.

―Estaba comiendo cuando esos tipos llegaron― fue su respuesta más directa, de hecho, era la única que tenía en su cabeza al ser la verdad. Terminó finalmente con su pasta, al menos había evitado que se enfriara y aclaró su garganta con otro trago del jugo, sin saberlo en realidad estaba haciendo tiempo, esa pregunta había golpeado en una parte que ni siquiera conocía, una parte del rompecabezas que no poseía a pesar de que era el de sí misma.

―Por dinero― respondió finalmente tras aquella corta pausa, uniendo los puntos de lo que había estado haciendo hasta ahora y lo que probablemente estaría haciendo por un largo tiempo una vez terminada aquella entretenida conversación. ¿Qué más podía contarle de ella? Si la otra estaba de buen humor para responder todas las preguntas hechas por la mercenaria lo mismo se aplicaba a Eve de cierta manera, recordó varias cosas.

―Esta es la ciudad más rica que he visto― y eso era no era solo decir la verdad sino que confesar una realidad. Con sus altos y bajos en realidad Eden era la joya consentida de la organización de planetas, tenía los mejores tratos, facilidad para prácticamente cualquier cosa y las mejores defensas en todo sentido ¿Por qué ese pequeño proyecto era tan especial? ¿Por qué a las reglas que prohibían a los no humanoides a entrar? No era como que ella conociera alguna de estas cosas, no, su pensamiento estaba limitado a su campo de visión, tal vez por eso podía pensarse que era tan curiosa, poco a poco su percepción crecía como la primera vez que miraba un motor.

Miraba la conexión de combustible y seguía los cables con la mirada, comprendía que hacía cada uno, cuales podía cortar para hacerlo mejorar (al menos temporalmente) y finalmente jugaba con su cuchillo deshaciéndose de aquellas conexiones dañadas o inútiles. Era como una metáfora de la sociedad, especialmente la de Eden. Algo había estado llamándole la atención desde que la otra lo dijo.

―¿Por qué ser la mejor?― tomando en cuenta que la única razón por la que es ahora una “capitana” es por una vendetta personal, un descuido de su captor, un fallo en la “educación” que se le dio, dándole la falsa sensación de que la chaqueta que ahora portaba le daba la autoridad de decidir quien vivía, quien moría y que cuello degollar, que fue lo que hizo al momento de “reemplazarlo”. ―¿Quién es el "mejor"? Deberías poder matarlo―